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La legalización de las uniones homosexuales formaba parte del programa de Syriza, pero el peso de la Iglesia Ortodoxa en el país no le ha puesto las cosas fáciles. La ley ha sido aprobada con los votos en contra de su propio socio de gobierno, la derecha anti-troika de ANEL. Y nace con limitaciones: aunque legaliza la inscripción de parejas del mismo género, no permite la adopción, la adquisición de la nacionalidad por la pareja o la custodia de los hijos de esta. Pero dado el grado de marginación de los derechos LGTB del que se viene en Grecia «donde la odisea burocrática de los homosexuales a la hora de cobrar la pensión de la pareja fallecida, o de heredar sus bienes, provocó en 2013 una resolución del Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra Atenas- las organizaciones homosexuales reciben la ley con alegría agridulce. Es insuficiente, pero un paso de gigante: les queda mucha lucha aún.
Con todo, es una victoria, terreno ganado para los derechos civiles en Grecia y en el mundo. También ha habido retrocesos: Eslovenia revocaba pocos dias antes en un referéndum la ley aprobada en marzo por su Parlamento que concedía a las parejas homosexuales los mismos derechos que a las heterosexuales, incluido el matrimonio y la adopción de niños. Por contra, Chile se ha sumado en octubre a la lista de países que reconocen las uniones civiles (aunque no matrimonios) de personas del mismo sexo, aunque con atribuciones limitadas.
«Es una victoria, terreno ganado para los derechos civiles en Grecia y en el mundo»
A esa lista pertecen otros 11 países. Pero la lista de los países donde el matrimonio civil homosexual goza de practicamente de los mismos derechos que el heterosexual es aún más amplia: más de una veintena de países, entre ellos España.