El Observatorio

Guiño a la India

Las relaciones entre el poder polí­tico norteamericano y Hollywood son una historia con tantos capí­tulos que más que una enciclopedia podrí­an rellenar una biblioteca entera. Y son, además, relaciones de todo tipo; desde filmes planificados a dos manos entre el Departamento de Estado y las «majors» para respaldar una guerra o una invasión, hasta la elección de famosos actores de Hollywood como presidentes del paí­s (Ronald Reagan) o gobernadores de un Estado (Schwazenager en California). A nadie se le oculta que el apoyo de Hollywood ha resultado decisivo para la elección de Obama y el repudio de la mayorí­a de la sociedad norteamericana a la polí­tica y a la presidencia de Bush.

En ausencia de una elícula indiscutible o incluso de uno o dos films de mediana factura que permitieran salvar el honor de una industria desfalleciente y con el talento menguante, Hollywood decidió la noche pasada cumplir un deber patriótico y allanarle la alfombra a Obama y Hillary Clinton para que resulte más sencillo el proyecto norteamericano de conseguir que la India se convierta en un “aliado estratégico” de Estados Unidos en Asia, que le permita estabilizar la región y neutralizar al gigante chino.Hay quien minusvalorará la importancia de este gesto, o este guiño. Pero es obvio que se equivoca. Hollywood puede haber perdido talento, pero no peso. Y peso quiere decir peso: ideológico, político, cultural, social y económico, en EEUU y en el mundo entero. Ya no es un monopolio único (y nunca lo fue), pero sigue siendo uno de los más poderosos instrumentos de difusión de la hegemonía ideológica y cultural de Estados Unidos en el mundo. Y uno de los más fieles transmisores y creadores de “consenso” en torno a sus políticas como potencia mundial. Cuando los “malos” de las películas de consumo popular dejan de ser rusos para tener la piel amarilla, no es porque los guionistas se “modernicen”, es que el Departamento de Estado de EEUU ha fijado otro blanco.Con todo, Hollywwood no dispara siempre y todas sus balas en una sola dirección. La profunda división que se ha abierto en el país estos últimos años también ha llegado a la industria del cine, aunque en los últimos tiempos se ha impuesto claramente la línea de apoyar el cambio, criticar a Bush y apoyar a Obama. La aventura criminal de Bush en Irak ha sido acribillada por los estudios con una buena serie de películas devastadoras, que hundieron el “prestigio” de una guerra “amarga”.Con los premios, abundantes e inmerecidos, a “Slumdog Millionary”, la película del británico Danny Boyle sobre la miseria y el inaudito camino para salir de la misma que encuentra su protagonista, en medio de la caótica, mísera y vitalista Bombay, la Academia de Hollywood prolonga su apoyo al nuevo presidente en la que va a ser una de sus tareas más arduas, complejas y necesarias de su mandato: ganarse a la India como aliado estratégico en una región en la que Bush ha dejado al país empantanado en dos guerras (Irak y Afganistán), con un polvorín a punto de estallar (Pakistán) y una tarea estratégica pendiente: encontrar en Asia un contrapeso al gigante chino. Los premios a “Slumdog Millonaire” son un caramelo apetitoso para un país y una ciudad (Bombay) que vivió hace sólo unos días su particular 11-S. Veremos si contribuyen a endulzar unas relaciones que son vitales para la supervivencia del proyecto político de Obama.

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