El pensamiento más avanzado al alcance de la mayorí­a

Harina Candeal

Siguiendo el espí­ritu y la lí­nea de los Ateneos XXI, desde estas páginas seguimos ofreciendo lo mejor del pensamiento y la cultura al alcance de la mayorí­a. Un trabajo de siembra, recogida y trilla de la cultura y las tradiciones populares en intercambio con los nódulos más avanzados del pensamiento.

Juan Marsé, Juan Goytisolo, Vittorio Storaro, Antonio Lóez y Tony Kushner son sólo algunos ejemplos que les ofrecemos en esta edición especial como botón de muestra, no sólo del trabajo del último año o de una línea mantenida durante ocho años desde estas páginas y entre las paredes de los Ateneos, sino como ejemplo de punto de partida de lo que esperamos ofrecer los próximos doce meses. Juan Marsé Aunque la obra de Juan Marsé es muy prolífica y diversa, tiene muchas idas y venidas, más de un sentido y muchas bifurcaciones, sin embargo su centro ineludible es, y creo que será siempre, “Últimas tardes con Teresa”, novela emblemática, en la que el escritor barcelonés aúna ejemplarmente el ejercicio de la memoria con el vuelo de la imaginación, el trabajo de orfebrería sobre el lenguaje con una perfecta arquitectura narrativa, y en la que logra poner en pie uno de esos elementos que hacen indestructible una literatura: un personaje literario tan vivo y perenne que hace indiscernible la ficción de la realidad, el “famoso” Pijoaparte, emblema de una realidad mestiza a la que Barcelona ya no podrá escapar sin traicionarse a sí misma. Premio Cervantes 2008, su prodigiosa obra narrativa, que es uno de los mayores tesoros de la literatura española contemporánea, es la que la ha hecho merecedor de figurar, desde hoy en adelante, en compañía de Onetti, Borges, Vargas Llosa o Sánchez Ferlosio: “Un novelista o es memoria o no es nada. En cualquier caso todas esas historias tienen que ver con mi infancia o mi adolescencia y siempre he pensado y dicho que la infancia y la adolescencia de un escritor son muy importantes en su vida. Entre otras cosas, marcan la personalidad del escritor en cuestión y marcan las líneas maestras de toda su obra. A mí me tocó esa época, mi infancia y adolescencia tuvo lugar en los años 40 y 50. El destino quiso que fuera así. Pero yo no trabajo a la manera del historiador o del sociólogo, y mucho menos del político. La mía es la memoria de un chaval en un barrio determinado de Barcelona y en unos años muy concretos, una memoria muy vinculada a la imaginación y los sueños”. (Extracto de la entrevista para Foros21) Juan Goytisolo Juan Goytisolo (Barcelona, 1931) es sin duda el más heterodoxo de los escritores españoles y uno de los más intempestivos. Pero, curiosamente, esa heterodoxia y esa intempestividad tienen la rara virtud de que sus ensayos y sus relatos sean a veces tan necesarios y tan oportunos (o más necesarios y más oportunos) que aquellos que se escriben bajo la presión y los requerimientos de la actualidad. Y es que Goytisolo conserva intacto su instinto literario y esa rara virtud del verdadero escritor de ir a la caza de la verdad, por oculta, olvidada o extraña que sea. Extracto de la entrevista publicada con motivo de la edición de “Genet en el Raval”: “Genet desde joven asumió todo lo que repugna al orden establecido, la homosexualidad, la traición, el odio a la patria… más tarde esta rebeldía, que aparece en “Diario de un ladrón”, se trasladó al terreno político. Yo lo frecuenté mucho durante un periodo de veinte años, y para él, por ejemplo, Mayo del 68 significó una ruptura con el orden de De Gaulle y sus sucesores, como Giscard D’Estaing, que le llevó a dirigirse a los estudiantes en la Soborna, a participar en las manifestaciones en favor de los inmigrantes. […] Sin duda, Genet es una influencia más ética que literaria, aunque en “Juan sin tierra” hay una manifiesta influencia de Genet. En lo demás fue su independencia frente a la sociedad literaria lo que me impresionó más. Por otra parte él tenía una idea muy clara de la distinción entre texto literario y producto editorial, y decía que cuando uno escribe una novela sabiendo el principio y conociendo el final, esto no es una aventura literaria, la aventura del lector al entrar en un terreno nuevo, desconocido, es más un trayecto en autobús. La mayoría de novelas que se publican son meramente un trayecto en autobús”. Vittorio Storaro Vittorio Storaro es uno de los mayores genios de la fotografía, un sabio de la luz y del color sobre la paleta cinematográfica. Su trabajo se encuadra en algunas de las mejores obras de la historia del cine: Novecento, El último tango en París, El último emperador, Apocalypse Now… con motivo del Festival de cine de Valladolid (Seminci) y el homenaje que se rindió a su amigo y colaborador Carlos Saura, pudimos ofrecer a nuestros lectores algunos trazos de sabiduría visual: “Yo he trabajado mucho el color: con Bernardo Bertolucci trabajé las relaciones entre el contraste, el conflicto, la armonía, la luz y la sombra. Después de “Apocalypse nnow” decidí volver a ser estudiante, pues no conocía la