España: indignados y organizados

«Algunas de las asambleas ciudadanas que tienen lugar en diversas localidades de España, y cuyos participantes son genéricamente conocidos como los indignados, acordaron en sus sesiones de ayer mantener los campamentos por un tiempo más y, lo más importante, dar paso a formas de organización que aseguren la continuidad del movimiento de protesta que sacude al paí­s ibérico. Así­ ocurrió en Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza y Bilbao.»

Lo que ha quedado claro en estas semanas de revuelta es que el sistema inventado e imuesto tras el fin de la dictadura franquista, sus instituciones y sus partidos políticos, no es una vía eficiente de participación ciudadana y crea más problemas de los que soluciona. Sólo así puede entenderse la decisión de la gente indignada que ayer decidió dotarse de una estructura independiente de los poderes establecidos. Porque en España, como ocurre en otros países, la clase política ha terminado por escindirse de la ciudadanía a la que dice representar y en cuyo nombre actúa, y hoy sólo se representa a sí misma y a los intereses de los capitales locales y foráneos. (LA JORNADA) THE WALL STREET JOURNAL.- La creciente competencia de China está llevando a los fabricantes alemanes de maquinaria a reevaluar cómo preservar la ventaja que ha convertido a su industria en el eje de la economía nacional, que gira en torno a las exportaciones. Los rivales chinos están ganando terreno en su propio mercado, inquietando a productores alemanes acerca de la competitividad de un sector que representa 7% de la economía germana. Las compañías alemanas se enfrentan a una industria con apoyo del Estado que está creciendo en buena parte gracias a adquisiciones, mano de obra barata y las lecciones aprendidas dos décadas atrás en la industria textil. México. La Jornada España: indignados y organizados Algunas de las asambleas ciudadanas que tienen lugar en diversas localidades de España, y cuyos participantes son genéricamente conocidos como los indignados, acordaron en sus sesiones de ayer mantener los campamentos por un tiempo más y, lo más importante, dar paso a formas de organización que aseguren la continuidad del movimiento de protesta que sacude al país ibérico. Así ocurrió en Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza y Bilbao. En ésas y muchas otras ciudades, las asambleas decidieron convocar a la conformación de un movimiento con fundamento barrial y avanzar en las formas de organización para expresar el hartazgo ciudadano ante el modelo económico depredador, la insensibilidad y frivolidad de la clase política y el nulo interés de los poderes políticos y económicos por el sufrimiento de asalariados, consumidores, inquilinos, desempleados, jubilados y jóvenes sin acceso a la educación ni al trabajo, entre otros sectores poblacionales afectados por el manejo oficial ante la recesión que persiste en España. Otro dato significativo de la jornada de ayer es que se confirma el crecimiento transgeneracional de los indignados y la expansión de sus causas. Ahora, en ese movimiento confluyen no sólo la irritación de los jóvenes ante un modelo político-económico que les niega un sitio en el mundo, sino también la preocupación de los jubilados por la pérdida del poder adquisitivo de sus pensiones y el recorte de sus prestaciones, los vecinos afectados en sus entornos urbanos por la descontrolada irrupción de capitales que los transforman y destruyen, los migrantes extranjeros exasperados por la discriminación y los atropellos de que son víctimas. Entre otros. No debe perderse de vista que la brutal e injustificada represión policial ordenada el pasado viernes contra los indignados que acampan en la barcelonesa Plaza de Cataluña no logró amedrentar a ésos ni a otros manifestantes en el resto del país, sino que tuvo, incluso, el efecto contrario: dio a los jóvenes golpeados y heridos por las cargas de los mossos d’esquadra un elemento adicional de cohesión y de insatisfacción contra un régimen que tiene, en el deplorable proceder de Felip Puig, encargado del Interior en la Generalitat catalana, la expresión extrema de una insensibilidad generalizada y de una mentalidad policial compartida por el grueso de la clase política, y que se proyecta a otros ámbitos de descontento social, como el nacionalismo vasco. Otra muestra de semejante espíritu fue dada ayer por la titular de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, quien desde el sábado ha venido exigiendo al Ministerio del Interior que realice en la Plaza del Sol un desalojo represivo similar al efectuado por el gobierno catalán en Barcelona. Con o sin nuevos episodios de agresión gubernamental a los ciudadanos, lo que ha quedado claro en estas semanas de revuelta es que el sistema inventado e impuesto tras el fin de la dictadura franquista, sus instituciones y sus partidos políticos, no es una vía eficiente de participación ciudadana y crea más problemas de los que soluciona. Sólo así puede entenderse la decisión de la gente indignada que ayer decidió dotarse de una estructura independiente de los poderes establecidos a fin de pugnar por el cambio de modelo económico –compartido por los partidos Popular, en la oposición, y Socialista Obrero Español, aún en el gobierno– y de presionar por la instauración de una democracia realmente incluyente, plural y participativa. Porque en España, como ocurre en otros países cuyos gobiernos son dominados por el poderío empresarial y mediático, la clase política ha terminado por escindirse de la ciudadanía a la que dice representar y en cuyo nombre actúa, y hoy sólo se representa a sí misma y a los intereses de los capitales locales y foráneos. LA JORNADA. 