La dimisión de Cristina Cifuentes

Hasta que llegó su hora

“Doy el paso atrás para que la izquierda no gobierne”, reconocía Cristina Cifuentes en la rueda de prensa en la que anunciaba su dimisión como presidenta de la Comunidad de Madrid ante los medios. Un video de supermercado apuntilló en horas lo que no habían conseguido 35 días de escándalo por el máster fraudulento.

La resistencia de Cifuentes a dejar la presidencia del gobierno de Madrid estaba convirtiendo en un peligro real la posibilidad de que la moción de censura presentada por el PSOE con apoyo de Podemos acabara con el gobierno del PP en Madrid, ante las advertencias de Ciudadanos de abstenerse y dejar que la candidatura de Ángel Gabilondo, PSOE, saliera adelante.

La cadena del máster parecía interminable: un trabajo de máster que no aparece, el acta del fin de máster falsificada, la Fiscalía que decide abrir investigaciones mientras la Universidad Rey Juan Carlos está cada vez más en entredicho…Hasta que alguien decidió que había llegado la hora final de Cifuentes.

Alguien tomó la decisión de quitarla de en medio desempolvando un vídeo que llevaba siete años esperando en algún oscuro rincón de un cajón -donde se guardan los dossieres y vídeos de último recurso- de algún ramal de las cloacas políticas o policiales del Estado.

Y Okdiario, el digital dirigido por Eduardo Inda, fue el medio elegido para llevar a cabo el trabajo más sucio y poner el video en circulación la madrugada del pasado 25 de abril. En el video se ve a la expresidenta de la Comunidad de Madrid retenida en un cuarto por haber hurtado dos botes de crema en un supermercado en 2011, cuando era delegada del gobierno de Madrid.

Nada de lo que ha pasado en las seis semanas que van desde que se destapa el caso máster hasta que sale el video del supermercado es casual. ¿Con qué objetivos se ha puesto en marcha esta operación? Aún es pronto para conocerlos y ver sus consecuencias. Pero sí hay algunas claves de la situación que nos permiten comprender, al menos, parte de lo que está pasando.En primer lugar la inestabilidad del modelo político, todavía en construcción tras la quiebra del bipartidismo. Es lo que permite no sólo que se pongan en marcha este tipo de operaciones, sino que se conviertan en auténticas sacudidas, en este caso con epicentro en el Partido Popular.

Pero si el video de las cloacas ha podido actuar es porque hay una realidad, la del PP de Madrid que en más de 23 años de gobierno se ha convertido en un cenagal de corrupción, con una burguesía burocrática gestada al amparo del poder autonómico y municipal y amamantada con el saqueo de los enormes recursos económicos públicos que la capital y la comunidad generan. Un partido que que tiene a tres presidentes autonómicos imputados por corrupción, y a Cifuentes hundida por sus propias mentiras y corruptelas.

Una segunda clave está en la consecuencia inmediata del video con el que han apuntillado a Cifuentes: desactivar la posibilidad de un gobierno de progreso encabezado por Ángel Gabilondo, con los 64 diputados que suman PSOE y Podemos y la abstención de Ciudadanos, si no dimitía Cifuentes abriendo paso a un candidato del PP “limpio de corrupción”.

Una posibilidad que, al menos a día de hoy, no estará cerrada del todo hasta que el PP encuentre ese candidato “limpio”, sobre todo tras la imputación por corrupción de otro expresidente de Madrid del PP, Alberto Ruíz Gallardón.

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