SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Grandes maniobras

Después de las ultimas elecciones europeas se han producido grandes maniobras e importantes cambios políticos, algunos de ellos catalizados por el resultado de esas elecciones.

España tiene un nuevo Rey. Como él mismo ha dicho, habrá que juzgarle por sus actos. Su discurso en las Cortes fue apropiado a su función y a los tiempos que vivimos. Quizás le falto mas dar atención y compromiso con el sufrimiento social y el aumento de las desigualdades que la crisis ha producido. Por muchos problemas de legitimidad que se atribuyan a la Corona, Felipe VI es el primer Rey constitucional, y no le afectan los problemas que han oscurecido los últimos años del reinado de Juan Carlos I. Deberíamos celebrar la normalidad con la que se ha producido el cambio en la Jefatura del Estado. Han sido casi 40 años en los que no hemos cambiado las reglas de juego a mitad del partido. Pocas veces ha ocurrido en nuestra atormentada historia.

No comparto el entusiasmo republicano que ha emergido estos días. Por puro pragmatismo. No creo que ninguno de los males que afligen a la sociedad y a la economía española tengan que ver con la forma monárquica del Estado. Y tampoco creo que cambiarla contribuiría a resolverlos. Al contrario, el proceso de cambio crearía mayor inestabilidad e incertidumbre. Tampoco creo que un Presidente de la República ayudase más a resolver el problema del encaje de Catalunya y el País Vasco en el Estado español. No digo que algún día se pueda y se deba plantear el problema de la forma del Estado, pero ahora tenemos prioridades mas urgentes y problemas mas graves que resolver.

El PSOE y el PSC han iniciado el proceso para elegir un nuevo Secretario General. Ni Rubalcaba ni Navarro han resistido a los desastrosos resultados de las europeas. Sea bienvenida la novedad de que los militantes puedan votar directamente a los candidatos. Aunque sea de forma “indicativa”, ya que los Estatutos del PSOE, de momento, no permiten otra cosa. Al final las cosas se caen por su propio peso, y después de haberlo rechazado tozudamente en el ultimo Congreso y en la posterior Conferencia política, al final Rubalcaba se ha convertido súbitamente a la democracia directa, dejando descolocados a varios de sus colaboradores que insistían en un Congreso a la antigua usanza.

Curiosamente, la Ejecutiva dimisionaria que, después de la derrota electoral, no se ha considerado legitimada para convocar las primarias abiertas para elegir el candidato a la Presidencia del gobierno, que habían sido aprobadas por el anterior Congreso, ratificadas por la Conferencia política y tenían ya fecha fijada. Pero sí se ha considerado legitimada para aprobar en un plis plas un cambio radical en el método de elección del Secretario general del partido que había sido rechazado en las mismas instancias.

Afortunadamente, los militantes del PSOE podrán, podremos, elegir entre tres candidatos ya que Pérez Tapia ha conseguido los 10.000 avales necesarios. Yo le he dado el mío, entre otras razones porque fue el único diputado que no votó la reforma exprés de la Constitución con la que, en el verano del 2011, Zapatero claudico a las exigencias de Trichet. Ahora constataremos también los problemas que plantea una votación a una sola vuelta. Cuando hay más de dos candidatos, este sistema no permite expresar completamente las preferencias de los electores. Y el ganador puede quedar debilitado por un resultado con escaso margen.

En el PSC, Navarro ha caído víctima del fuego amigo, al regatearle sus apoyos los mismos que le llevaron a la secretaría general. No han sido los críticos neoindependentistas, los que le han hecho dimitir sino aquellos que compartían sus posiciones pero pensaban que era un lastre para las siguientes elecciones municipales. Iceta es el único candidato que puede todavía volver a batir la mayonesa en el PSC.

La Comisión Europea tendrá pronto un nuevo Presidente. El Consejo Europeo ha propuesto a Jean Claude Juncker por una abrumadora mayoría. Y tendrá también una amplia mayoría en el Parlamento. Era previsible que así fuera. El PP europeo ha perdido muchos escaños pero sigue siendo el partido mayoritario. Y en el Consejo son mayoría los gobiernos de derechas.

Antes de su nominación por el Consejo, se han producido importantes movimientos políticos para intentar impedirla. El candidato socialista M. Schultz no ha conseguido formar una coalición que sumase mas votos que los que el PP pudiese reunir. No le quedaba mas remedio que hacer de la necesidad virtud y apoyar a Juncker, a cambio de proponerse como el primer vicepresidente de la Comisión. Con ello la tendencia hacia la “Gran Coalición” de los dos grandes partidos europeístas se hubiese puesto más en evidencia. Pero Merkel no ha querido que fuese el Comisario alemán. Después del éxito de Renzi en las elecciones europeas, la presidencia del grupo parlamentario socialista era necesariamente para un italiano, como así ha sido en la figura del veterano Pitela. Al final Schultz volverá a presidir el Parlamento dentro del tradicional pacto socialistas-populares para repartirse por mitades la legislatura.

