¿Hay un complot contra España?

«La imagen de la economí­a española que se refleja en el extranjero, especialmente en el mundo anglosajón, levanta ampollas desde finales de 2009. A la pérdida de protagonismo con el cambio jerárquico de la UE se unieron varias meteduras de pata del Gobierno. Las crí­ticas empezaron a rodar y le estallaron a Zapatero en Davos. A lo que se ha unido la errática presentación a Bruselas de la propuesta de reforma de las pensiones».

El roblema real para los inversores extranjeros es que no ven voluntad de cambio; el Gobierno ha tardado demasiado en enfrentarse a la verdadera dimensión de los problemas, los sindicatos están dispuestos a morir con las botas puestas y prefieren dejar que el Estado del bienestar español retroceda 20 años antes que renunciar a nada, y el PP en esto de las reformas a veces parece más el Frente Popular (pensiones, deducción de hipotecas, etc.) que un partido liberal. El diario más leído de Europa, Bild Zeitung, escribía que "los piigs (Portugal, Irlanda, Italia Grecia y España) deben a los bancos alemanes 535.000 millones". Se ha señalado que Deutsche Bank es la entidad más expuesta a la deuda española. (EXPANSIÓN) ABC.- Sin embargo, esta comisión puede que sea relevante a otros efectos, porque es verosímil que haya sido una reestructuración encubierta del Gobierno, una crisis sin ceses. La ausencia de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, responsable de la coordinación ministerial, es todo un síntoma de fin de ciclo en el Ejecutivo, lo mismo que el progresivo protagonismo de José Blanco y el descarte de Celestino Corbacho, ministro de Trabajo, a quien se le supone que algo tendría que decir en una comisión pensada para, entre otras cosas, combatir el paro. Opinión. Expansión De la leyenda negra a la conspiración; ¿hay un complot contra España? La imagen de la economía española que se refleja en el extranjero, especialmente en el mundo anglosajón, levanta ampollas desde finales de 2009. La Presidencia de la Unión Europea no empezó con buen pie. A la pérdida de protagonismo con el cambio jerárquico de la UE se unieron varias meteduras de pata del Gobierno, en primer lugar, la propuesta de sanciones a los Estados que incumplan los objetivos económicos cuando España tiene la tasa de paro más elevada de la Unión. Las críticas empezaron a rodar y le estallaron a Zapatero en Davos, donde aceptó formar parte de un panel con Letonia y Grecia, país al que se asimiló. La conjunción planetaria que auguraba Leire Pajín queda fuera del imaginario español y extranjero. A lo que se ha unido la errática presentación a Bruselas de la propuesta de reforma de las pensiones. Las críticas de los medios extranjeros, sobe todo, británicos, arreciaban y José Blanco y otros miembros del Gobierno denunciaron una conspiración contra España. El equipo económico emprendió una gira para lavar su imagen en la que visitó la sede de Financial Times y a inversores británicos, franceses, norteamericanos y asiáticos. Y el Ejecutivo español ordenó al CNI investigar si la máxima a río revuelto, ganancia de especuladores y hedge funds estaba propiciando los ataques en los mercados. ¿Hay conspiración o es una paranoia del Gobierno? ¿Acecha la leyenda negra a la economía española? Enmendando la plana a Pajín, Le Monde ha sugerido que una conjunción astral negativa pende sobre España. El debate viene de antaño. A fin de cuentas, en el mundo anglosajón se engloba a los países con problemas del euro bajo el apelativo de los PIGS. Un colaborador de varios medios extranjeros que vive en Madrid desde hace veinte años constata que, de unos meses a esta parte, no puede vender una noticia sobre España "que no tenga un tono muy alarmista". Por mucho que intente "matizar" esta percepción, "las redacciones de Londres no se mueven un centímetro de sus opiniones", se lamenta. Y le llama la atención que "son mucho más contundentes los titulares que los textos". Esto se ha agudizado en las últimas semanas pero, apunta que, en cierto modo, "es así desde siempre". En esta línea, un experto en Asuntos Exteriores estima que "España ha sido excluida del liderazgo en asuntos prioritarios en Europa. Y quien mueve la opinión pública son los medios". A su juicio, "algunos no han digerido bien en Reino Unido la pujanza de Santander". Sin embargo, matiza: "La crisis que vivimos en una crisis de credibilidad. Y el gran problema español es que el Gobierno no hace nada para arreglar las cosas". Así lo cree Luis Garicano, profesor del London School of Economics, en el blog nadaesgratis.es: "La confianza de los consumidores españoles está en franca recuperación. Por el contrario, los medios sajones están preocupadísimos. El sorprendente consenso en Madrid: están celosos, no nos