«Tras el aviso de un riesgo de impago en Hungría, la preocupación de los inversores y analistas se dirigió de inmediato a la renta fija pública europea, sin duda el mercado donde hoy por hoy la eurozona juega su partido más decisivo. Por eso las primas de riesgo de los países con peores escenarios para salir de la crisis volvieron a dispararse ayer a máximos históricos. En España el rendimiento de su bono a 10 años alcanzó el 4,53%, con lo que el sobrecoste respecto a la deuda alemana supera ya los 196 puntos, una diferencia nunca antes vista en la zona euro.»
Con este nuevo encarecimiento de la deuda ública española, al Tesoro le cuesta ya un 75% más que a su socio alemán obtener financiación en los mercados de capitales. Aunque la sangría para las cuentas públicas españolas puede ser todavía mayor porque en los instrumentos de deuda a más corto plazo la rentabilidad española llega casi a triplicar a la germana. Sin embargo ni siquiera esta excepcional prima parece suficiente para los inversores. (EL MUNDO) EL PAÍS.- El Gobierno aún no tiene un documento "definitivo ni oficial" de reforma laboral, pero los sindicatos comienzan a engrasar la maquinaria para convocar la huelga general este mismo mes. Comisiones Obreras ya prepara la movilización, según anunció ayer en un comunicado. UGT aún quiere esperar a que el Ejecutivo avance las grandes líneas en la última reunión oficial de este proceso, prevista para el próximo miércoles. En todo caso, las dos organizaciones trabajan con el horizonte de no dejar para después del verano la respuesta a las previsibles novedades en la regulación del despido que aprobará el Ejecutivo en pocos días. Opinión. El Mundo España se asfixia ante el pánico europeo Javier. G GallegoEspaña afronta el mes de junio, en el que tendrá que hacer frente a vencimientos de deuda de más de 8.000 millones, con la menor credibilidad económica desde la creación de la zona euro. La prima de riesgo del Tesoro marcó ayer un nuevo máximo al rozar los 200 puntos tras desatarse un nuevo episodio de pánico financiero en Europa. Esta vez Hungría fue el causante del desplome bursátil -el Ibex cedió un 3,8%- y del encarecimiento de la deuda pública tras reconocer que su anterior Gobierno falseó las cuentas públicas y que se encuentra en una situación «muy grave». El miedo en la zona euro se desató con tal violencia que la moneda común se desplomó hasta cotizar a menos de 1,20 dólares por unidad; su nivel más bajo en casi cinco años. Tras el aviso de un riesgo de impago en Hungría, la preocupación de los inversores y analistas se dirigió de inmediato a la renta fija pública europea, sin duda el mercado donde hoy por hoy la eurozona juega su partido más decisivo. Por eso las primas de riesgo de los países con peores escenarios para salir de la crisis volvieron a dispararse ayer a máximos históricos. En España el rendimiento de su bono a 10 años alcanzó el 4,53%, con lo que el sobrecoste respecto a la deuda alemana supera ya los 196 puntos, una diferencia nunca antes vista en la zona euro. Con este nuevo encarecimiento de la deuda pública española, al Tesoro le cuesta ya un 75% más que a su socio alemán obtener financiación en los mercados de capitales. Aunque la sangría para las cuentas públicas españolas puede ser todavía mayor porque en los instrumentos de deuda a más corto plazo la rentabilidad española llega casi a triplicar a la germana. Sin embargo ni siquiera esta excepcional prima parece suficiente para los inversores. Según explica el directivo de una gran entidad de banca mayorista, la captación de recursos a través de la colocación de deuda se está convirtiendo en una operación muy complicada y «extremadamente cara». El mercado está prácticamente cerrado y nadie quiere prestar dinero ante el temor a perderlo. En definitiva, algo parecido a lo que ocurrió tras la quiebra de Lehman Brothers, sólo que ahora la amenaza del colapso no se cierne sobre los bancos, sino sobre algunos estados europeos. También es muy preocupante que los inversores hayan anulado por completo el efecto balsámico que podía haber tenido la intervención del BCE en el mercado secundario de deuda. «Las primas de riesgo de países como España o Italia son ya más altas que antes de que la institución monetaria anunciase su intervención», alertaba Financial Times en su editorial de ayer. Hasta ahora el organismo monetario que preside Jean-Claude Trichet ha aportado liquidez en la deuda pública por valor de 36.000 millones. Una líquidez diseñada, teóricamente, para engrasar el mercado interbancario y dotar de fluidez al crédito en Europa. Pero, lejos de lograr ese propósito, cualquier excedente de liquidez generado por el BCE ha ido a parar de nuevo a sus propias arcas a través