¿Es Oriente el nuevo centro de poder mundial?

Al responder dí­as atrás a la pregunta de un reportero en México, el canciller chino, Yang Jiechi, discrepó de la afirmación de que «el centro de gravedad del poder mundial se ha trasladado de Occidente a Oriente» y sostuvo que «la tendencia que impera en el mundo es el desarrollo gradual de las fuerzas internacionales hacia un equilibrio relativo».

Las teorías sobre “el centro de gravedad del oder mundial”, “el centro de gravedad de la política internacional” y el aserto de que “las riquezas y la fuerza económica” están “trasladándose de Occidente a Oriente”, han estado sentando cátedra en los países de América del Norte y Europa en los últimos años, particularmente tras el estallido de la crisis financiera internacional. Este argumento refleja una alerta y preocupación de los tradicionales centros de poder de América del Norte y Europa, donde no deja de generar aprensiones el rápido crecimiento de los grandes países emergentes de Asia, en contraste con el declive relativo de su propia posición. (DIARIO DEL PUEBLO) THE WALL STREET JOURNAL.- Ante su creciente temor a una deflación, algunos de los principales inversionistas del mundo están reestructurando sus portafolios para una posible caída prolongada de los precios. Bill Gross, un peso pesado de los fondos de bonos, el gestor de inversiones Jeremy Grantham, y los gestores de fondos de cobertura David Tepper y Alan Fournier son algunos de los inversionistas más conocidos que se están preparando para un posible brote de deflación, un evento que podría paralizar las economías y los mercados bursátiles globales. China. Diario del Pueblo ¿Es Oriente el nuevo centro de poder mundial? Al responder días atrás a la pregunta de un reportero en México, el canciller chino, Yang Jiechi, discrepó de la afirmación de que “el centro de gravedad del poder mundial se ha trasladado de Occidente a Oriente” y sostuvo que “la tendencia que impera en el mundo es el desarrollo gradual de las fuerzas internacionales hacia un equilibrio relativo”. A criterio de Yang Jiechi, el proceso de multi-polarización no se refiere sólo al rápido desarrollo de los grandes países emergentes en vías de desarrollo, sino que incluye también el continuo aumento de las potencias regionales en los numerosos países en vías de desarrollo de Asia, África y América Latina. Las teoría sobre “el centro de gravedad del poder mundial”, “el centro de gravedad de la política internacional” y el aserto de que “las riquezas y la fuerza económica” están “trasladándose de Occidente a Oriente”, han estado sentando cátedra en los países de América del Norte y Europa en los últimos años, particularmente tras el estallido de la crisis financiera internacional. Este argumento refleja una alerta y preocupación de los tradicionales centros de poder de América del Norte y Europa, donde no deja de generar aprensiones el rápido crecimiento de los grandes países emergentes de Asia, en contraste con el declive relativo de su propia posición. Según el politólogo estadounidense Zbigniew Brzezinski, “el centro de poder mundial se ha trasladado de ambas orillas del Atlántico al Lejano Oriente. Esto no significa que los países a ambas orillas del Atlántico se derrumbarán, sino que perderán el poderío que ostentaron por 500 años.” Los aspectos fundamentales del mundo se están transformando de manera indiscutible. Con el trasfondo de la creciente profundización de la globalización económica, los países menos privilegiados han comenzado a saborear los dividendos de la globalización económica, así como las riquezas “desbordantes” de los bolsillos de los países desarrollados y las transnacionales, en tanto se transforma por días la balanza de la economía mundial. Según las más recientes estadísticas del Banco Mundial, la participación de los países en vías de desarrollo en las riquezas del mundo se elevó del 33,7% de los años 80 del siglo pasado al 43,4% en la actualidad. Un economista italiano señaló que cada vez más países ricos se han convertido en países deudores. De hecho, con el avance incontenible de la globalización económica, “las riquezas y el poderío económico” comienzan a asentarse en los países en vías de desarrollo “en el este, sur, occidente y norte”, y no solamente en el “Oriente”, para decirlo con el lenguaje tradicional de América del Norte y Europa. A la par del incremento del poderío económico, los países en vías de desarrollo demandan un mayor espacio para sus opiniones en la arena internacional, y aquí radica precisamente la mayor preocupación de los países de América del Norte y Europa, cuando enarbolan la teoría del “traspaso del poder mundial hacia Oriente”. Hasta los mismos estadounidenses han debido admitir que los mecanismos internacionales forjados al