entienden, nos tienen envidia. Es la pérfida Albión, una vez más, la leyenda negra. Pues bien, me temo que no hay conspiración". Garicano detalla que "el problema real para los inversores extranjeros es que no ven voluntad de cambio; el Gobierno ha tardado demasiado en enfrentarse a la verdadera dimensión de los problemas, los sindicatos están dispuestos a morir con las botas puestas y prefieren dejar que el Estado del bienestar español retroceda 20 años antes que renunciar a nada, y el PP en esto de las reformas a veces parece más el Frente Popular (pensiones, deducción de hipotecas, etc.) que un partido liberal". Efecto negativo Pero la crítica percepción de la economía española en Reino Unido ha empezado a tener un efecto muy negativo. En la City, el temor a un posible contagio repercute en la prima de riesgo de la deuda pública española. "Creemos que España es una mayor preocupación que Grecia por su significativo endeudamiento, su elevado déficit exterior y su vivienda sobrevalorada", dice Jagdeep Kalsi, analista de Credit Suisse. "Es absurdo hablar de una conspiración", dice Daniel Brennan, miembro de la Cámara de los Lores y presidente del Comité de Asuntos Legales del Parlamento británico. "Los mercados sabrán apreciar cuando el Gobierno español logre contener el déficit". Los corresponsales de los principales medios económicos anglosajones niegan la mayor. Y recuerdan, como Paul Krugman, que España preocupa porque es una economía lo suficientemente grande para hundir a la eurozona, lo que no ocurre con Grecia o Portugal. Victor Mallet, corresponsal de Financial Times en Madrid, cree que "la prensa británica trata a España como a otros. Lo que sí hay es mucha sensibilidad en España sobre lo que se escribe en la prensa extranjera. La anglosajona siempre es muy dura, quizás en España no están acostumbrados. A esto se une que los españoles no comprenden que los mercados pueden ser injustos, pero que cambian de opinión muy rápido". Jonathan House, corresponsal de Dow Jones Newswires y The Wall Street Journal en Madrid, cuenta que "el periódico se contagió de la nomenclatura pig, pero una modificación de estilo lo prohíbe, aunque todavía no se ha implementado del todo". También lo han prohibido FT o Barclays Capital. Desde The Economist se rechaza "cualquier relación con el nacionalismo de las críticas". Apuntan que también han sido intensas con Gordon Brown. Con prohibición o sin ella, el debate que lleva entre manos la prensa anglosajona sobre los pigs no es de relieve en Bruselas. Ya cuando se iniciaban los debates para la creación de la Unión Económica y Monetaria, en 1995, España y los países del Mediterráneo fueron bautizados por el mundo económico alemán como el club Med, en alusión a un club de vacaciones, para subrayar que eran poco de fiar. Después, España fue escogida en 1998 como uno de los socios fundadores de la zona euro. Y empezó a tener unos resultados económicos superiores a ésta. Es por ello que la prensa alemana se suele diferenciar la situación de España. Handelsblatt se refería como "auténtica sátira" el "tour a Londres que tuvo que realizar Salgado": "El país que hasta hace poco era tomado como alumno modelo de la eurozona tiene que realizar ahora un viaje de humillación ante los que causaron la crisis". El Financial Times Deutschland (independiente del británico) manifestaba que "no ha conseguido tranquilizar a los mercados". El diario más leído de Europa, Bild Zeitung, escribía que "los piigs (Portugal, Irlanda, Italia Grecia y España) deben a los bancos alemanes 535.000 millones". Se ha señalado que Deutsche Bank es la entidad más expuesta a la deuda española. Italia se considera al margen de los pigs, pero los mercados opinan lo contrario. Según la voce.info, el caso italiano es menos grave por lo que afecta el déficit publico (un 4,9% en 2009, a nivel de Alemania), la deuda extranjera, la reservas y el cambio real. Sin embargo, Robert Mundell, premio Nobel y padre académico del euro estima que "es la mayor amenaza para la eurozona" por su alto nivel de deuda. Distintos medios anglosajones han acuñado o recogido un término peor que pigs y ya más extenso: stupid (España, Turquía, Reino Unido, Portugal, Italia y Dubai). Se trata de un término que empieza a escucharse para referirse a las economías que pueden sufrir si se produce el colapso griego y que también incluye a la pérfida Albión. Tras la pasividad y la paranoia, hay que actuar" El último número de The Economist titula uno de sus editoriales "El zapping de Zapatero" y cree que "le ha llegado la hora de ejercitar su liderazgo después de la indecisión y la paranoia". Se mofa de la "conspiración de la prensa anglosajona" que denuncia el Gobierno español y le insta a "madurar". Admite que "España no es