Ciencia

Esperando a Cousteau

Aunque fue considerado más un comunicador que un cientí­fico, muchos expertos consideran su obra como un legado de valor incalculable, y su genio residí­a en dar a conocer el océano y sus criaturas a la gente que no leí­a prensa cientí­fica alguna.

Es el resonsable, junto con el ingeniero Émile Gagnan, de romper un tabú al crear el “Pulmón de Agua” ó Aqua Lung en 1943, un dispositivo de respiración submarina consistente en una bombona llena de oxígeno conectado a una máscara respiratoria en la cara, que confería más libertad que el tradicional sistema del tubo de respiración procedente del exterior. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, compra el dragaminas Calypso para convertirlo en el buque oceanográfico con el que llevaría adelante sus primeras exploraciones de los fondos marinos por todo el mundo.En su obra documental, constan más de setenta filmaciones para televisión, entre ellas el Mundo Submarino, tres películas documentales: El Mundo del Silencio, El Mundo sin Sol y Viaje al Fin del Mundo, consiguiendo galardones como el Oscar de la Academia de Hollywood, y más de cincuenta libros en colaboración con otros autores.En sus exploraciones también participó su familia, entre ellos su hijo Jean-Jacques, al cual se le dedicó un museo oceanográfico en España en cuya inauguración estuvo presente el propio capitán Cousteau.Premios y homenajes no le han faltado en su carrera: la Legión de Honor, doctorados honoris causa en varias universidades como Berkeley o Harvard, el Premio del Medio Ambiente de la ONU, el Premio del Centenario de la National Society,… Y entre sus variados homenajes cabe destacar el disco Waiting for Cousteau del músico Jean-Michel Jarre, y en España se encuentra el más curioso de ellos: un ninot indultado de la Cremáen el Museo de las Fallas de Valencia.

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