Música

Geni Barry, de nombre Eugeni.

Con Tete Montoliu a la cabeza toda una generación de jazzmen catalanes firmaron a pie de página una de los mejores estratos de la cultura jazzí­stica española. Aunque su nombre confunda, Geni es nacido en la Ciudad Condal, Barrera de apellido, de nombre Eugeni. A los 14 años se construyó su primer vibráfono con las láminas supervivientes de dos viejos instrumentos, y a los 18 ya estaba pisando escenarios con un cuarteto. El próximo dí­a 16 actuará en el Festival Jazz de Figueres en el Centre Cultural Moli de l´Anguila. Un instrumento desconocido en un género ví­ctima del elitismo, y un músico de cascada bebop realmente prodigioso.

En la actual gira, además, Geni Barry asea una colección imprescindible y gustosa para cualquiera que hasta ahora haya permanecido reacio al jazz, y más al clásico: Miles Davis, Dizzy Gillespie, Dave Brubeck, Thelonius Monk, Wayne Shorter y los compositores Henry Mancini y Antonio Carlos Jobim.Barry es habitual de festivales y un veterano de raza. Criado musicalmente junto a Tete Montoliu y el vibrafonista francés Claude Guillot, aprendió a hacerse sus propios instrumentos, aprovechando también sus conocimientos de robótica industrial. En 1986 se construyó su alma gemela con innovaciones técnicas que lo dotaban de mayor movilidad, pensando sobre todo en el fragor de los conciertos.Gracias a Tete Montoliu pudo conoce a Bobby Hutcherson, el mejor vibrafonista del mundo.Geni se maneja habitualmente con cuatro mazos, aunque para los solos gasta dos en percuta. Gracias a la línea de Montoliu, Barry piensa con cierta orientación a la estructura pianística, y su música oscila entre el bebop, el hardbop y el jazz latino. Siendo así siempre suele respetar, como puede apreciarse especialmente en la actual gira, un respeto por la estructura básica de tema – exposición -, improvisación – desarrollo -, tema – resolución -.Después de haber liderado un grupo durante años con el percusionista Ángel Pereira, Geni Barry se embarcó en un proyecto de a cuatro que se ha hecho imprescindible en los circuitos de jazz. Centrado en el escenario el músico barcelonés vuelca sudor sobre el vibráfono prescindiendo de sonidos secos y envolviendo las frases con la pasta sonora de “a espuma” que dan al jazz de vibráfono ese sonido clásico aun con formas de experimentación.Hace dos años editó “Yes o No” y “Blue Moon”, y en el 2000 “Giants Steeps” y “Taller de Musics de Barcelona”. Para todos los “entregados” de Tete Montoliu siempre es un placer escucharle. Para los extraños, que no se preocupen, se sentirán como en casa. No es pompa, es así.

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