Grecia", pero recuerda los puntos negros de la economía española. Coincide Financial Times en la indecisión, "uno de los distintivos de los gobiernos del sur de Europa". Pero, a su juicio, "en España con una economía que cuadruplica a la griega se gesta un drama mayor". "Uno de los Estados más endeudados" España, que estaba considerada como un caso de éxito dentro de la zona euro, es ahora el paradigma de los peligros de una excesiva dependencia de la construcción para la prensa de EEUU. Este cambio se ha acentuado después del caso de Grecia. España se identifica como uno de los estados más "profundamente endeudados de la eurozona" (Wall Street Journal). El país recibe, generalmente, un mejor tratamiento que el resto de pigs, colectivo del que se suele mofar la prensa estadounidense y que el WSJ llamó "club innoble". "Apoyar a España superaría a Alemania y Francia" El economista jefe de Deustsche Bank, Thomas Mayer, advertía en una entrevista a Handelsblatt de que "si tuviéramos que apoyar a España, eso superaría a Alemania y a Francia". Pero consideraba que "España juega en otra liga que Grecia y Portugal", porque hasta la llegada de la crisis "llevó una política fiscal limpia"; el endeudamiento de las administraciones públicas "está por debajo del alemán"; y ha tenido una supervisión financiera "que ha mantenido a la mayoría de los bancos fuera de peligro". Pero el mismo periódico resaltaba el domingo que la crisis inmobiliaria en España "está lejos de superarse". Recelos de los políticos A puerta cerrada Es muy ilustrativo lo que determinados políticos dicen a puerta cerrada. En un comité del Parlamento sobre la Presidencia española de la UE, el nuevo ministro de Asuntos Exteriores alemán, el liberal (FDP) Guido Westerwelle, dijo: "Desgraciadamente la discusión no se centra sólo en Grecia. […] Nosotros venimos de la cultura de estabilidad del marco, pero otros países, también grandes países, con los que estamos unidos desde hace décadas, tienen otra cultura monetaria. No entienden todavía hoy que queremos una política monetaria independiente". EXPANSIÓN. 19-2-2010 Editorial. ABC Una crisis con forma de comisión DESPEJADOS los primeros ecos del debate parlamentario, queda a la vista la inanidad de la principal propuesta de Rodríguez Zapatero ante el Congreso: crear una comisión interministerial. La tal comisión, que tiene dos meses para negociar con los partidos políticos, es una ampliación de la red de gestos que el Gobierno está tejiendo desde que comenzó la crisis para aplicar el principio de la peonza, es decir, movimiento sin desplazamiento. Aún no había terminado la ronda de reuniones convocadas por el PSOE con los grupos parlamentarios cuando el presidente del Gobierno anunció la puesta en marcha de otro proceso negociador. Esta política de ofrecimientos huecos es lo que explica la falta de acciones efectivas contra la crisis, habiéndose limitado el Gobierno a aprobar medidas meramente paliativas y de corto plazo, causantes de un temible déficit público y que, cuando cesen -ayudas al automóvil, plan de obras locales-, difícilmente van a ser sustituidas por actividades productivas desvinculadas de los fondos públicos. Aun en el mejor de los casos, que sería que la mesa integrada por Elena Salgado, José Blanco y Miguel Sebastián lograra algunos acuerdos con otras fuerzas políticas, las nuevas medidas no se harán sentir hasta dentro de varios meses. Zapatero ha burocratizado innecesariamente la supuesta gestión de un pacto contra la crisis, garantizándose un tiempo muerto de entretenimiento a los grupos parlamentarios y una coartada para seguir acusando al PP de deslealtad. No hay motivo para extrañarse de que España sea el único país del G-20 aún en recesión y con la tasa de paro más alta de las grandes economías si la gran apuesta del Gobierno es una comisión instrumentada como un señuelo para ganar tiempo. Sin embargo, esta comisión puede que sea relevante a otros efectos, porque es verosímil que haya sido una reestructuración encubierta del Gobierno, una crisis sin ceses. La ausencia de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, responsable de la coordinación ministerial, es todo un síntoma de fin de ciclo en el Ejecutivo, lo mismo que el progresivo protagonismo de José Blanco y el descarte de Celestino Corbacho, ministro de Trabajo, a quien se le supone que algo tendría que decir en una comisión pensada para, entre otras cosas, combatir el paro. En todo caso, anticipe o no una crisis en sentido estricto -inevitable cuando acabe la presidencia europea-, esta comisión, por la forma en que se ha creado, refleja la urgente necesidad de Zapatero de aparentar iniciativas, aunque sean virtuales. ABC. 19-2-2010

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