Gadafi pierde la guerra mediática

«No me gusta Gadafi ni su hijo Espada del Islam. No me gustan los dictadores, Fidel Castro, tampoco. Los Gadafi aseguran que solo han bombardeado los depósitos de armas que han caí­do en manos rebeldes u otros para evitar que caigan. Nadie compra su versión; es una versión contaminada, no vende porque no pertenece a la opinión dominante. Los Gadafi han perdido la guerra mediática; perderán la otra. Puede que los lectores pierdan ambas.»

Recuerdo los gráficos ublicados en la mayoría de los medios de comuncación de las cuevas de Tora Bora (Afganistán). Se decía que en ellas se escondía en diciembre de 2001 Osama bin Laden. Algunos de esos gráficos revivían un auténtico hotel de cinco estrellas bajo tierra. No apareció. Ni el hotel ni Osama. Recuerdo Timisoara en 1989 durante la caída del régimen de Nicolae Ceaucescu. Se habló de miles de muertos. Bru Rovira, entonces en LaVanguardia, se hallaba en Timisoara. Denunció en su crónica el montaje: cómo sacaban muertos comunes de los hospitales para apilarlos en la lista de los muertos políticos. No le publicaron, optaron por una agencia de prensa que repetía la mentira que todos querían ver como verdad inapelable. (EL PAÍS) EL COFIDENCIAL.- El viernes, 4, cita en el Banco de España. ¿El objetivo? Aprobar la letra pequeña del Real Decreto-ley que interviene de hecho, aunque no de derecho, las cajas de ahorros. La reunión tiene carácter extraordinario (ayer lunes se celebró la reunión ordinaria de carácter mensual), y supone el penúltimo paso antes de que el próximo día 10, jueves, el regulador concrete las necesidades de capital que tienen las cajas de ahorros, y que, como han adelantado instancias oficiales, se situará en el entorno de los 20.000 millones de euros. Los convocados son la comisión ejecutiva y el consejo de Gobierno del Banco de España, donde se presume una viva discusión. LA VANGUARDIA.- Cuando ocurre lo inesperado, es preciso digerir lo que ha ocurrido. En la era de la hiperinformación, nadie sospechó a finales de año lo que explotó unas semanas después en Túnez, Egipto, Libia y todo el universo que va de Yemen a Mauritania. Se han establecido comparaciones entre las revoluciones de 1848, fracasadas en toda Europa, pero cuyas consecuencias retardadas se concretaron en la Gran Guerra de 1914 y en la aparición de las masas como sustituto de las élites gobernantes y de los imperios que saltaron por los aires. Crisis Libia. El País Gadafi pierde la guerra mediática Ramón Lobo En las entrevistas a Muamar el Gadafi, realizadas ayer por periodistas invitados por el régimen con el fin de exponerles su punto de vista y vender normalidad, el líder libio se muestra como a) un gran actor; b) un loco peligroso; c) alguien que está completamente fuera de la realidad. Es probable que la respuesta correcta sea a+b+c. Desde el 17 de febrero leo y escucho multitud de informaciones sobre lo que está sucediendo en Libia en zonas en las que no hay periodistas profesionales e independientes en el terreno. Eso me genera dudas. Sin ojos independientes, reina la propaganda. Las dos propagandas. ¿Bombardeos sobre manifestantes? ¿Dónde están los muertos destripados? ¿Son ciudadanos pacíficos los que aparecen armados sobre carros de combate? ¿No será ya una guerra civil? Las palabras son armas de destrucción masiva, como las que había en Irak y nunca aparecieron. No me gusta Gadafi ni su hijo Espada del Islam. No me gustan los dictadores, Fidel Castro, tampoco. Los Gadafi aseguran que solo han bombardeado los depósitos de armas que han caído en manos rebeldes u otros para evitar que caigan. Nadie compra su versión; es una versión contaminada, no vende porque no pertenece a la opinión dominante. Los Gadafi han perdido la guerra mediática; perderán la otra. Puede que los lectores pierdan ambas. Hay excepciones, sin duda. Es interesante la excitación colectiva sobre la utilidad de las redes sociales. Los más entusiastas hablan de Revoluciones Twitter. Moises Naím sostiene que son las armas las que ganan las revoluciones, no los tuits. Es la primera gran noticia internacional con este tipo de cobertura total; se enfrentan en un campo de batalla paralelo los dos periodismos, el clásico de papel, declarado prematuramente muerto, y el ciudadano, es decir, cualquiera puede. Me gusta Nicholas Kristof (@nickristof), veterano del diario The New York Times. Representa la esencia de lo que es el periodismo de calidad de siempre, más allá de los formatos. Kristof tuitea, redacta artículos y envía magníficas crónicas. No hay guerra