de la facilidad de depósito que ha diseñado. Según las estadísticas del Banco de España, la desconfianza que existe ahora mismo entre los bancos europeos es tal que el recurso a este instrumento del BCE se ha disparado en las últimas sesiones. Actualmente los bancos tienen depositado 320.400 millones de euros. En el caso de las Bolsas la liquidez no es el problema, pero sí su volatilidad y una tendencia bajista tan radical que ha provocado que el Ibex pierda un cuarto de su valor en lo que va de año, equivalente a casi 100.000 millones de euros de capitalización. El desplome de ayer del 3,8% fue incluso superior al de la Bolsa magiar y tuvo como agravante el mal dato de desempleo conocido en Estados Unidos, que resta fuerza a las tesis de que la primera economía mundial está ya en una clara fase de expansión. Según José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, el caso de Hungría también puede suponer un freno a la recuperación europea en tanto que aumenta «el riesgo de una mayor desaceleración por la necesidad de ajustar las finanzas». Entre los valores más desgastados en Bolsa están, obviamente, los bancos. Daniel Pingarrón, de IG Markets, apunta que los «especuladores han vuelto a posicionarse a corto sobre algunas compañías, sobre todo después de recibir recomendaciones de venta», como les ha ocurrido a Santander y BBVA con sendos informes de Morgan Stanley y BNP. Estos dos bancos cayeron en la sesión de ayer un 5,8% y un 6,8%, respectivamente. Aunque la situación en el resto de bancos europeos tampoco es mejor. El francés Société Générale se hundió ayer un 7,6% tras dispararse el rumor de que podría haber tenido pérdidas millonarias con instrumentos derivados. Un rumor que fuentes del banco se apresuraron a desmentir. En general las entidades alemanas y francesas son las que más preocupación tienen por la situación húngara, ya que son dos de sus principales acreedores. Pero eso, al mismo tiempo, supone un contratiempo clave para otros países como España, ya que estas entidades también son dos de los prestamistas más activos del Tesoro. EL MUNDO. 5-6-2010 Reforma laboral. El País Los planes del Gobierno de abaratar el despido aceleran la huelga para junio L. Abellán El Gobierno aún no tiene un documento "definitivo ni oficial" de reforma laboral, pero los sindicatos comienzan a engrasar la maquinaria para convocar la huelga general este mismo mes. Comisiones Obreras ya prepara la movilización, según anunció ayer en un comunicado. UGT aún quiere esperar a que el Ejecutivo avance las grandes líneas en la última reunión oficial de este proceso, prevista para el próximo miércoles. En todo caso, las dos organizaciones trabajan con el horizonte de no dejar para después del verano la respuesta a las previsibles novedades en la regulación del despido que aprobará el Ejecutivo en pocos días. "Es posible que puedan existir borradores y documentos de trabajo, pero no una propuesta oficial", intentó ayer tranquilizar la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, tras la reunión del Consejo de Ministros. El Gobierno, aseguró, aún aboga por el acuerdo: "Vamos a apurar hasta el último instante todas las posibilidades", aunque con pacto o sin él, el Consejo de Ministros aprobará el próximo día 16 las grandes líneas de esos cambios laborales. Como los plazos son muy estrechos, Comisiones ha reunido ya a 150 responsables de Organización, Comunicación, Acción Sindical y Empleo para empezar a proyectar "una huelga general que parece inevitable", según el comunicado emitido ayer. El Ejecutivo ha dilatado todos los plazos posibles para anunciar su proyecto con el argumento de que hay que agotar la última esperanza de diálogo. Pero la fecha elegida pone contra las cuerdas a los sindicatos, pues convocar la huelga antes de julio, como pretenden, les obliga a prepararla sin conocer en detalle el decreto. Las huelgas que afectan a servicios públicos, como son todas las generales, requieren un preaviso de 10 días naturales. Además del requisito legal, la estrategia sindical de movilización de los trabajadores aconseja que se disponga de un margen algo mayor de tiempo, por lo que lo más probable es que UGT y Comisiones Obreras se dispongan a convocarla en cuanto el Gobierno les presente el boceto de reforma. Ambas organizaciones confían en que eso ocurra el próximo miércoles, durante la última reunión prevista entre Gobierno, sindicatos y empresarios para cerrar un acuerdo. A partir de ahí resultará más evidente si las novedades laborales lesionan los derechos de los trabajadores o no. Ese es el baremo que utilizarán los sindicatos para decidir si van a la huelga, según anunciaron al manifestar su intención de convocarla. Ese día también marcará el inicio de