Presidente de la Xunta de Galicia

Entrevista a Alberto Núñez de Feijóo

¿Qué valoración tiene usted sobre las causas que han ermitido la derrota de PSG y BNG y el ascenso del PP? A mi juicio, los ciudadanos le dijeron a los políticos que no se puede gobernar en contra de las urnas. Considero que los votantes gallegos le dijeron al PSOE y al BNG que no se puede gobernar pensando en atacar a la oposición que tiene la mayoría. Creo que, por una parte ha perdido las elecciones el bipartito, que dedicaron más esfuerzos a las disputas internas en el seno del Gobierno que a resolver los problemas de los gallegos y, desde el Partido Popular de Galicia, hemos sido capaces de articular una alternativa de Gobierno sólida y creíble. Usted se ha comprometido a acabar con la política lingüística excluyente en la educación. ¿No se ha creado, por parte del BNG, un "enfrentamiento lingüístico" que no existe en la sociedad gallega, donde conviven libremente ambas lenguas? ¿Qué medidas va a impulsar en torno a la política lingüística? En efecto, durante la pasada legislatura, el bipartito gallego rompió el consenso en materia lingüística, generando un enorme descontento social. Para superar esta situación, es mi intención derogar el decreto de enseñanza del gallego y asegurar el derecho de los padres a elegir el idioma en el que deseen que sean escolarizados sus hijos en la educación infantil. En los restantes niveles educativos haremos efectivo el derecho de los alumnos a utilizar en la clase y en los exámenes el idioma que elijan libremente. Con estas medidas no sólo garantizaremos la libertad de elección de los alumnos sino que contribuiremos a impulsar el uso del gallego, porque estamos convencidos de que la imposición no es buena. Los idiomas nunca pueden imponerse, porque este tipo de estrategias acaban resultando contraproducentes, en la medida en que los alumnos acaban renegando de las lenguas impuestas. Una de sus primeras medidas, que era un compromiso electoral, va a ser reducir un 40% los altos cargos, un 25% las consejerías y rebajar sensiblemente el número de asesores. ¿Cuánto dinero puede ahorrarse con estas medidas, y cuántos altos cargos y asesores existían entonces, y cuánto dinero suponían para el erario público? La reducción de altos cargos y del número de consellerías se enmarca en un plan de austeridad más ambicioso, encaminado a la reducción del gasto corriente en la Administración y con el que esperamos obtener una cifra de alrededor de 100 millones de euros que se dedicarán a combatir la crisis y a tratar de generar empleo. En un momento en el que las familias se están apretando el cinturón, no se entendería que la Xunta pudiese actuar de otra forma. En lo que se refiere a la estructura administrativa de la Xunta, mi objetivo es limitar las 13 consellerías actuales a un máximo de 10 y suprimir los 52 delegados provinciales para dejarlos reducidos a 5. Creo que con este modelo queda garantizada la funcionalidad, a pesar del ahorro que se derivará de tal medida. Usted plantea también recortes en la "administración paralela", los entes adscritos a la Xunta que han sido cuestionados por el Consejo de Cuentas de Galicia por escapar al control directo y constituir un foco de clientelismo… Estos días estamos trabajando precisamente en la elaboración de la nueva estructura orgánica, mucho más austera que la anterior, y acorde con los tiempos que corren. Es evidente, por ejemplo, que no tiene sentido alguno que el aparato administrativo encargado de aplicar la ley de de dependencia tenga un coste superior al de las propias prestaciones por poner sólo un ejemplo. ¿A qué va a destinarse todo ese ahorro en el presupuesto público? Como ya he señalado, mi prioridad número uno será frenar la destrucción de empleo y tratar de reactivar la actividad económica. Si el gobierno de la Xunta puede funcionar con un 40% menos de altos cargos, asesores y entes paralelos, ¿no es eso expresión de cómo existe un gigantesco aparato burocrático, innecesario desde los intereses generales, que devora los recursos públicos? Desde luego mi intención es recortar ese aparato en la medida de lo posible, que incluirá también una reducción significativa de los procedimientos burocráticos para facilitar la actividad de las empresas, los emprendedores y de cualquier ciudadano. La Administración debe estar al servicio de los administrados, y no al contrario. Usted ha declarado en la campaña electoral que "con el audi de Touriño se podrían comprar 24 ambulancias". Se le ha acusado por eso de populismo, ¿pero no es una sangrante realidad? Comprar un coche oficial de esas características fue un error por parte de Touriño, teniendo en cuenta que tal vehículo no era preciso, ya que disponía de coches oficiales suficientes a su disposición en el parque móvil de la Xunta. Usted ha demostrado que es posible reducir sensiblemente los gastos superfluos de la administración. ¿No debería ser ese un primer punto para un plan de choque nacional, a implantar en todas las administraciones españolas, contra la crisis? Como es natural, no me corresponde tomar ese tipo de decisiones más allá de la Xunta de Galicia. Pero estoy seguro de que si en Galicia hay margen de maniobra para reducir gastos superfluos y conseguir recursos para combatir la crisis, en el Gobierno central, por ejemplo, ese margen debería ser mucho mayor, dado el tamaño de la Administración General del Estado. ¿Cómo se valoran desde el PP los resultados de las elecciones vascas, con la posibilidad real de conquistar, por fin, un gobierno constitucionalista? Es una excelente noticia, no para el PP o para el PSOE, sino para el conjunto de los vascos. Tanto los gallegos como los vascos han lanzado un mensaje claro en la cita con las urnas del pasado 1-M.

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