Gaza: tres meses de holocausto y horror

Cuando la brutal operación militar israelí en la Franja de Gaza se acerca a su tercer mes, la cifra de muertos palestinos ya se aproxima a las 30.000 víctimas mortales. Las comparaciones son odiosas, pero son tres veces los civiles ucranianos muertos en casi dos años de la criminal invasión rusa.

El nivel de ensañamiento, el grado de crueldad al que está llegando el Estado de Israel -siempre con el apoyo político y militar de EEUU- pasará a los anales de la historia de la ignominia, a un lugar destacado en la galería de los horrores imperialistas.

A lo largo de estos tres meses, el gobierno de Netanyahu -el más fanático, el más ultraderechista de la historia de Israel- ha perpetrado cientos de crímenes de guerra cada día. Ha bombardeado -a plena luz del día y sin apenas tratar de ocultarlo- barrios residenciales y edificios de viviendas, mercados y plazas públicas; ha atacado hospitales, centros sanitarios y ambulancias, escuelas y refugios, mezquitas e iglesias. Sus francotiradores han tiroteado a madres con sus hijos, a grupos de civiles armados de banderas blancas, e incluso a tres rehenes israelíes.

A fecha de 27 de diciembre, y según la ONG Euro-Mediterránean Human Rights Monitor, 29.124 gazatíes han sido asesinados por Israel, de los cuales 11.422 son niños y 5.822 son mujeres. Además 56.122 palestinos han resultado heridos, cientos de ellos gravemente heridos, sin posibilidad de ser sanados o de aliviar su sufrimiento por la falta de medicamentos o de analgésicos. Esta cifra incluye miles de víctimas que todavía están atrapadas bajo los escombros de los edificios, mientras que cientos más siguen sin contarse, pero probablemente estén atrapadas bajo los escombros o heridas en las calles.

Según la ONG, hay más de 1,9 millones de personas desplazadas en la Franja de Gaza que permanecen sin un refugio seguro en medio de condiciones inhumanas. 65.600 viviendas han sido completamente destruidas por los continuos ataques israelíes, mientras que otras 177.200 han resultado parcialmente dañadas.

Israel ha bombardeado con saña todo tipo de infraestructuras civiles, lo que constituye un crímen de guerra. Ha atacado 305 escuelas, 1.541 instalaciones industriales y 135 centros de salud, incluidos 23 hospitales, 56 clínicas, 55 ambulancias, 183 mezquitas y 3 iglesias. además de 165 oficinas de prensa.

No son «daños colaterales». Son objetivos expresos y deliberados de la artillería y la aviación israelí, que cuenta con misiles de alta precisión y altísimo poder destructivo, la inmensa mayoría suministrados por EEUU.

Buscan causar tantas víctimas, pérdidas materiales y destrucción como sea posible, dejando la Franja de Gaza como un enclave inhabitable, y forzando a su aterrorizada, herida y hambrienta población a escapar al desierto del Sinaí en un momento dado, logrando el verdadero objetivo de Netanyahu: una nueva «Naqba» de los 2,3 millones de gazatíes.

Israel ha violado flagrantemente, de manera abierta y múltiple el derecho internacional humanitario y la Convención de Ginebra de 1949, cometiendo crímenes de guerra según el Estatuto de Roma, que rige la Corte Penal Internacional.

Todo ello gracias a la capa de absoluta impunidad que le otorga la protección diplomática, política y militar de la superpotencia norteamericana, que ha vetado sistemáticamente no ya cualquier condena en el Consejo de Seguridad de la ONU, sino cualquier moción que pidiera un elemental alto el fuego.