simbología de los colores […] los colores son energía, una energía visible que nosotros llamamos rojo o amarillo, pero son energía. El color entonces modifica el metabolismo, modifica la presión de la sangre y por tanto la emoción. Utilizando un color otro puedo alterar las sensaciones de la parte emocional del espectador; puedes trabajar una película con una visión fisiología. […] Cuando Coppola me propuso hacer “Apocalypse Now” yo no lo tenía muy claro, porque Vietnam no formaba parte de mi vida. Coppola me insistió en que Apocalypse Now no era una película bélica, no era una película sobre Vietnam sino sobre la civilización. Leyendo “El Corazón de las Tinieblas“ de Conrad entendí a lo que Coppola se refería, mostrar la violencia que ha hecho posible toda civilización, toda cultura, desde los romanos a los españoles, los portugueses, ingleses o americanos. […] No hay acto civilizatorio sin violencia, sin destrucción, igual que no hay consciente sin inconsciente, lo que se muestra y lo que se oculta. Cada instante representa los dos aspectos.” Antonio López Con motivo de la entrevista a Vittorio Storaro, desde la redacción del Foros21 decidimos proponerle a uno de los mejores artistas del mundo, Antonio López, un amigo con el que hemos contado en varias ocasiones en los Ateneos XXI, una colaboración que elevara el reportaje de “Maestros de la luz” hasta su punto más alto, introduciendo el realismo y el arte español, que al mismo tiempo, han sido una escuela para Storaro: “Caravaggio sacó la pintura del carril donde estaba, cambió los temas y el lenguaje hasta donde podía cambiarse abriendo el camino al peso, al carácter y al interés por la realidad. Caravaggio inspiró toda la pintura europea del s. XVII. Está Caravaggio y está el arte español. Tenemos una gran capacidad de sentir y observar lo cotidiano que diferencia al español, que lo diferencia en todo. Una mirada intensa, muy física. Si bien la pintura española está muy influenciada por la pintura italiana, por Caravaggio, por Tiziano, por la escuela veneciana, el español tiene una gran sensibilidad para conectar con el mundo real. El español siente mucho lo físico. A través de la presencia física misma de las cosas, de la materia, insufla, da forma, contenido a su mundo espiritual. La misma pintura de Zurbarán combina esos dos elementos, la potencia física, la plasticidad de las cosas reales, y una fuerza espiritual muy fuerte. Esa es la característica principal del gran arte español. ¿Qué relación hay entre Velázquez, Goya y Picasso? […] la expresión de algo muy grave, muy serio, muy austero, muy potente, una austeridad que ha desaparecido estos años aparentemente, y una disposición para leer el mundo real que a mí me parece lo más interesante, como “El Quijote” o “El Lazarillo de Tormes”: la huella de la mirada”. Tony Kushner “Eslavos” de Tony Kushner contribuyó, desde los escenarios, a desbrozar a hierro candente la subversión sembrada sobre el acontecimiento más decisivo del siglo XX: la transformación de la primera experiencia de un país socialista en una potencia socialfascista y socialimperialista. Sintetizando “el rechazo incondicional al secuestro de la voluntad y la energía de un pueblo en nombre de nada ni de nadie, sea el Estado, el Partido, la bandera roja, el Socialismo…”, a través de la oposición entre “el corazón y la cabeza”. Sin duda alguna, la publicación de esta entrevista supone uno de los principales bombazos editoriales del año en España. Una entrevista exclusiva para Foros21 de la que todavía queda por publicar una parte sustancial y que ofreceremos a nuestros lectores en el año que entra: “Creo que en muchas de mis obras se trata de que la gente del mundo occidental sienta la necesidad de teoría, porque sin ella es muy difícil planear una dirección, guiar tus propias acciones con un sentido del significado de la vida y de la historia. Por ejemplo, el pueblo de la Unión Soviética y del bloque socialista para todo el mundo en la segunda parte del siglo XX era un mundo sin una estética marxista clara; todo lo que aparece en Eslavos muestra eso, son las preguntas que plantea “el bolchevique más viejo del mundo”. […] La carencia de una teoría, la carencia de un principio regulador o la ambición que se puede expresar han llevado a la situación de Rusia: hay un desorden terrible que la gente intenta evitar. Falta un sentido de la orientación y hay un sentimiento profundamente deprimente de una oportunidad perdida. […] Cuando presentas una obra, te das cuenta enseguida de la rapidez que tiene el público como grupo: entienden rápidamente lo que estás intentando hacer y lo siguen. Es muy difícil seguirles; es como correr al lado de un guepardo muy rápido, vas quedándote atrás. Tengo la opinión de que las personas son más inteligentes cuando piensan en conjunto; una de las mayores alegrías de estar en un teatro es que la gente focaliza su atención de un modo maravilloso, de forma que te das cuenta de lo que los demás están experimentando en ese momento.”

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