Entrevista con Adda Chuecas

Expolio en el Amazonas

El 5 de junio, el gobierno de Alan Garcí­a ordenó un salvaje operativo militar contra las movilizaciones indí­genas que paralizaban las carreteras en protesta por los decretos que anulaban el derecho de consulta y propiedad sobre sus tierras. Las cifras oficiales son de 9 indí­genas y 21 policí­as muertos. Las organizaciones indí­genas hablan ya de más de un centenar de muertos y cientos de heridos. Una movilización social ha estallado en Perú encabezada por un movimiento indí­gena organizado y combativo. Adda Chuecas es directora del Centro Amazónico de Antropologí­a y Aplicación Práctica, y ha concedido una entrevista a De Verdad digital en su visita a España. El CAAAP fue creado en 1974 por nueve obispos de la Amazoní­a Peruana. Trabaja actualmente con cuatro de los principales pueblos indí­genas: Asháninka, Aguaruna, Shipibo-konibo, y Kechwa-Lamista, en las zonas de San Martí­n, Selva Central, Ucayali y Loreto, pero, al mismo tiempo proyectan su trabajo con el objetivo de incidir a escala nacional.

¿Cuántas son las oblaciones indígenas en Perú, su composición y cómo se distribuyen por el país?, ¿qué peso tienen en el conjunto de la sociedad? En la Amazonía peruana hay 64 grupos étnicos que pertenecen a doce familias lingüísticas. Esto significa unas 1750 comunidades reconocidas, faltando todavía por reconocer muchas y titular muchas más. Estamos hablando de 400.000 habitantes, según el último censo del INEI del 2007. Estas cifras no consideran a los indígenas que han emigrado a las ciudades. El universo es mayor si se cuentan los indígenas de la zona andina y de selva. Dentro de la población peruana son 4,5 millones de indígenas. Es el 15% de la población… Claro. Estos sucesos han visibilizado a la población indígena dentro del escenario político en el que habían estado invisibilizados para la sociedad peruana, inclusive para el Estado peruano. Por el poco conocimiento que se tiene no se pensaba que tuvieran esa fuerza organizativa para poder paralizar el país durante mes y medio, igual que el año pasado. Su capacidad de movilización ha sido una sorpresa para la sociedad y para el Gobierno, no de la imagen de “salvajes” sino de que están organizados y de que van a exigir sus derechos de forma pacífica. ¿Cuáles son las consecuencias del aumento de la explotación del Amazonas? El impacto socio-ambiental y cultural ha sido enorme. Está el caso de Río Corriente, por ejemplo, que está en la zona norte del país, que hace frontera con Ecuador y Colombia, en el que las consecuencias de la explotación del petróleo es terrible: desde niños con plomo y cario en la sangre, como cambios en la nutrición, y por lo tanto desnutrición y un alto índice de mortalidad infantil. No se respetan los estándares mínimos internacionales que deben exigirse para la presencia de empresas en los territorios indígenas, y que el Estado tiene la obligación infantil. ¿Puede hablarse del traslado y hasta la extinción de comunidades, hoy en día, no hace un siglo? En el último siglo ha desaparecido 18 pueblos y están en peligro de extinción 11. En la región Madre de Dios, la región madre de la minería informal con los lavaderos de oro, es tremendo. Muchas de estas poblaciones está emigrando a las ciudades. Además estos decretos pretendían modificar el régimen de propiedad de los indígenas sobre estas tierras, e iba a significar una gran pérdida de territorios y migración indígena. ¿No sería necesario tener los medios para realizar estudios completos, integrales y sistemáticos de las repercusiones de la actividad minera y la explotación energética? Efectivamente. Pero la principal forma de minorar esto es que se les conceda un marco jurídico, que es el objetivo de esta mesa de diálogo, reconocer los territorios indígenas como el espacio en el que desarrollan su cultura y, en este sentido, está también la gestión de la tierra, el uso y el aprovechamiento de los recursos naturales. Ese es el punto de partida, donde comienza el conflicto, porque en estos territorios es donde están la mayoría de recursos dados en concesiones mineras. Si no hay un marco que regule y garantice esto, el problema persistirá hasta que ellos puedan gestionar sus propios recursos. ¿Qué intereses concretos que están en juego en este conflicto? Económicos y políticos sobre los recursos naturales. Porque los indígenas reclaman su pertenencia al Estado peruano, y ¿cómo que el Estado no atiende a sus necesidades si son peruanos? Pero, ¿quién tiene los derechos de explotación de ese 78% del Amazonas que está repartido? Plus Petros, Petrobras y Repsol, aunque también hay alguna petrolera canadiense. El Gobierno se ha dedicado ha difundir que las movilizaciones responden a la intervención de intereses extranjeros, ¿qué opina? Las demandas de los pueblos indígenas nace de ellos, y no es nueva en el Perú. Se ha visibilizado ahora, pero no es algo que empezó el año pasado, sino hace muchísimos. No se puede decir que haya injerencia, influencia o manipulación. Llama la atención quién lo dice, ¿no? Claro. Además, no solo son los indígenas los que enarbolan esta bandera, es el conjunto del pueblo peruano quien reclama sus derechos sobre el Amazonía y de la importancia que tiene para la humanidad. La Amazonía es el pulmón del mundo, por eso al final están defendiendo también los derechos del conjunto de la humanidad. Por eso el cuestionamiento es al modelo de desarrollo, y eso nos beneficia a todos. ¿Quiere añadir algo más? Perú debe ser reconocido como un país pluricultural, en el que la diversidad cultural sea tomada como un activo del desarrollo y no como un obstáculo. Los indígenas han dado una lección al pueblo peruano y al Estado. Y también han puesto en el debate el cuestionamiento del modelo de desarrollo sostenible y con la participación de la población

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