Selección de prensa internacional

Europa: el eslabón débil

La idea de la nacionalización de los bancos, como última alternativa que va quedando para tratar de contener la hemorragia desatada por la crisis financiera, se abre paso en EEUU. Si hasta hace poco sólo era patrimonio de algunas elites académicas, pesos pesados del mundo de la polí­tica y el Estado como el reciente premio Nóble de Economí­a Paul Krugman o Allan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal se han ido adhiriendo a la idea. La última incorporación se ha producido hoy mismo. El periódico The New York Times, una de las tres grandes instituciones de la prensa escrita norteamericana publica hoy una editorial donde se manifiesta abiertamente por la nacionalización de los bancos estadounidenses.

Desechada, al arecer, la idea de reunir todos los activos tóxicos de la banca nacional en un único “banco malo” por su coste excesivo para el Estado y por el temor a que tras cada nueva compra de activos tóxicos, parezcan más en la recámara de los bancos, la nacionalización aparece como una solución no tanto radical, sino como la menos mala de las opciones sobre el tapete, para intentar acabar con el problema. Las masivas inyecciones de dinero público en la banca norteamericana sólo han servido hasta el momento para impedir un colapso total y sistémico del sistema financiero. Pero apenas si consiguen aliviar el problema momentáneamente, para que al cabo de poco tiempo vuelvan a aflorar nuevas e ingentes cantidades de activos tóxicos con sus consiguientes pérdidas multimillonarias. Dos de los grandes gigantes bancarios del país están en una situación tal que ambos, Bank of America y Citigroup, han llegado a perder en los últimos doce meses exactamente lo mismo de su valor en bolsa, un 94,2%. En estas condiciones, una nacionalización que implique el control del gobierno por un período de tiempo, una investigación rigurosa que dictamine cuál es exactamente sus situación, de qué recursos reales disponen, cuales de sus activos son tóxicos y cuales no, haga una limpieza, los sanee, los divida si es necesario y posteriormente los revenda al capital privado, es una opción que se abre paso entre sectores influyentes. pese a que el gobierno haya salido a finales de la semana pasada a afirmar que no entra en sus planes tal alternativa. Y es que no se le escapa a nadie las dificultades políticas de nacionalizar a colosos financieros como Citi o BofA, controlados por familias históricas de la oligarquía financiera yanqui cuyo poder político e influencia sobre las instituciones del Estado es proporcional al tamaño de sus recursos. Tampoco Europa se libra del tsunami financiero. A la “contaminación” provocada por los activos tóxicos norteamericanos y el hundimiento del mercado inmobiliario propio se le ha abierto un nuevo frente cuyas dimensiones pueden llegar a ser todavía mayores: la virtual quiebra técnica a la que empiezan a asomarse diversos países de Europa central y oriental. Países que han conocido en los últimos años unos crecimientos cercanos a los de los países emergentes, sobre la base del endeudamiento y la penetración del capital extranjero en sus economías. Y que ahora se encuentran sin recursos ante la recesión mundial, y además atrapados por un déficit externo y una deuda pública imposibles de asumir. Deuda, tanto pública como privada, que en su inmensa mayoría está en manos de la banca europea. Empezando por la austriaca y siguiendo por la alemana, francesa e italiana. EEUU. The New York Times EL GOBIERNO Y LOS BANCOS Las acciones de los bancos se hundieron la semana pasada ante el miedo a que el gobierno tenga que asumir el control de las instituciones más afectadas como Citigroup y Bank of America. Eso echaría fuera a los accionistas de los bancos –provocando la huída de los inversores- y pondría una franja del sistema financiero bajo el control del gobierno. Los norteamericanos tienen un horror visceral a la palabra nacionalización. Pero o se lleva a cabo una reestructuración de la mayoría de la propiedad, o vayan llamando a los contribuyentes, después de verter centenares de miles de millones de dólares en capital y garantías, a verter centenares de miles de millones más. Creemos