Editorial

España tiene que ponerse a la cabeza de la oposición internacional a los planes de Trump sobre Gaza

España y su gobierno deben estar a la cabeza de la denuncia y la oposición a los criminales planes de Trump y Netanyahu, que buscan culminar el genocidio con una limpieza étnica de Gaza. La mayoría social progresista así lo exige.

Ya sabíamos que el retorno a la Casa Blanca de Trump -que en su primer mandato exhibió una gran complicidad con Netanyahu y con los sectores más duros del sionismo- suponía un redimensionado peligro para Palestina, Oriente Medio y la Paz Mundial. Pero la realidad ha superado las tenebrosas expectativas.

Nada más sentarse en el Despacho Oval y recibir la visita del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, responsable directo de quince meses de genocidio y crímenes de guerra en Gaza, Trump ha revelado su «plan de paz» para la Franja.

Consiste en deportar forzosamente a 2,2 millones de gazatíes. En que Israel le transfiera la «propiedad» de la Franja. Y en demoler y reconstruir Gaza… convirtiéndola en un resort de lujo para ricos, con vistas al Mediterráneo.

Se trata de una limpieza étnica, de una voladura de la legalidad internacional. De una patada al frágil alto el fuego que tantos meses ha tardado. De una amenaza a la Paz en Palestina y toda la región.

En la sociedad española, una enorme mayoría de la ciudadanía está con el pueblo palestino, y con sus legítimas demandas de paz, justicia y autodeterminación. Un 71% considera que la ofensiva Israelí sobre la Franja es un genocidio. Y un 78% apoya el reconocimiento del Estado Palestino.

Es sobre la base de esta abrumadora base social sobre la que nuestro país ha dado pasos positivos y valientes a favor de Palestina, como el reconocimiento del Estado Palestino junto a otros países de la UE como Irlanda o Noruega, o respaldar la denuncia por genocidio que Sudáfrica impulsa en la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Claro está que debería hacer más, como bloquear e impedir cualquier tránsito de armas o municiones con destino a Israel que pase por nuestro territorio; incluidas nuestras aguas o espacio aéreo; incluidas las que hacen escala en bases norteamericanas como la de Rota. Pero gracias a la presión y la exigencia de la mayoría social española, el gobierno de Pedro Sánchez se cuenta entre los que están de parte de Palestina y de la legalidad internacional en este cruento genocidio. No pueden decir lo mismo otros gobiernos europeos como el de Alemania.

Sin embargo, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca implica una amenaza no sólo para Palestina, sino para los que se atreven a levantar la voz contra Israel o los atropellos de EEUU. El republicano ha iniciado sanciones contra Sudáfrica, contra la Corte Penal Internacional, y ha anunciado represalias contra todo aquel que denuncie a sus gendarmes sionistas.

España y su gobierno deben resistir estas inaceptables presiones de Washington y Tel Aviv.

España y su gobierno deben redoblar la lucha por la paz y por hacer respetar la legalidad internacional y los derechos humanos, las resoluciones de la ONU y las sentencias de los Tribunales Internacionales de Justicia.

España y su gobierno deben permanecer del lado de la inmensa mayoría de la sociedad española, y de la inmensa mayoría de los países y pueblos del mundo, que claman contra 76 años de guerra, genocidio y apartheid del Estado de Israel contra el pueblo palestino.

España y su gobierno deben estar a la cabeza de la denuncia y la oposición a los criminales planes de Trump y Netanyahu, que buscan culminar el genocidio con una limpieza étnica de Gaza.

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