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España sigue al borde del bono basura

España evitó el año pasado por un mínimo margen la rebaja de su ráting a “bono basura”. Madrid puede agradecérselo a la promesa condicional de compra de deuda por parte del Banco Central Europeo, que alivió los temores en torno al acceso al mercado.

Pero España sigue en una posición precaria. Su déficit presupuestario en 2012 ascendió al 7% del producto interior bruto, excluyendo la recapitalización de la banca, y sin embargo, el Gobierno habla de relajar las políticas de austeridad. Esto podría ser un problema para su ráting crediticio.

La agencia clave es Moody’s, que muestra la opinión más negativa sobre la eurozona y que aún califica a España como Baa3 con una perspectiva negativa –lo que implica que una nueva rebaja quitaría al país el sello de grado de inversión–. Ha advertido de que la constante desviación de España de los objetivos presupuestarios y los déficit de años anteriores estaban minando la credibilidad del Ejecutivo español.

Moody’s señala que sus previsiones de deuda se basan en una reducción constante del déficit presupuestario y en un regreso al crecimiento en 2014, supuestos que pueden estar por probarse aún. De no conseguir estabilizar la deuda gubernamental, podría sufrir una rebaja.

Esto sugiere que Luis de Guindos podría estar moviéndose por terreno delicado; el ministro de Economía español trata de renegociar los objetivos de déficit con la Comisión Europea y asegura que no hay planes para aplicar nuevas medidas de austeridad significativas. La Comisión Europea pronosticó en febrero que el déficit presupuestario de España sólo caerá al 6,7% en 2013 y que después volverá a subir en 2014, ante la falta de cambios en la política; para alcanzar la previsión de Moody’s de un déficit del 6% en 2013, aún tendrá que aplicar nuevas medidas de consolidación fiscal, según señala UBS.

Una rebaja de la calificación por parte de Moody’s podría no resultar desastrosa; si Standard & Poor’s y Fitch mantuvieran el ráting de grado de inversión para España, sus bonos permanecerían en los principales índices de deuda pública. Las dos últimas agencias de calificación han adoptado un tono más equilibrado en Europa; de hecho, S&P ha llegado a asegurar que las medidas de austeridad y los objetivos presupuestarios inalcanzables son parte del problema. Sin embargo, tanto para S&P como para Fitch, la complacencia con el déficit o la pérdida de credibilidad sí podría ser un problema.

El mercado no parece inmutarse: la rentabilidad de los bonos de España a diez años, en un 4,5%, está en su nivel más bajo de los dos últimos años, a pesar del rescate de Chipre, la inestabilidad política de Italia y los decepcionantes datos económicos. Aun así, una rebaja del ráting podría resultar una desagradable sorpresa para los tenedores de bonos españoles.

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