Israel: 450.000 indignados claman por la justicia social

Hitorica protesta en Tel Aviv

La estrategia del Gobierno era esperar que el tiempo y el conflicto con Palestina disolviera este movimiento. El apoyo ciudadano activo ha dado al traste con este plan e impone el debate sobre cambios sociales

Israel clama or la justicia social. Más de 450.000 personas baten todos los records de movilización ciudadana en el en el Estado de Israel. En 20 ciudades dieron un paso más en la conocida como protesta por la vivienda. Todo comenzó cuando una joven que se había quedado sin casa y no podía permitirse otra, Esta acampó en el Bulevar Rothschild, algo así como la Castellana de Tel Aviv, en señal de protesta. Tras unas horas donde la red, literalmente, ardió, el ejemplo cundió. Hoy son miles los indignados que acampan en el lujoso Bulevar y en las ciudades más importantes. Los indignados israelitas, que cuentan con el apoyo de las minorías de origen palestino, y de más del 80% de todos los ciudadanos, exigen justicia social; pero en concreto se enfrentan a un desorbitado precio de la vivienda (en un país donde todo el suelo pertenece a una organización púbica vinculada al Estado). Se enfrentan a los desorbitados precios de los productos básicos de la alimentación, agua, electricidad, etc; a las privatizaciones masivas en sanidad y educación. La primera manifestación fue el 23 de julio; tras esta vino la del 6 de agosto batiendo ya entonces el record de movilización del país con 300.000 asistentes. Por entonces la estrategia del gobierno fue esperar a que el tiempo y el conflicto con Palestina diluyeran las protestas. Este fin de semana la ciudadanía ha vuelto a avanzar aumentando en 150.000 los manifestantes de su anterior marca. Destacaron Tel Aviv con 150.000 manifestantes, y con 50.000 personas, Jerusalén. Pero en las 18 restantes ciudades también fueron días históricos. El día antes a las movilizaciones el Gobierno intento restringir el servicio de metro y tren, lo que fue impedido por el poder judicial, para boicotear la marcha. Un día después Netanyahu tuvo que comprometerse que trabajará sobre las reivindicaciones de los Indignados. Netanyahu, aunque se comprometió a trabajar y estudiar sobre estas reivindicaciones, planteó que lo imprescindible es una económia sana y no como la de algunos paises de Europa. Lo cual, en realidad, no responde al fondo de la cuestión en un pais con un crecimiento del 6% anual y una capital entre las 15 ciudades más caras del mundo Hoy se debaten entre levantar los campamentos o continuarlos, lo que está claro es que la movilización y unidad popular van en aumento. Como declaraba un estudiante "un nuevo Israel, no más dócil frente al poder, sino determinado a luchar por sus propios derechos".

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