Dick Cheney afirma que "Obama eleva el riesgo de sufrir otro atentado"

Halcón: peligro

En una entrevista con la CNN, el que hasta hace dos meses era vicepresidente de EEUU, Dick Cheney, ha arremetido contra la polí­tica de la nueva administración. Reafirmándose en las decisiones del gabinete anterior -de las que él fue uno de los principales artí­fices, merced al carácter «virtual» del presidente Bush-, Cheney ha dicho que con su polí­tica el presidente Barack Obama eleva el peligro de que ocurra otro atentado similar al 11-S en EEUU. Vista la implicación de la Casa Blanca y los aparatos de Estado norteamericanos en el propio ataque a las torres gemelas -implicación nunca suficientemente esclarecida, pero que obligó a miembros de la administración como la secretaria de Estado a responder ante el Congreso- cabe preguntarse si Cheney ha lanzado un reproche o una amenaza.

En su rimera entrevista tras su cese como vicepresidente, Dick Cheney se despachó a gusto contra todos los cambios –muchos de ellos de 180º- que el nuevo presidente ha introducido respecto a la política del gobierno Bush. Cheney defendió ardorosamente la línea internacional seguida por su gobierno, y en particular la guerra de Irak. No encontraron armas de destrucción masiva en Irak y después de proclamar “misión cumplida”, la guerra ha sido mucho más sangrienta, larga y costosa que lo previsto, pero eso a Cheney no parece importarle, y consideró que la invasión "fue absolutamente la acción correcta", y que Estados Unidos ha logrado "todo" lo que se propuso en Irak. "Hemos tenido éxito en la creación de un Irak gobernado democráticamente en el corazón de Oriente Medio", señaló el ex –vicepresidente.También habló alto y claro acerca de los cambios en la política de “seguridad nacional” de Obama. Cheney declaró que la política de detención y de interrogatorios a detenidos aprobado por su gobierno en la “Patriot Act” fue "absolutamente esencial" para prevenir más atentados como el 11-S. "Creo que es una gran historia de éxito. Fue hecho legalmente, de acuerdo con nuestras prácticas y principios constitucionales", declaró Cheney sin pestañear ante las cámaras. Cheney criticó que Obama revisara esas medidas o que haya declarado que las asfixias simuladas a las que la CIA sometió a algunos detenidos fueron actos de tortura. "El presidente Obama hizo campaña por el país contra todo eso y ahora está tomando decisiones que, en mi opinión, elevarán el riesgo de otro atentado", dijo el ex-vicepresidente, que insistió en que la administración Bush tomó la decisión "crucial" y necesaria tras el 11-S. “EEUU estaba en guerra. No era un problema policial".El problema es quién declaró la guerra, quién la diseñó la planificó y la llevó a cabo. Años antes del brutal atentado contra las Torres Gemelas, el grupo ideológico y político llamado “Proyecto para un Nuevo Siglo Americano” (PNAC en inglés), del que formaban parte los que luego serían los más destacados halcones de la Casa Blanca–Cheney, Rumsfeld, Wolfwowitz- advertía de las amenazas estratégicas para el dominio norteamericano e indicaba la necesidad de imponer –usando la enorme ventaja de fuerza militar- un nuevo orden mundial que garantizara la hegemonía de EEUU para las próximas décadas. El PNAC diagnosticaba sin embargo un importante obstáculo para lanzar un línea militarista, de “guerras preventivas”: una sociedad norteamericana instalada en la autocomplacencia y el hedonismo, poco o nada dispuesta a sacrificar su comodidad por las aventuras militares del Imperio. La misma contradicción a la que EEUU se enfrentado históricamente cada vez que el Imperio necesita secuestrar a la Democracia y encuadrar por el miedo a toda la población en la maquina de guerra imperialista.Y el informe del PNAC señalaba la solución. Era necesario un acontecimiento catastrófico, que actuara a modo de catarsis para la sociedad norteamericana, como “un nuevo Pearl Harbour”, decía expresamente el informe. Sí, un oportuno “autoataque” -consentido, inducido o provocado- como Pearl Harbour, como el Golfo de Tomkin, como El Álamo, como el Maine, que arrastrara y encuadrara al pueblo estadounidense tras el tanque del US Army. Si el 11-S no disponíamos de datos, sólo de la Historia, para afirmar que el atentado contra el World Trade Center fue un autoataque consentido para imponer por la fuerza de los hechos una línea terrorista que violara la legalidad internacional, estableciera el “o conmigo o contra mi” y una relación de vasallaje a sus aliados y permitiera invadir en dos años Afganistán e Irak, hoy tenemos a mano abundantes indicios. Podemos encontrar en las hemerotecas de cualquier periódico –incluidos los norteamericanos- como la CIA y el FBI paralizó poco antes del 11-S las investigaciones que apuntaban directamente a la criminal trama.Por eso resultan especialmente inquietantes las palabras de alguien tan tenebroso como Dick Cheney, auténtico timonel del Despacho Oval durante la administración más aventurera, belicista e incendiaria que ha tenido EEUU.

Deja una respuesta