El panorama económico y político español es desolador. El país está en la ruina económica, con un gigantesco déficit público, la continua destrucción del tejido empresarial, con serios problemas en el sistema financiero y con alarmantes cifras del paro. Todo bajo la batuta de un presidente incapaz, Zapatero, con un Gobierno que carece de cualificación para abordar la crisis y para alcanzar una gran pacto nacional.
Algo imosible de imaginar hoy porque el Ejecutivo antepone su discurso populista a una acción de choque contra crisis, y porque el PP está sumido en una tormenta de liderazgo, con Rajoy desaparecido y sin autoridad ante los problemas de su partido. ABC.- La nueva operación de la Audiencia Nacional en tres ayuntamientos de Barcelona, saldada ayer con nueve detenidos, ha vuelto a poner de manifiesto que el de la corrupción en las entidades locales no es un fenómeno anecdótico o marginal, propio de un reducido número de oportunistas que se valen de la política para enriquecerse con negocios turbios. Por contra, se trata de un fenómeno peligrosamente extendido y demostrativo de que los mecanismos de control, inspección y supervisión son insuficientes ante los desmanes de cargos políticos que convierten el servicio público en una excusa perversa para un enriquecimiento fácil y rápido Opinión. Estrella Digital España, ruina y corrupción Pablo Sebastián El panorama económico y político español es desolador. El país está en la ruina económica, con un gigantesco déficit público, la continua destrucción del tejido empresarial, con serios problemas en el sistema financiero y con alarmantes cifras del paro. Todo bajo la batuta de un presidente incapaz, Zapatero, con un Gobierno que carece de cualificación para abordar la crisis y para alcanzar una gran pacto nacional. Algo imposible de imaginar hoy porque el Ejecutivo antepone su discurso populista a una acción de choque contra crisis, y porque el PP está sumido en una tormenta de liderazgo, con Rajoy desaparecido y sin autoridad ante los problemas de su partido. Y para adornar tan dantesco e irresponsable espectáculo, en el que todos tienen su parte de responsabilidad, está estallando por todas partes un nuevo y gigantesco saco de corrupción, que empezó con el ‘caso Gürtel’, dañando severamente al PP y a varios de sus destacados dirigentes, y que ahora se extienden por el PSC-PSOE en el municipio barcelonés de Santa Coloma y por CiU, una vez que en esa trama aparecen alcalde y concejales del PSC, así como destacados miembros de CiU, que formaron parte del Gobierno de Jordi Pujol, como Alavedra y Prenafeta. A esto hay que añadir escándalos del PP en las islas Baleares, y de la dirigente de Unió Mallorquina, Munar, así como una larga colección de escándalos municipales, empezando por Marbella, lo que nos presenta un panorama lamentable y la sensación de que destacados dirigentes de la clase política roban mientras son muchos los ciudadanos que no tienen trabajo y sus familias sufren graves problemas económicos. Estaban muy divertidos en el PSOE con el ‘caso Gürtel’ y sus consecuencias en el seno del PP, y ahora resulta que la corrupción ha estallado en Santa Coloma de Gramanet, donde gobernaba el PSC y se instaló una trama de corrupción de gran influencia a medias con conocidos personajes de CiU, como Macià Alavedra y Lluís Prenafetta, los estrechos colaboradores de pasados gobiernos de Jordi Pujol. Los que, con este escándalo, añaden un nuevo episodio a la larga historia de corrupción de CiU, donde están ocasos importantes como: Planasdemunt, Casinos, Tibidabo, Torras KIO, De la Rosa, el "tres por ciento del caso del Carmel, denunciado por Maragall, el de Pascual Estevill -juez corrupto que Jordi Pujol envió al Consejo General del Poder Judicial-, y más recientemente el caso de Millet en el Palau de la Música de Barcelona. Y ahora Santa Coloma. Un rosario de la corrupción nacionalista catalana, que explica claramente por qué CiU nunca denuncia las corrupciones de los demás. Sin olvidar otros casos de Unió, como los de los fondos de formación, etcétera. Naturalmente, el PSOE que hoy lidera José Montilla ha sido cazado en este caso de Santa Coloma, con su alcalde, Bartomeu Muñoz -el sucesor de la dirigente del PSC Manuela de Madrid-, a la cabeza de una trama, en la que también estaban sus primeros concejales y un ex diputado del PSC. O sea, otro escándalo en las filas del PSC-PSOE, que tienen sus antecedentes en el famoso ex dirigente Sala, que fue una de las piezas claves de ‘Filesa’. Con lo que, digan lo que digan ahora desde el PSC, el empate nacional entre el PP y el PSOE ya está servido en esto de la corrupción nacional. Y la economía española desangrándose a diario, la situación financiera en franca debilidad -ahora resulta que Moody’s tenía razón sobre el riesgo de los bancos españoles en el sector inmobiliario-, el paro y el déficit público creciendo sin parar y el diálogo económico, político y social roto y sin una perspectiva de solución. ¿Quién da más? Naturalmente, la responsabilidad mayor de esta situación la tienen Zapatero y el Gobierno de la nación. ESTRELLA DIGITAL. 