Europa

Europa ante las elecciones en EEUU

“¿Puede Biden arreglar lo que Trump ha roto?”, se pregunta -refiriéndose a la relación trasatlántica- en una columna para The New York Times la redactora jefe de Le Monde. Pero quizá haya que preguntarse no sólo si puede, sino si Biden -y la fracción de la clase dominante norteamericana por él representada- quiere. 

“No volverán los viejos tiempos, si es que alguna vez existieron (…) sobre todo sobre todo por lo que respecta a Alemania”. Así lo asegura el presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Bundestag. Y no es el único centro de análisis europeo que advierte que, aún en el caso de que ganen los demócratas, las cosas no volveran a ser lo que solían entre Washington y la UE. El corresponsal de Le Monde, dice: “Apenas nos atrevemos a susurrarlo a los europeos: prepárense para ser decepcionados en caso de que Joe Biden entre en la Casa Blanca”. 

Hay que recordar que la administración Obama combatió ferozmente los impuestos a Apple en Irlanda, y que intentó -sin éxito- imponer una serie de tratados de Libre Comercio (TTIP, CETA, TiSA) que significaban un poder avasallador de los grandes capitales norteamericanos sobre los países europeos. El semanario alemán Der Spiegel asegura que, en el plano comercial, Biden no anda demasiado alejado del «American First» de Trump. 

Sus sospechas y recelos están más que justificados. El hecho es que durante los últimos cuatro años el mundo se ha movido. Se ha agudizado el declive norteamericano y ha avanzado tanto la emergencia de China y del área del Asia-Pacífico como la progresiva irrelevancia de Europa. Una tendencia que la pandemia está agudizando.

Gane Trump o gane Biden, la superpotencia norteamericana necesita aumentar los tributos sobre su área de dominio, en la que está Europa. El gran capital de Wall Street necesita dar un salto en el grado de saqueo y de penetración en los mercados europeos, y en la apropiación de sus fuentes de riqueza. 

Más cerca del final de su ocaso, más agresivos.

Sabemos cuál es siempre la respuesta de la superpotencia ante las crisis económicas: cargar sobre los eslabones más débiles de la cadena imperialista sus propias pérdidas; aumentar el grado de saqueo y expolio no solo sobre el Tercer Mundo, sino también sobre aliados y vasallos como los países europeos, entre ellos España; exigir mayores tributos para el sostén de los costosísimos gastos del Imperio, así como un más intransigente encuadramiento en los proyectos y planes de guerra hegemonistas.

Sea un halcón o una paloma el que gane las elecciones presidenciales, sea con la línea Trump o la línea Biden, vamos a ver los próximos años unos EEUU en declive, con una mayor ansiedad estratégica por cargar sobre otros las pérdidas de la actual crisis. 

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