SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Gran Centro

El Gran Centro va tomando forma. Un renzismo` español, con posibles resonancias de Manuel Valls. Todaví­a precario. Todaví­a sin los votos suficientes. Hoy, 131 diputados, si sumamos el apoyo de Coalición Canaria. Camisa blanca, buena planta, menos de cuarenta y cinco años, atrevimiento, lectura constante de las encuestas, gestión al minuto de las redes sociales, programas moldeables, empatí­a, buena relación con el empresariado y ninguna propuesta que Bruselas y Berlí­n no puedan acabar de digerir.

El Gran Centro va tomando forma. Un ‘renzismo’ español, con posibles resonancias de Manuel Valls. Todavía precario. Todavía sin los votos suficientes. Hoy, 131 diputados, si sumamos el apoyo de Coalición Canaria. Camisa blanca, buena planta, menos de cuarenta y cinco años, atrevimiento, lectura constante de las encuestas, gestión al minuto de las redes sociales, programas moldeables, empatía, buena relación con el empresariado y ninguna propuesta que Bruselas y Berlín no puedan acabar de digerir.

Italia tiene a Matteo Renzi, que siempre va como una moto. Francia tiene a Manuel Valls, que sabe declarar estados de excepción. España podría tener un Gran Centro proindiviso si Mateo Sánchez y Mateo Rivera logran cosechar más apoyos en los próximos días, aunque no hemos de descartar una investidura en dos fases. Primera prueba la semana que viene. Segundo estirón antes del 2 de mayo, cuando nadie tenga claro –especialmente el Partido Popular– qué se puede ganar con la repetición de las elecciones.

Ciudadanos intentará neutralizar ahora el voto negativo del Partido Popular. Y el PSOE mirará de estrangular el campo de maniobra de Podemos, con la táctica envolvente iniciada hace unas semanas. El viejo juego chino del go: ganar terreno y cercar al adversario. (No perdamos nunca de vista que para el PSOE, Podemos es hoy el más inquietante adversario.)

Los de Pedro Sánchez intentarán cerrar un acuerdo con el Partido Nacionalista Vasco (seis diputados), muy alérgico al pensamiento Ciudadanos, pero necesitado de una buena relación con los socialistas para disponer de un posible socio después de las elecciones en Euskadi el próximo otoño. Las cuatro diputaciones forales (País Vasco y Navarra) parecen a salvo del principio de acuerdo entre Sánchez y Rivera para eliminar las diputaciones provinciales, pero los de Sabin Etxea se hallarán hoy en estado de alerta. Los socialistas seguirán mimando a Izquierda Unida (dos diputados), necesitada de auxilios después del batacazo del 20-D. Y pueden tener alguna dificultad para atraer a Compromís (cuatro diputados), puesto que los valencianistas tampoco congenian con Ciudadanos y su idea de España.

Si Mariano Rajoy mantiene el voto negativo –que lo mantendrá–, la llave de la investidura la siguen teniendo los partisanos de Podemos, a los que se les ofrecerá algo y se les conminará a elegir entre el Gran Centro y Barrabás. Entre el cambio moderado o dos meses más de gobierno en funciones del Partido Popular abollado por los escándalos. Es una estrategia inteligente la del Gran Centro.

La clave es el debilitamiento del PP desde las detenciones en Valencia el pasado 27 de enero. Ciudadanos le ha perdido miedo a la repetición electoral y ha decidido jugar fuerte. Esa es la principal novedad.

Sánchez le está sacando un excelente partido a la iniciativa cedida por Rajoy, pero la intensa basculación hacia la zona naranja le puede acarrear problemas si no logra la investidura la semana que viene.

Una vez creada la cápsula del Gran Centro, alguien podría sugerir, entre marzo y abril, que la pilote otro dirigente político que no sea Sánchez, ni pertenezca al PSOE, con el apoyo activo o pasivo del PP. El Gran Centro puede adquirir vida propia y escapar al control del eficiente equipo negociador socialista.

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