Algunos/as ya lo conocen, saben que sus familias les están esperando con los brazos abiertos. Para otros/as, es su primer año y llegan con una mezcla de curiosidad y cierto miedo. Es la primera vez que se separan de sus padres y hermanos/as. Echarán de menos a su familia, a veces, llorarán, pero se adaptarán y para aquellas familias que han tenido la suerte de acogerlos/as, será una experiencia única.
Allá quedan sus padres, con sus dudas y quién sabe si con sus noches de insomnio pensando en cómo estará su hijo/a. Si se adaptará, si tendrá miedos. Los niños y niñas saharauis son muy queridos en sus familias, son los príncipes.
Saben que tienen unos años para venir, compartir y crear lazos de unión, después, una vez cumplidos los 12 años, no podrán volver
Son ya muchos años los que se lleva realizando este programa, siempre en los meses de julio y agosto, los que más calor hace allí de donde ellos y ellas vienen: los campamentos de refugiados en Tindouf ( Argelia)
Tienen muy claro por qué están allí. Todos/as viven con la esperanza de volver un día a su tierra. Un pueblo que vive de la ayuda internacional, pero muy digno, saben que su lucha pacífica les llevará un día a poder vivir en paz en su tierra: El Sahara Occidental, hoy ocupado por Marruecos.
Su estancia aquí, cumple varios objetivos
– Es una forma de reivindicación de la lucha del Pueblo saharaui, la lucha por la libertad y la autodeterminación, son los/as pequeños/as embajadores de su Pueblo.
–SAHARA: RESISTENCIA Y DIGNIDADProtegerse del calor tremendo que hace en el desierto de La Hamada en Tindouf (más de 50º) Sensibilizar durante estos dos meses.
-Hacerse revisiones médicas, para paliar aquellas deficiencias que por una alimentación inadecuada y la continua agresión de la arena en los ojos, les haya podido causar.
– Compartir con los/as españoles/as y aprender mutuamente. Es una transmisión de conocimientos y afectos.
«A pesar de la crisis el pueblo español sigue siendo muy solidario « El pueblo español es muy solidario y, aunque la crisis está pegando muy duro, continúa acogiendo a estos niños, hay muchas familias dispuestas a ofrecer sus casas y su calor a estos niños y niñas. No sabemos cuánto durará este programa, ojala fuera el último, significaría que por fin están en su tierra.
Cómo madre y también madre de acogida, quiero dar las gracias a todas estas familias que se han implicado en la maravillosa aventura de acoger un niño saharaui y desde aquí quiero animar a todas aquellas que aún tienen dudas a que lo hagan. La experiencia cambiará su vida. Tendrá una familia para siempre allá en el desierto y ojala que no tardando mucho, en su Tierra: El Sáhara Occidental.