la ronda parlamentaria que el Gobierno quiere emprender para intentar pactar su reforma con los diferentes grupos. El apoyo de al menos una parte del hemiciclo será imprescindible para sacarla adelante, sobre todo si llega al Congreso sin el aval de un acuerdo con los agentes sociales. Respecto a los motivos por los que el Ejecutivo aprobará la reforma el 16 de junio, De la Vega argumentó que el día 17 hay un Consejo Europeo "muy importante", el último de la presidencia española y el que supondrá el examen definitivo a los planes de España para reconducir sus desequilibrios fiscales. Así que al Gobierno "le encaja" esa fecha, explicó la vicepresidenta. El elemento con más visos de encender los ánimos sindicales se refiere a los cambios en la regulación del despido. Aunque en las reuniones con los agentes sociales no lo ha detallado, el Ejecutivo tiene la intención de transitar por esa vía. Se trataría de allanar el camino a las empresas en crisis para que pudieran demostrar más fácilmente en los tribunales que sus despidos obedecen a causas económicas. En la actualidad ese proceso está muy sujeto a la interpretación del juez, por lo que muchos empresarios prefieren abonar la indemnización correspondiente a un despido improcedente (45 días por año trabajado en lugar de los 20 días que corresponderían por causas económicas) para aligerar los trámites. Los sindicatos también considerarían lesiva la otra línea de reforma del despido: la generalización del contrato indefinido con indemnización de 33 días por año trabajado. A cambio, eso sí, se endurecería el recurso a la contratación temporal, aunque ahora no parece probable un encarecimiento en la cotización por desempleo de la fórmula eventual, como se planteó al principio de la negociación, en el mes de febrero. Editorial Accidente húngaro Un nuevo accidente financiero se adivina por el este de Europa y amenaza con debilitar todavía un poco más los mercados europeos. El nuevo Gobierno húngaro anunció ayer que el Ejecutivo anterior había manipulado las cuentas públicas, afirmación que dibuja una crisis de la solvencia financiera como si se tratara de una reedición del desastre de Grecia. Tan delicada es la situación que las autoridades económicas húngaras presentarán en un plazo de 72 horas un plan de choque para sanear las cuentas públicas. A pesar de que Hungría no forma parte del euro y de que su peso relativo en la economía de los 27 es reducido (el 0,8% del PIB total), la convulsión se extendió inmediatamente por los mercados bursátiles, afectados también por los rumores de graves dificultades en el negocio de derivados de Société Générale. El Ibex se hundió el 3,8%, el Dax alemán cayó el 1,91% y Londres bajó el 1,63%. Pero la presión mayor se está ejerciendo sobre el diferencial de deuda. En el caso de España, está en torno a los 200 puntos básicos y la atmósfera se hace más irrespirable cada día que pasa. El caso de Hungría prueba que cualquier incidente excita el pánico de los inversores. Grecia y Hungría repiten el terrible mensaje de que hay países que falsean sus finanzas públicas y de que otros Gobiernos europeos pueden haber hecho lo mismo. El caso de Société Générale reafirma ante los mercados que queda por reconocer un importante volumen de deuda y activos depreciados en las entidades financieras europeas. Ambas incertidumbres confluyen inevitablemente sobre los bancos, cuyos balances están en cuestión y cargan con la amenaza de una tasa o impuesto bancario en el área del euro. El entorno financiero europeo es hoy el peor de los conocidos desde la creación de la moneda única, hasta el punto de que cualquier alarma menor puede disparar el pánico; pero empeorará un poco más por el miedo a la exposición de la banca europea a la deuda húngara (en el caso de la banca española, la exposición total es de 1.137 millones de euros). No existen remedios rápidos contra este desorden financiero público y privado que seguirá castigando a las economías periféricas (Grecia, Portugal, Irlanda y España) incluso con más dureza de lo que merecen tras los planes de ajuste del gasto aprobados por sus respectivos Gobiernos. No hay resortes de control económico para garantizar por encima de cualquier sospecha la veracidad de las cuentas públicas o la salud de los balances bancarios; ni resortes de control político que afronten las crisis de confianza en los activos nacionales como si fuesen una cuestión de confianza de toda Europa. La única solución, aunque llegue con retraso, es crear esos resortes unificados. La lección para España es que no solo se trata de acertar con el remedio a los riesgos conocidos, sino que los desconocidos e imprevistos, como este accidente húngaro, se encuentran al acecho. EL PAÍS. 5-6-2010