Firmeza occidental ante la invasión militar rusa

LA CRISIS de Ucrania se ha recrudecido exponencialmente. Un número indeterminado de blindados rusos cruzó sin permiso la frontera ucraniana, lo que desató un contrataque en el que varios vehículos quedaron inutilizados. Aunque Rusia lo niega, se trata del primer choque armado entre los ejércitos de ambos países desde que estalló la violencia en la ex república soviética, a principios de año. No es baladí que la incursión militar se haya producido mientras un convoy de ayuda humanitaria procedente de Moscú aguarda en la frontera, debido a la desconfianza que esta expedición ha despertado en Kiev. La sospecha de que Moscú tiene la determinación de alimentar la sedición de las regiones pro-rusas cobra fuerza. Vladimir Putin es consciente de que la violación de la integridad territorial ucraniana supone también un atentado flagrante contra el derecho internacional ante el que la UE y EEUU no pueden, ni deben, permanecer impasibles. La incursión militar rusa debe interpretarse como una respuesta más a las sanciones de Occidente. Los aliados deben mantenerse firmes, hacer lo posible por impedir una escalada bélica y estudiar un endurecimiento de su presión a Moscú. Putin ha dejado claro que no atiende a medias tintas disuasorias.