28-10-2009 Editorial. ABC El cáncer de la corrupción LA nueva operación de la Audiencia Nacional en tres ayuntamientos de Barcelona, saldada ayer con nueve detenidos, ha vuelto a poner de manifiesto que el de la corrupción en las entidades locales no es un fenómeno anecdótico o marginal, propio de un reducido número de oportunistas que se valen de la política para enriquecerse con negocios turbios. Por contra, se trata de un fenómeno peligrosamente extendido y demostrativo de que los mecanismos de control, inspección y supervisión son insuficientes ante los desmanes de cargos políticos que convierten el servicio público en una excusa perversa para un enriquecimiento fácil y rápido. No transcurre una semana sin que salten a la luz pública investigaciones policiales o de la Fiscalía -la más reciente la de El Ejido- que alarman a la opinión pública por la facilidad y la impunidad con la que se manejan el dinero, las influencias y el nepotismo en algunas esferas del poder. Ayer fueron detenidos Maciá Alavedra, ex consejero de Economía de la Generalitat de Cataluña con Jordi Pujol; el ex dirigente también de CiU Lluis Prenafeta; el alcalde socialista de Santa Coloma de Gramanet,Bertomeu Muñoz, y el ex diputado del PSC Luis García, entre otros militantes socialistas. Todos ellos acumulan en su dudosa hoja de servicios a la política investigaciones pasadas por casos de corrupción -en Cataluña nadie ha olvidado aún la famosa expresión del «tres por ciento»-, a las que ahora se suman nuevas acusaciones por irregularidades en la adjudicación de obras y servicios vinculados a la construcción. El rosario de delitos sobre la mesa es, lamentablemente, de sobra conocido para la ciudadanía: tráfico de influencias, blanqueo de capitales, cohecho… Sin embargo, la respuesta institucional al fenómeno de la corrupción ya no puede ser sólo policial, judicial y política, con la depuración -más o menos rápida, y más o menos eficaz- de responsabilidades, con destituciones o expulsiones de un partido político. Son exigibles una profunda regeneración ética en los partidos y una actitud ejemplarizante porque el escaso crédito de que gozan todas las formaciones políticas entre cada vez más ciudadanos desliza a todo el sistema por una frustrante pendiente. Lo acontecido ayer demuestra que la corrupción sacude de manera transversal a todos los partidos políticos y evidencia que la utilización espuria de los escándalos tiene un peligroso efecto bumerán. La corrupción es un fenómeno que no discrimina en función de adscripciones ideológicas, sino que corrompe el sistema político sobre el que se sustenta la propia democracia, provocando efectos demoledores en una opinión pública que tiende a estigmatizar sin matices a la clase dirigente. Se corre el riesgo de que ese desapego de la sociedad hacia sus gobernantes se extienda a medida que los casos de corrupción se generalizan en medio de un ambiente de indignación. Es lo que ocurrió en Italia, donde los escándalos que afectaron sin distinción a los partidos tradicionales provocaron el derrumbe del sistema, lo que favoreció la aparición de formaciones de corte populista sustentadas en la figura de personas concretas al margen de la estructuras de poder de las formaciones clásicas. Nada hay más nocivo que ese sentimiento colectivo que se traduce en la expresión «todos los políticos son iguales», porque refleja que la desconfianza se ha instalado en los resortes más íntimos de la sociedad. ABC. 28-10-2009 Editorial. El País La mancha se extiende El chaparrón de la corrupción se extiende como una mancha de aceite por toda la geografía española. Al caso Gürtel que afecta a la Comunidad Valenciana, Madrid, Galicia y Castilla y León, se han sumado Baleares -con el asunto Munar- y Cataluña, con el saqueo del Palau de la Música y ayer todavía otro nuevo episodio: la detención en Barcelona de ocho personas en relación con un supuesto caso de tráfico de influencias, blanqueo de capital y cohecho en Santa Coloma de Gramenet, al parecer por unos 20 millones de euros. El actual alcalde socialista de la localidad del cinturón barcelonés -Bartomeu Muñoz- y dos ex altos cargos de la Generalitat pujolista -Macià Alavedra y Lluís Prenafeta- están a la espera de prestar declaración ante el juez Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional. Los nombres de Alavedra -ex consejero de Gobernación, Industria y Economía y Finanzas de la Generalitat- o el de Prenafeta -secretario de Presidencia y mano derecha durante años de Pujol- no son unos desconocidos en los tribunales. Prenafeta, que ha llegado a estar imputado en varios, siempre ha salido indemne, aunque en alguno de los casos hubiera, según el juez, "aromas de corrupción". Alavedra simplemente ha sido citado a declarar en un caso como el de la extorsión a empresarios catalanes que practicaba el juez Luis Pascual Estevill, vocal del Consejo General del Poder Judicial nombrado a propuesta de CiU. La detención de ambos -ahora ya convertidos en hombres de negocios sin aparente vinculación directa con el actual núcleo dirigente de Convergència- no ha sorprendido. Caso distinto es el del alcalde de Santa Coloma, un socialista sui géneris, que reside en el corazón de la Barcelona burguesa y ejerce su cargo político en una ciudad de la periferia obrera. La reacción del Partit dels Socialistes de Catalunya ha sido fulminante en tiempos en que otros partidos -el PP con Gürtel y CDC con la financiación de la Fundación Trias Fargas con dinero del Orfeó Català- se toman el tiempo que necesitan y más antes de adoptar medidas. El PSC ha anunciado, al poco de conocerse las detenciones, la suspensión temporal de militancia y la creación de una gestora en Santa Coloma hasta que el juez decida el grado de inculpación de tres de los detenidos que están afiliados al partido. Convergència, siguiendo su línea habitual, ha pedido respeto a la presunción de inocencia y sostiene que no tomará medidas contra simples afiliados. Nada es edificante en este nuevo caso de corrupción, que ha surgido tirando del hilo de las cuentas que, al parecer, Alavedra y Prenafeta tenían en el BBVA Privanza de las islas Jersey. Con la crisis económica que azota al extrarradio barcelonés -Santa Coloma tiene un paro de más de un 15% con una población de casi 120.000 habitantes-, el incremento de la desafección política y de la desconfianza hacia partidos e instituciones es la consecuencia predecible de esta mancha de corrupción que va extendiéndose a ojos vista. EL PAÍS. 28-10-2009