cada vez más que es la solución menos mala a una situación verdaderamente desesperada. Las pérdidas de los bancos están ascendiendo, dejando a algunas instituciones infracapitalizadas y -según cálculos creíbles- insolventes. Eso es un desastre para los contribuyentes. Necesitan que los bancos funcionen, y es su dinero el que se va en las líneas de apoyo a los bancos que son demasiado grandes para dejarlos caer, como Citi y BofA. Las medidas de rescate han prevenido hasta ahora que el sistema se fundiera, pero no han invertido la tendencia hacia abajo ni han restablecido el préstamo bancario. Eso no sucederá hasta que los inversionistas tengan un conocimiento seguro de las pérdidas que todos sabemos que están en los balances de los bancos, pero que los bancos son reacios a reconocer. (…) El gobierno examinaría las posesiones de los bancos para conseguir un evaluación realista de los activos tóxicos que están paralizando a los bancos, y cuánto capital necesita cada banco, no sólo para sobrevivir sino para comenzar a prestar otra vez. Seguirían estando en manos de los accionistas las instituciones que son lo bastante sanas como para reunir el capital necesario de inversores privados. El control de los que son demasiado débiles sería asumido por el gobierno y recapitalizado con el dinero de los contribuyentes. El gobierno se encargaría de reestructurar las finanzas y las operaciones de esos bancos. Sustituyendo a la gerencia actual, un extremo apropiado para los ejecutivos cuyos errores han llevado sus compañías y el país a este punto oscuro y peligroso. Como los contribuyentes serían los dueños, se beneficiarían de los beneficios que se obtengan cuando los bancos se recuperen. Los críticos aducirán que los burócratas del gobierno no tienen los conocimientos para llevar estos asuntos. Pero Estados Unidos tiene una historia acertada de coger los bancos insolventes a través del Federal Deposit Insurance Corporation. Las tomas de posesión contempladas aquí son más grandes en escala y serían más complejas que las que han caído generalmente bajo la gestión del F.D.I.C. Pero la noción de que el gobierno carece totalmente de los conocimientos técnicos para nacionalizar los bancos insolventes es falsa. El objetivo es limpiar eficientemente los bancos, antes que los problemas lleguen a ser más grandes, y después -cuanto antes- vender los bancos de nuevo a los inversores privados. Serán instituciones más pequeñas. Y deberá haber regulaciones apropiadas para asegurarse de que esta catástrofe no sucede otra vez. Asumir el control de los grandes bancos fallidos será políticamente muy difícil. Pero técnicamente podría ser más fácil que muchos de los rescates que se han elaborado, intentado y propuesto. El viernes, el portavoz de presidente Obama intentó calmar a los mercados reafirmando la preferencia de la administración por un saneado sistema bancario de propiedad privada. Compartimos esa preferencia. Pero parece que la mejor manera de conseguir llegar desde aquí hasta allí, es que algunos bancos pasen un cierto tiempo en manos del gobierno. THE NEW YORK TIMES. 23-2-2009 Francia. Le Monde EL PUNTO FRÁGIL El destino de Europa puede ser que esté en trance de jugarse en el Este. La crisis de las subprime ha acabado, en efecto, por atrapar a todos estos países (Hungría, Chequia, Polonia, Ucrania,…) que han conocido, en el curso de los últimos años un verdadero milagro económico, con ritmos de crecimiento sostenido y una elevación espectacular de su nivel de vida. La Europa central y oriental se ha beneficiado del flujo masivo de capitales extranjeros, atraídos por su dinamismo económico y facilitado por sus relaciones privilegiadas con la zona euro. Pero, con la crisis, este dinero llegado de las naciones ricas ha empezado a retirarse provocando un principio de asfixia financiera y una caída de las monedas nacionales. Hoy, las tasas de interés queman, la actividad se hunde, los déficit se disparan. Como por su parte las empresas de estos países, así como sus habitantes, se habían endeudado mucho en moneda extranjera (euros, francos suizos), el mal se ha agrandado más todavía. Hasta hacer pensar, para algunos de ellos, en el riesgo de la suspensión de pagos ante la imposibilidad