entre periodismos; solo hay buenos periodistas y malos periodistas. Como siempre. No hay capacidad (de momento) de comprobar la veracidad y la precisión de las informaciones que proceden de Trípoli. Dependemos de Twitter. Pero existe presión para contar, sobre todo en las televisiones globales: 24 horas para llenarlas de información aparentemente interesante y de última hora. Ryszard Kapuscinski habla de ello en su charla Los cínicos no sirven para este oficio. Gabriel García Mázquez tiene una frase-monumento: "Primicia es el primero que lo cuenta bien". No habrá que esperar al informe de la ONU para conocer el número de muertos, sino a periodistas profesionales en Trípoli haciendo bien su trabajo. Un tuit no suplanta a un reportero, solo lo complementa. Recuerdo los gráficos publicados en la mayoría de los medios de comuncación de las cuevas de Tora Bora (Afganistán). Se decía que en ellas se escondía en diciembre de 2001 Osama bin Laden. Algunos de esos gráficos revivían un auténtico hotel de cinco estrellas bajo tierra. No apareció. Ni el hotel ni Osama. Recuerdo Timisoara en 1989 durante la caída del régimen de Nicolae Ceaucescu. Se habló de miles de muertos. Bru Rovira, entonces en LaVanguardia, se hallaba en Timisoara. Denunció en su crónica el montaje: cómo sacaban muertos comunes de los hospitales para apilarlos en la lista de los muertos políticos. No le publicaron, optaron por una agencia de prensa que repetía la mentira que todos querían ver como verdad inapelable. José Maria Izquierdo, ex director adjunto de este periódico y bloguero de éxito, dijo en una ocasión durante la guerra de Bosnia-Herzegovina: "Sin cadáver no hay muerto". La UE se escandaliza y condena el uso de armas de guerra contra la población libia. La UE exporta armas al Magreb. España, que es el sexto exportador mundial, también vendió. Estados Unidos mueve sus barcos por el Mediterráneo. Quizá sea un gesto teatral, para ganarse la confianza de los que parecen que van a ganar y que todo siga como siempre, business as usual. Los bombardeos sobre civiles en Libia son más criminales que los bombardeos sobre civiles en Irak o Afganistán. O en Gaza donde cayó plomo fundido con impunidad, pese al excelente informe de Richard Goldstone, juez sudafricano, jurista de prestigio, primer fiscal del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, judío y sionista. Pero por encima de todo juez minucioso y justo. De Túnez llega a Aguas Internacionales este mensaje de Moez Ben Smail: "Aquí la revolución no ha terminado. Nos están tomando el pelo y están preparando un sistema controlado por los franceses y los norteamericanos. Contrariamente a la primera etapa de la revolución, esta vez el Ejército está contra el pueblo (La semana pasada el general Ammar estaba en Estados Unidos para recibir instrucciones). Esperamos esta semana un discurso del presidente. Según lo que diga, puede que se arme la buena. Si no da una señal muy fuerte de cambio radical, el país caerá de nuevo en el caos". EL PAÍS. 1-3-2011 Cajas. El Confidencial El Banco de España permitirá que el sector público extranjero entre en las cajas C. Sánchez El viernes, 4, cita en el Banco de España. ¿El objetivo? Aprobar la letra pequeña del Real Decreto-ley que interviene de hecho, aunque no de derecho, las cajas de ahorros. La reunión tiene carácter extraordinario (ayer lunes se celebró la reunión ordinaria de carácter mensual), y supone el penúltimo paso antes de que el próximo día 10, jueves, el regulador concrete las necesidades de capital que tienen las cajas de ahorros, y que, como han adelantado instancias oficiales, se situará en el entorno de los 20.000 millones de euros. Los convocados son la comisión ejecutiva y el consejo de Gobierno del Banco de España, donde se presume una viva discusión. Algunos consejeros han cuestionado en privado los ritmos –demasiado lentos- impuestos por el banco central y el propio Ministerio de Economía en todo el proceso de restructuración de las cajas. El gobernador Fernández Ordóñez podrá contar ya con el dictamen pedido al Consejo de Estado, cuya comisión permanente se reunirá un día antes, el jueves 3, para aportar su opinión –no vinculante- sobre el Real Decreto-ley de reforzamiento del sistema financiero. Lo que se aprobará el viernes es una circular que será publicada -previsiblemente- el próximo sábado, y en la que se detallará “qué entra y qué no entra”, según una fuente autorizada, a la hora de calcular el capital mínimo de las cajas de ahorros en relación a los activos ponderados por riesgo, y que, como