30-5-2011 EEUU. The Wall Street Journal China le pisa los talones a la ingeniería alemana Mary M. Lane La creciente competencia de China está llevando a los fabricantes alemanes de maquinaria a reevaluar cómo preservar la ventaja que ha convertido a su industria en el eje de la economía nacional, que gira en torno a las exportaciones. Los rivales chinos están ganando terreno en su propio mercado, inquietando a productores alemanes acerca de la competitividad de un sector que representa 7% de la economía germana. Las compañías alemanas se enfrentan a una industria con apoyo del Estado que está creciendo en buena parte gracias a adquisiciones, mano de obra barata y las lecciones aprendidas dos décadas atrás en la industria textil. "Alemania necesita concentrarse en la calidad y la innovación porque en cuanto a la maquinaria de mercado masivo, China pronto sacará ventaja", dice Bernd Reitmeier, ex integrante de la Cámara Alemana de Comercio en China. Muchos expertos dicen que la reputación de la calidad y la confiabilidad de la ingeniería alemana debería ayudar al sector a contrarrestar el reto chino al liderazgo en maquinaria de punta. Aun así, el ímpetu detrás de las compañías chinas pone de relieve los obstáculos de largo plazo que encaran sus pares alemanes para mantener una ventaja innovadora a medida que merma la oferta de ingenieros y otros profesionales calificados formados en Alemania. Las compañías alemanas —en su mayor parte empresas pequeñas de propiedad familiar— siguen dominando el mercado chino de maquinaria de punta, que se calcula en entre 75.000 millones de euros y 85.000 millones de euros, o cerca de US$110.000 millones a US$120.000 millones, dice Axel Berke, investigador de la firma alemana de consultoría Struktur Management Partner. Él y Reitmeier escribieron un reciente informe sobre los desafíos en China para las ventas alemanas de maquinaria de alta tecnología en industrias como la automotriz, la energética, la construcción y la aviación. Según las cifras más recientes del gobierno chino, el ingreso interno para los productores nacionales de dicha maquinaria aumentó 76% de 2006 a 2009, a 123.700 millones de yuanes (US$19.100 millones). Las exportaciones alemanas a China de maquinaria de punta llegaron a 15.130 millones de euros (US$21.790 millones) el año pasado, 34% más que en 2009, según datos oficiales de Alemania. Aunque las cifras chinas y alemanas no son estrictamente comparables, parece que las compañías de China están alcanzando a las alemanas. Los analistas dicen que es improbable que la mayor competencia afecte a los grandes grupos alemanes, como Siemens AG, y en cambio golpeará duro a los fabricantes del mittelstand, las miles de pequeñas y medianas empresas que son la columna vertebral de la economía de exportación de Alemania. Velocidad de innovación Mantener la ventaja será crucial para la industria alemana conforme se modera la demanda en mercados centrales y maduros, como Estados Unidos y Francia. China, con su rápido crecimiento, es ya el mayor comprador de maquinaria alemana, representando 11% del total. Los fabricantes alemanes de maquinaria que operan en China consultados por Struktur generalmente esperan que la competencia en los próximos cinco años provenga de pequeños negocios que son mayormente desconocidos fuera de China. "Como las compañías alemanas, necesitamos mantener una velocidad de innovación muy grande para aventajar a la competencia china; de otro modo, no podemos vender nuestros productos", dice Christian Blatt, gerente general en China de Krones AG, que fabrica equipos de embotellamiento y empacamiento. El crecimiento de la industria de maquinarias de China evoca la estrategia del país en los textiles en la década de 1990, un sector que China ahora domina. Ambos sectores se han beneficiado de apoyo financiero gubernamental. El presidente Hu Jintao anunció en marzo un plan a cinco años para invertir más de US$500.000 millones en industrias clave, que incluye la de la maquinaria. Hace dos años, Beijing presentó un plan de revitalización de la manufactura de equipos para aumentar su cuota global de mercado y reducir la dependencia de compañías de propiedad extranjera. Las empresas chinas también pagan menores salarios que las alemanas, usan componentes menos caros y reciben subsidios gubernamentales o reembolsos impositivos. Por ello, los productos chinos con frecuencia cuestan 10% a 20% menos que los alemanes, dicen los analistas.Los programas chinos "dan terrenos gratis, edificios gratis", asegura Reitmeier. "Ese es un apoyo que el gobierno alemán no puede dar" a sus propias compañías. Las empresas alemanes de ingeniería hace mucho que se preocupan de que rivales chinos violen derechos de propiedad intelectual. Herrenknecht AG, que hace equipos de perforación de túneles, ha renunciado a su esperanza de hacer valer sus derechos de propiedad intelectual en China. "¿Como una compañía de tamaño mediano? Imposible", dice Martin Herrenknecht, dueño de la empresa. En cambio, el ejecutivo estableció una empresa conjunta con una compañía china que es en parte propiedad del gobierno, usando componentes alemanes y mano de obra china de bajo costo. THE WALL STREET JOURNAL. 30-5-2011

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