El Tribunal Supremo, a través de la específica «Sala del 61», ha anulado la candidatura al Parlamento Europeo de Iniciativa Internacionalista-La Solidaridad entre los Pueblos (IISP). Era lo que se tenía que hacer. Porque es un intento obvio de presentación política de ETA a las elecciones europeas. Es, por tanto, una buena noticia que alegra a todos los demócratas. Debería ser una alegría también para todos los que se consideran de izquierda, especialmente, esa parte de ella que se autodenomina anticapitalista y revolucionaria.
La resolución del Suremo podrá ser recurrida ante el Tribunal Constitucional. Las partes disponen de cuarenta y ocho horas para formalizar sus recursos, mientras que el TC tendrá que tener lista su decisión antes de las doce de la noche del jueves; es decir, antes de que dé comienzo la campaña electoral. Este periodo es también bueno y oportuno para que todos los integrantes de esa izquierda abducida por el pensamiento nazifascista de ETA, disfrazado de nacionalismo de “izquierdas”, reflexionen con franqueza y honradez.Una izquierda realmente anticapitalista y revolucionaria, porque es democrática y progresista, debe y tiene que denunciar y condenar el terrorismo, se disfrace como se disfrace. Debe y tiene que trazar una línea clara frente a ETA y sus justificadores. El terrorismo es, lo ha sido históricamente, ajeno y enemigo de los trabajadores y del resto del pueblo. Sólo ha interesado e interesa a los poderes dominantes. Hay que terminar con las ideas venenosas de connivencia con el fascismo etarra inoculadas a ciertos sectores que se sitúan en la izquierda.