de refinanciarse. Sería un gran error, en el Oeste, desinteresarse de lo que pasa en el Este. En primer lugar, por puro egoísmo. Los bancos de los países de la zona euro se han implantado masivamente, y tienen mucho prestado. En caso de hundimiento generalizado en Polonia o Chequia, se enfrentarían a pérdidas colosales, que pueden llegar a amenazar su propia solvencia, lo que es ciertamente el caso de las entidades financieras austriacas. En un momento también donde la crisis atiza las tentaciones proteccionistas nacionales, poder disponer alrededor suyo de una región de intercambios comerciales privilegiados constituye un útil paliativo. EEUU tiene su propia zona, Asia la suya, Europa no puede pasar de ello. Devolver el dinamismo, o al menos evitar el naufragio de los países del Este de Europa, es ofrecer a las empresas de la zona euro la posibilidad de colocar sus productos, de vender sus servicios; es también asegurar a Alemania, a Francia y a otras naciones del Oeste algunas décimas de porcentaje del PIB. Lo que no se puede rechazar actualmente. El reto no es sólo económico y financiero. El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, un norteamericano, acaba de confirmarlo. Ahora hace 20 años que Europa está unificada, en 1989, qué tragedia sería dejar que se dividiera de nuevo". Europa del Oeste no puede dejar colapsar a la del Este. Si esta asistencia financiera tiene el riesgo de ser muy costosa, no hacer nada lo sería más aún. LE MONDE. 22-2-2009 China. Diario del Pueblo PRESIDENTE CHINO SE REÚNE CON CLINTON El presidente de China Hu Jintao se reunió con la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton, subrayando que es cada vez más importante profundizar y desarrollar más las relaciones chino-estadounidenses. Hu apreció a Clinton que haga su primera visita a China y otras partes de Asia desde que asumió el cargo, diciendo que esto refleja la importancia que la nueva administración de Estados Unidos concede al desarrollo de las relaciones con China y otros países asiáticos. Hu también extendió una invitación al presidente Barack Obama para que visite China cuando lo considere oportuno. "Espero con interés intercambiar puntos de vista con él sobre relaciones bilaterales y asuntos de interés común", dijo Hu, agregando que también espera reunirse con Obama en Londres a principios de abril. Clinton dijo que tuvo "varias reuniones buenas" con funcionarios chinos durante su visita. Agregó que Estados Unidos y China han acordado en principio iniciar un diálogo estratégico y económico entre las dos partes, y se espera que los presidentes Obama y Hu anuncien formalmente el plan en Londres. Hu dijo que China y Estados Unidos, ambos como los países más influyentes en el mundo, comparten amplios intereses comunes y tienen importantes responsabilidades en los grandes asuntos concernientes a la paz y el desarrollo del mundo. Las relaciones chino-estadounidenses son unas de las relaciones bilaterales más importantes en el mundo en el siglo XXI, dijo Hu, subrayando que es de mayor importancia que nunca en el pasado la profundización y desarrollo de las relaciones chino-estadounidenses, contra el fondo de la crisis financiera internacional que continúa difundiéndose y de varios desafíos globales que se vuelven cada vez más prominentes. China ha tratado siempre las relaciones chino-estadounidenses desde un alto nivel estratégico y una perspectiva a largo plazo y está lista a fortalecer la consulta y coordinación con Estados Unidos sobre los asuntos internacionales y regionales más importantes, dijo Hu (…) Hu dijo además que China está dispuesta a incrementar los intercambios y cooperación con Estados Unidos en campos como economía, comercio, antiterrorismo, aplicación de la ley, ciencia y educación, cultura, salud pública, energía y protección del ambiente. Clinton dijo que la relación chino-estadounidense ha entrado en una nueva era de cooperación positiva, ya que las dos partes comparten amplios intereses comunes en una variedad de campos y asuntos globales. Agregó que Estados Unidos está dispuesto a mejorar más la cooperación con China en diversos campos. DIARIO DEL PUEBLO. 23-2-2009

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