Más fuerte ha sido la oposición a Juncker del premier británico Cameron. Su posición se sitúa en la línea de sus antecesores Thacher, que vetó al belga Dehane, y Blair que también vetó al belga Verhostaf. La razón es la misma, demasiado federalistas para lo que los británicos, conservadores o laboristas, quieren que sea el futuro de la UE. Pero entonces el Consejo decidía por unanimidad. Con el Tratado de Lisboa el Consejo decide por mayoría y Cameron no ha podido encontrar una minoría de bloqueo contra Juncker.

Cameron ha cumplido su promesa de exigir el voto en el Consejo, una practica inusual en un órgano colegiado donde no se suele decidir por consenso. Pero solo le ha servido para llevar hasta el final su oposición. También para dejar más clara constancia de su propia derrota europea, pero que le puede reportar réditos en casa. Cameron se ha ido quedando progresivamente aislado y sólo ha contado con el húngaro Orban, situado en la extrema derecha antieuropeísta.

La oposición británica a Juncker, y el triste papel de Cameron, no son una buena cosa. Aleja más a Gran Bretaña de la UE, en realidad abre la puerta a su salida, una opción con la que habrá que empezar a contar. Si Cameron gana las próximas elecciones, tendrá que celebrar su prometido referéndum. Y es muy poco probable que antes consiga los cambios en los Tratados que pide para defender la permanencia en la UE. A Merkel le hubiera gustado evitar este alejamiento británico, pero no tenia otro candidato mejor que Juncker. Y si lo hubiese tenido habría debido enfrentarse con el PE, que reclamaba que se hiciese caso al resultado de las elecciones. A Cameron no le faltaba algo de razón cuando argumentaba que Juncker no estaba en ninguna papeleta de voto y que era el Consejo el que tenia que proponer y el PE disponer y no al revés. Pero la mayoría de los gobiernos, incluso los euroescépticos, han comprendido que era necesario asociar al PE al proceso de decisión. Y entre un conflicto institucional grave con el PE y hacer feliz a Cameron, la decisión del Consejo estaba clara.

Los gobiernos socialistas europeos también han decidido apoyar a Juncker, pidiendo a cambio de flexibilizar las políticas económicas de la UE para apoyar el crecimiento y el empleo. Pero no se han atrevido a pedir cambios formales en los Tratados que rigen la disciplina fiscal. Se ha limitado a pedir que se apliquen de forma mas “inteligente” para tomar en cuenta problemas del Sur.

Llenos están los periódicos europeos de llamadas a una aplicación de las reglas presupuestarias favorables al empleo. El gobierno italiano, que toma la Presidencia rotatoria de la UE ,considera que esas posibilidades de “flexibilidad” que ofrece el Tratado han sido aplicadas de forma muy restrictiva. El propio Sigmar Gabriel ha añadido que los costes ocasionados por las reformas estructurales no deberían ser tomados en cuenta para calcular el déficit. Pero Merkel ya ha salido al paso de estas invocaciones recordando que las llamadas a la flexibilidad no pueden ser puertas de escape para burlar las normas.

Así pues, entre los que piden mas “flexibilidad”, los que no la consideran necesaria y los que se oponen, el nuevo presidente tendrá que encontrar un compromiso. Los socialistas necesitan algo para poder volver a casa justificando su voto a favor de un presidente de centro-derecha para la Comisión. Además, el voto de los eurodiputados socialistas es fundamental para que Juncker sea elegido. Tendrán pues que diseñar un programa político que les satisfaga al menos en sus principios. Es lo que ha tratado de hacer Van Rompuy en su proyecto de resoluciones del Consejo con sus apelaciones a la “consolidación presupuestaria y las reformas estructurales favorables al crecimiento”.

Habrá que ver lo que queda después de la palabras, porque el papel lo aguanta todo. Pero los millones de parados que la crisis ha dejado en Europa no aguantan mucho más a que la austeridad produzca sus supuestos efectos expansivos. Merkel no se fía de que Francia e Italia, que son los que verdaderamente le preocupan, apliquen las reformas que se le exigen y cumplan sus compromisos fiscales. Pero tendrá que tener en cuenta a Renzi, el tercer primer ministro italiano que conoce en menos de un año. Con la próxima presidencia rotatoria de la UE, seguirán grandes maniobras en la escena europea. Una escena dominada cada vez más por el eje Berlín- Frankfurt, es decir por la pareja Merkel-Draghi.

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