se sabe, se sitúa en el 8%. Como regla general, este nivel será del 10% para aquellas entidades que no hayan colocado títulos representativos de su capital a terceros por al menos un 20%, y, que además, presenten una ratio de financiación mayorista superior al 20%, como reza el real Decreto-ley. La aprobación de la circular se enmarca en el objetivo del Banco de España de levantar capital “allá donde fuera posible”, siempre que se trate de instituciones “profesionales y solventes”, aseguran las fuentes. Y en este sentido se da por hecho que el regulador no podrá pegas al hecho de que el inversor sea público a través de un fondo soberano. O, incluso, con una participación significativa en alguna entidad financiera. Acción ‘de oro’ Por lo tanto, al contrario que lo que sucedió en los años 80, cuando Margaret Thatcher impuso la acción de oro para evitar que la kuwaití KIA entrara en British Petroleun. Ahora, por el contrario, ningún gobierno occidental está dispuesto a buscar el pedigrí de la inversión. Y menos el español, con un sistema financiero ‘tocado’ por falta de capital. El propio Rodríguez Zapatero anunció ayer desde Qatar que el fondo soberano qatarí invertirá 300 millones de euros en las cajas de ahorros españolas. Un hecho sin duda inusual teniendo en cuenta de que se trata de entidades financieras en teoría privadas y que no consolidan en las cuentas públicas. Pero el Gobierno les está buscando dinero. Como sostienen las fuentes consultadas, “ahora no es el momento de escoger”, sólo de asegurarse que la entrada en el capital va acompañada de una gestión profesionalizada y con voluntad de permanecer en el tiempo. Es decir, a largo plazo. Sin embargo, y pese a los mayores requerimientos de capital, los mercados continúan desconfiando sobre la calidad de los balances de las cajas de ahorros, según el interlocutor de El Confidencial. Y eso explica que no será fácil lograr que algunos fondos entren el capital de ciertas cajas si previamente “no han soltado lastre”. Principalmente activos inmobiliarios. EL CONFIDENCIAL. 1-3-2011 Opinión. La Vanguardia La digestión de las revueltas Lluis Foix Cuando ocurre lo inesperado, es preciso digerir lo que ha ocurrido. En la era de la hiperinformación, nadie sospechó a finales de año lo que explotó unas semanas después en Túnez, Egipto, Libia y todo el universo que va de Yemen a Mauritania. Se han establecido comparaciones entre las revoluciones de 1848, fracasadas en toda Europa, pero cuyas consecuencias retardadas se concretaron en la Gran Guerra de 1914 y en la aparición de las masas como sustituto de las élites gobernantes y de los imperios que saltaron por los aires. Sabemos al instante lo que está ocurriendo en cualquier parte del planeta. Pero no comprendemos el alcance de unas revueltas protagonizadas por masas hasta ahora pacíficas que seguirán manifestándose, como ocurre ya en Túnez, si sus aspiraciones se traducen en frustraciones. Giuliano Amato, dos veces primer ministro en tiempos de El Olivo, decía que lo importante son las corrientes de fondo, que son las que cambian el rumbo de la historia. Había una corriente de fondo en Argelia que quería dejar de ser una colonia francesa. De Gaulle regresó al poder en 1958, con una nueva República bajo el brazo, prometiendo mantener francesa a Argelia. En 1962 rompió el compromiso y abandonó precipitadamente la colonia. Estamos digiriendo lo que ocurre en las gasolineras occidentales en el norte de África y Oriente Medio. Bien mirado, Libia, Argelia, Arabia Saudí y muchos emiratos no dejan de ser simples puntos de suministros de energía, y no sabemos cómo reaccionar. ¿Son revueltas o revoluciones? Dependerá de quien recoja el poder de manos de los dictadores. En Egipto será el ejército, que ha gobernado desde que Naser derrocó la monarquía en 1952. No hay oposición organizada ni un cuerpo de ideas para construir un nuevo orden. Lo que hay son sociedades hartas de sus dirigentes corruptos que quieren protagonizar su futuro siguiendo los parámetros de las democracias. Haríamos bien en proteger nuestro abastecimiento energético. Pero si insistimos en olvidar el progreso y la educación de pueblos que aportan juventud y deseos de una existencia más digna habremos errado otra vez en el diagnóstico y en la terapia. Lo que ha ocurrido no formaba parte del guión y ya que estamos en la digestión de unos acontecimientos imprevistos sería perjudicial aferrarse a la geopolítica aparcando la rabia de los manifestantes. LA VANGUARDIA. 1-3-2011

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