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Grecia sortea por el momento el alza del IVA y los recortes en pensiones

Grecia continua siendo una bomba de relojería, pero al menos ayer Atenas y los europeos consiguieron darse algo más de tiempo, en concreto cuatro meses, para ver cómo desactivarla. Pese a que Atenas sortea por ahora sus líneas rojas en materia de IVA y pensiones, el Eurogrupo bendijo la lista de reformas enviadas por el Ejecutivo de Syriza. La prórroga evita una salida helena y da tiempo para negociar un nuevo acuerdo con sus prestamistas a partir de junio.

El visto bueno de los socios del euro, a través de una teleconferencia, vino precedido por el aprobado de la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, que certificaron que esta lista es «lo suficientemente completa para ser un punto de partida válido para una conclusión exitosa de la revisión» del programa de rescate en marcha.

Las propuestas de Atenas debían lograr el difícil equilibrio de ser lo suficientemente detalladas como para convencer a los más escépticos (alemanes y españoles, entre otros) y lo suficientemente vagas como para no provocar la ira del ala radical de Syriza, deshacer el Gobierno y desencantar a los griegos.

Para ello, el ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, envió una lista de seis páginas en la que toca las áreas que la antigua troika priorizó para concluir el rescate de 240.000 millones. Sin embargo, evita cifras que cuantifiquen el impacto. Y, por seguir con el juego de palabras de los últimos días (tres instituciones por troika, acuerdo por programa), aparca las tan temidas reformas estructurales para repetir una y otra vez modernización.

Medidas para los votantes

De cara a su electorado, el Gobierno griego incluye medidas para luchar contra «la crisis humanitaria» garantizando que no hinchará el déficit, e incluso se atreve a sugerir la evaluación de la extensión de una renta mínima garantizada a nivel nacional. Unas promesas que sólo podrá cumplir si se le rebajan los objetivos fiscales en los próximos cuatro meses, como estudiará el Eurogrupo. Según un diplomático de uno de los países más críticos con Atenas, la lista parece salvar la cara al Gobierno griego. Aunque avisa, como hace también la Comisión, la aliada más próxima de Grecia estos días, que el paquete tendrá que ser ampliado y detallado antes de abril, como acordó el Eurogrupo.

El Ejecutivo comunitario se mostró «estimulado» por algunas medidas, entre ellas la lucha contra la evasión fiscal y la corrupción, los esfuerzos por modernizar la fiscalidad y las aduanas, o las propuestas para mejorar la Administración pública o la oficina de estadística.

Pero este primer visto bueno no supone más que un patadón hacia delante en un partido que se complicará por semanas. Sobre todo porque la lista tiene la melodía, pero está lejos de la letra de los ajustes pendientes que piden los acreedores, como se encargó de subrayar ayer el FMI. Su directora gerente, Christine Lagarde, dijo en la carta enviada al Eurogrupo con sus conclusiones que «en bastantes áreas, incluyendo quizás las más importantes» Grecia no ofrece «claras garantías» para aplicar una reforma completa de las pensiones y del IVA, o para continuar con las políticas para abrir sectores cerrados, reformar la Administración, el mercado laboral o continuar con las privatizaciones. Todas ellas, dice, deben formar parte de la evaluación para completar el programa.

La guardiana de la institución, que en 2013 reconoció haberse equivocado al gestionar el rescate griego, tachó de «poco específicas» las medidas propuestas por Atenas aunque justificó que el Gobierno heleno tomó posesión a finales de enero. Sólo mencionó la lucha contra la evasión fiscal y la corrupción como propuestas prometedoras. Lagarde enfatizó que para que Grecia continúe obteniendo ayuda del FMI más allá de los próximos cuatro meses, las medidas de reformas deben «ir más allá» de los perímetros esbozados por el Ejecutivo de Alexis Tsipras.

Atenas vs acreedores

El IVA y las pensiones son las líneas rojas que trazó Grecia contra los ajustes que está tragando por días. Si Grecia promete en su carta racionalizar su IVA para maximizar ingresos, sus acreedores le piden una subida en hoteles del 6,5% al 13%. Respecto a las pensiones, sus acreedores le piden contener el gasto en todos los fondos, establecer una relación estrecha entre «contribuciones y los beneficios», y una eliminación gradual de los privilegios de la jubilación anticipada.

Por su parte, Atenas ofrece cargarse incentivos que llevan a la «excesiva tasa» de jubilaciones anticipadas, y reforzar la relación entre «contribuciones e ingresos».

Con el papel de poli bueno (Comisión) y malo (FMI) cogidos, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, tiró ayer por el camino del centro para mostrarse «bastante positivo» con las reformas propuestas. No obstante, con la mirada puesta en propuestas como la reforma fiscal, dijo que tenían que ser «realistas» teniendo en cuenta «el limitado tiempo» para concluir el programa, es decir, cuatro meses.

La presión añadida llegará porque los griegos no verán ni un euro hasta la conclusión del programa en junio, con un BCE que hasta ahora indica que no les permitirá emitir nuevos bonos. Ante este escenario, nadie sabe cómo los griegos encararán sus facturas y vencimientos a partir de la segunda mitad de marzo, cuando se calcula que se quedarán con las arcas vacías. Si la Comisión pasó ayer la pelota al Eurogrupo, Dijsselbloem cerró los ojos y dijo que no se puede cambiar la secuencia: completar programa, revisión y desembolso.

De momento, los acreedores europeos celebran la domesticación del primer ministro griego, Alexis Tsipras, algo que terminaría por suceder, pero ha costado una intensa «confrontación», en palabras Dijssebloem. «Era necesario que Grecia se diera cuenta de su posición, política y financiera», comentó. Con Tsipras atado de momento, el mensaje político está lanzado a los alumnos díscolos que asoman (Podemos y otros populistas). Hasta que la bomba de Grecia termine por dar otro susto.

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