Despidos en Opel Figueruelas

«Escucha Detroit, la lucha empieza hoy»

Aragón está con Figueruelas. 40.000 personas en la última manifestación es la expresión del apoyo social no sólo frente a la pérdida de empleo en la planta de montaje de Opel y toda su industria auxiliar sino a las consecuencias nefastas que para el conjunto de la región tendrá la venta de Opel al consorcio canadiense Magna.

Nadie entiende or qué…… hay que desguazar la planta más rentable de Opel. Un coche en Figueruelas cuesta en destino una media de 600 euros menos que uno alemán. El secreto son unos costes laborales entre un 20% y un 25% más bajos que los de Eisenach, la planta de Opel con los gastos más bajos en Alemania. Las razones no son, obviamente, económicas sino políticas. Los medios repiten la tesis de que General Motors "ha claudicado ante las presiones y chantajes del poderoso Gobierno alemán" para que accediera a la venta de Opel a Magna y evitar pagar electoralmente el drama social de los despidos masivos. Pero eso, pudiendo ser verdad, no es toda la verdad.Y una verdad a medias no deja de ser una mentira.¿Quién paga la factura?La burguesía monopolista alemana no está más que haciendo valer su fuerza en Europa para descargar sobre los demás los efectos de la crisis. A principios de año, antes de poner en venta Opel, GM manejó un plan de ajuste que incluía el cierre de la planta alemana de Bochum y la venta de la de Eisenach. En mayo, el gobierno de Merkel concedió a Opel un crédito puente de 1.500 millones de euros y condicionó la aportación de otros 3.000 millones a que la oferta que se aceptara fuera la de Magna, señalando que otros países europeos como Reino Unido, Bélgica o España iban a tener que compartir el coste. Las ventajas de la oferta Magna para Alemania son contundentes. Las marcas hermanas Opel y Vauxall tienen en Europa unos 50.000 empleados, la mitad de ellos en Alemania. Allí Magna planea despedir a 4.000 trabajadores, que es el 15%. En España el porcentaje sube al 25% y en Bélgica, donde se cierra la planta de Amberes, despide a sus 3.000 trabajadores.Bueno para GM, ¿bueno para Aragón?El problema político que está condicionando la crisis en Figueruelas es la absoluta dependencia, falta de diversificación, sometimiento y entrega política del futuro regional (por no hablar a escala nacional) a manos del gran capital norteamericano y europeo, en este caso el norteamericano. Este no es un problema reciente.Sobre el papel la venta de Opel a Magna se va a traducir en una reestructuración productiva y de plantilla y el hecho de que la planta española de Figueruelas dejará de ser el principal centro de producción del Corsa, el modelo que representa la columna vertebral del centro desde su apertura hace 27 años, en 1982. Pero si se cumplen los temores de muchos, esto podría ser el primer paso del desmantelamiento de la planta aragonesa de GM. Sólo en el sector auxiliar, se calcula que los planes de Magna harán que se pierdan cuatro empleos por cada despido de la planta de montaje. El 78% de las piezas de un coche (un modelo puede tener de 3.000 a 5.000 piezas) se hacen en empresas auxiliares. Esto significaría que si se despide a 2.000 trabajadores de los 7.500 que tiene Opel en Figueruelas, se perderían 8.000 en la auxiliar. Son varios los municipios cuyas economías dependen directamente del automóvil (Épila, Alagón, Pedrola, Figueruelas, Borja, Tauste, Villanueva de Gállego…). El polígono industrial de Épila alberga a 1.300 empleados. De ellos, 1.100 pertenecen a auxiliares de Opel. Pero si Figueruelas cierra, Aragón en su conjunto puede de repente retroceder décadas por el efecto dominó que tendría sobre la economía regional: impuestos, salarios, inversiones, fijación de la población en el entorno de Zaragoza, consumo inducido, exportaciones, innovación, tecnologías… Tal es el grado de dependencia al que ha llegado Aragón respecto a General Motors que un 5% del PIB regional, el 55% de sus exportaciones, están en manos de la multinacional norteamericana. ¿Fuerza o humo?Todas las posiciones de fuerza de los gobiernos central y regional cuando condicionan los avales y ayudas públicas al mantenimiento del empleo no son más que humo. ¿Cómo va a tener fuerza política un estado que se ha plegado ciegamente a las necesidades de los monopolios norteamericanos y europeos? La bandera de mantener el empleo ha llevado en época de bonanza económica a hacer concesiones a la multinacional. Planes Industriales, Acuerdo Meriva, diferentes Convenios, sólo han servido para que la empresa consiguiera mayores sacrificios de los trabajadores y un apoyo financiero público e institucional “ciego”. El último fuern los 29,2 millones de euros recibidos del Gobierno a través del Plan de Competitividad de la Automoción aprobado en febrero. Pero ningún plan de ahorro para salvar la empresa, ni de GM, ni de Magna ni del gobierno, considera como ahorro los esfuerzos y cesiones realizados por la plantilla de General Motors España en los últimos años. La pérdida de derechos (antigüedad, jornada flexible, pérdidas salariales, etc) vale cero. Aunque el comité de empresa no acepta el plan Magna, reconoce que su inversión es inevitable e imprescindible. ¿Con qué fuerza cuentan? La paz social impulsada por gobiernos y sindicatos se ha traducido en que, desde 1993, no ha habido ni una huelga en Figueruelas. Precisamente ahora, en época de crisis ha estallado la cruda realidad: “tragar para salvar el empleo” no era un mal menor, sino una “soga al cuello”. Las condiciones objetivas para que gobiernos o trabajadores incidan en la gestión de la crisis a favor de intereses nacionales, populares y obreros son infinitamente peores ahora. Todos los sacrificios hechos han revertido en mayor poder para la multinacional pero no en mayor capacidad de gestión local sobre el destino de sus beneficios. El resultado es la situación más grave que ha vivido la factoría en sus 27 años de historia, desde el desembarco de General Motors en Zaragoza.Plan Magna, plan General MotorsMagna es tan sólo un holding canadiense, especializado en componentes y marcas blancas para la industria de la automoción con fábricas en Austria y que casualmente trabaja para marcas alemanas (Mercedes, BMW y Volkswagen). Cuenta con el apoyo del banco ruso Sberbank. Magna presentó un plan de ahorro de unos 1.300 millones de euros a cinco años vista, que supondría reducir la carga de trabajo de Figueruelas hasta las 320.000 unidades de las más de 420.000 que se produjeron en 2008. Es una pérdida de un 25 por ciento de capacidad industrial a corto plazo por la transferencia de parte de la actual producción del modelo Corsa a la planta alemana de Eisenach. El parque de proveedores se traslada a Alemania así como las prensas, se desmantelaría el 50 por ciento de la Nave de estampación, con la consiguiente pérdida de valor estratégico de la factoría zaragozana dentro de los planes futuros. Los 1.700 despidos previstos en Figueruelas, podrían llegar a 2000 según la prensa alemana. Eso sí, los términos del acuerdo no cuestionan para nada la dirección de GM sobre todo el proceso. Seguirá manteniendo las licencias de tecnología y los recursos de ingeniería y dispondrá de un 35% de las acciones (Magna el 55% y los trabajadores el 10%). Ingenieros, economistas y sindicalistas saben que eso significa que Figueruelas se va al garete en cuatro años.

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