Cargando...Francisco Umbral recibía un día como hoy el Premio Cervantes. Umbral fue una de las plumas más ácidas de este país. Escritor político cuando nadie escribía de política. España contada día a día desde la tribuna de su columna. Insumiso de las letras. Para este hidalgo de las letras la palabra España estaba cargada de libertad.
Umbral recoge el testigo de Valle Inclán. Con Max Estrella los héroes clásicos mueren, los esejos cóncavos del Callejón del Gato devuelven la verdadera imagen de una realidad esperpéntica y obscena. La lengua académica no sirve. La jerga de chulos y castizos de los arrabales se eleva a arte. Umbral que vivió siempre en Madrid retuerce el lenguaje y desde los arrabales, desde Lavapiés o Chamberí nos ha ofrecido día a día una crónica de España llena de sangre, vida y verdad.Algunos después de su ida se empeñaron en convertirlo en una gloria literaria muerta, alababan su estilo, como un ejercicio brillante pero vacío buscado enterrar la acidez de su prosa, sus acertados dardos contra los poderes y en particular contra una izquierda traidora. Mortal y rosa, escrita a raíz de la muerte de su hijo es una de las más sinceras elegías escritas y un acto de rebeldía de la vida frente a la muerte