calor de su victoria y posterior consolidación tras la Segunda Guerra Mundial han dejado de ser adecuados para la realidad internacional actual. Precisamente por esto, tras el estallido de la crisis financiera internacional, Estados Unidos ha pugnado por convertir al G-20 en plataforma principal para la cooperación económica internacional. No obstante, el reajuste realizado a la luz de la realidad no significa que EEUU haya renunciado voluntariamente a su ejercer su liderazgo, pues tal vez se trate de un simple reajuste táctico en lugar de estratégico. Los países desarrollados podrían considerar que la admisión de estos grandes países emergentes en los “centros de poder” equivale a una “democratización de las relaciones internacionales”; pero para los numerosos países en vías de desarrollo, incluida China, la auténtica democratización de las relaciones internacionales significará el derecho de palabra y a la elaboración de reglas sobre bases de igualdad con respecto a los países desarrollados. DIARIO DEL PUEBLO. 4-8-2010 EEUU. The Wall Street Journal Inversionistas de peso se aprestan para un período de deflación Gregory Zuckerman Ante su creciente temor a una deflación, algunos de los principales inversionistas del mundo están reestructurando sus portafolios para una posible caída prolongada de los precios. Bill Gross, un peso pesado de los fondos de bonos, el gestor de inversiones Jeremy Grantham, y los gestores de fondos de cobertura David Tepper y Alan Fournier son algunos de los inversionistas más conocidos que se están preparando para un posible brote de deflación, un evento que podría paralizar las economías y los mercados bursátiles globales. Al explicar sus apuestas en el mercado, los inversionistas citan cifras económicas débiles y un consenso cada vez más firme de que las autoridades en todo el mundo son renuentes a —o no pueden— implementar más medidas para impulsar el crecimiento económico. "La deflación no es sólo un tema de curiosidad intelectual, está sucediendo", asegura Gross, quien dirige el fondo mutuo Pimco Total Return Fund, de US$239.000 millones. Gross hace referencia a una caída anualizada de 0,1% en los últimos dos años en el índice de precios al consumidor de Estados Unidos. "Se trata de un mundo incierto que se inclina hacia la deflación". No obstante, los temores de una deflación tras la crisis financiera de 2008 no se materializaron, en gran parte porque los bancos centrales intervinieron. De hecho, muchos de estos inversionistas estrellas no creen que una deflación prolongada sea un hecho y confían en que la Reserva Federal y otras autoridades tomarán medidas radicales para detener una caída general de los precios. Aun así, señales preliminares de una deflación están llevando a Gross y otros a incrementar sus posiciones en inversiones que generan intereses, como bonos y acciones que pagan dividendos. También están comprando protección contra posibles pérdidas bursátiles. En un período de caída de precios, generar ganancias puede convertirse en un reto para las empresas, lo que a su vez ejerce presión sobre las acciones. En EE.UU., ciertos datos recientes respaldan los temores. El índice de precios al consumidor subió 1,1% en junio frente al mismo mes de 2009. La inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos y la energía, subió 1,1% en el segundo trimestre, la lectura más baja desde los primeros tres meses de 2009. El presidente del banco de la Fed de St. Louis, James Bullard, advirtió la semana pasada sobre un período de deflación y crecimiento lento similar al de Japón. El interés generalizado sobre la deflación es un revés respecto a hace sólo dos meses, cuando la inflación, no la deflación, era el centro de atención de los corredores. Inversionistas como John Paulson, conocido por sus apuestas en contra del mercado inmobiliario de EE.UU., acumularon activos en oro mientras que otros se deshicieron de bonos del Tesoro. Gross ha estado comprando deuda soberana de EE.UU. Los bonos del Tesoro ahora conforman cerca de 51% de su portafolio en Pimco Total Return Fund, frente a menos de 33% a fines de marzo. Se trata de la mayor acumulación de valores soberanos del fondo en seis años, según Morningstar Inc. El fondo ha ganado 7% este año. Una vez que comienza, la deflación es vista como perniciosa y difícil de enfrentar. La caída en los precios puede hacer que tanto las empresas como los consumidores sean reacios a gastar e invertir, lo que perjudica las ganancias y paraliza la economía. Puede ser consecuencia de una caída en la oferta monetaria y el crédito, un declive en el gasto y una alta tasa de desempleo, factores que pueden conducir a las compañías a reducir los precios. THE WALL STREET JOURNAL. 3-8-2010

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