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Es hora de que EEUU reconsidere su polí­tica sobre Medio Oriente

Los ataques contra misiones diplomáticas de Estados Unidos en Egipto y Libia el martes fueron terribles, y la muerte del embajador estadounidense en Libia, Christopher Stevens, fue una tragedia.Aparentemente, los ataques surgieron a raíz de una película estadounidense que «insulta al Profeta islámico Mahoma», pero las causas son más profundas, destacando la estrategia fracasada estadounidense en Medio Oriente y la necesidad de que Washington reconsidere sus políticas hacia dicha región.Tanto Libia como Egipto han protagonizado drásticos conflictos políticos en el último año, en los que Estados Unidos ha jugado un papel clave. Sin embargo, parece que muchos egipcios y libios no solo no están agradecidos al país norteamericano, sino que los ataques mortales han hecho aflorar una profunda indignación. ¿Por qué?Antes de todo, Estados Unidos ha pretendido conseguir la hegemonía en Medio Oriente durante décadas, y los pueblos de la región están hartos de la imagen de «EEUU arrogante».Hace años, Estados Unidos emprendió la «guerra contra el terror» y metió a Irak en un sangriento caos, causando numerosas muertes y bajas, con millones de personas desplazadas.Pese a su retórica, EEUU no pudo traer prosperidad a la región y el pueblo permanece hundido en condiciones miserables.Por ejemplo, Irak sigue sufriendo explosiones, conflictos sectarios, un lento proceso de reconstrucción y la vuelta a la escena de Al Qaeda.En segundo lugar, los ataques asestaron grandes golpes a la estrategia de EEUU que pretende establecer una coalición en la región de Medio Oriente durante décadas, para derrocar los gobiernos que no le gustaban, como los de Irán y de Siria.Con ese propósito, EEUU y sus aliados han intentado impulsar el cambio de régimen en nombre de la democratización. Pero la región sigue siendo volátil, mientras que la coalición se hace cada día más débil en vez de ser más fuerte.Hace poco tiempo, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, visitó Medio Oriente en un esfuerzo por reparar las relaciones que mantiene EEUU con la región. Pero se encontró con muchas protestas. Y los últimos ataques demostraron otra vez la impopularidad de Washington en la región.En tercer lugar, la parcialidad norteamericana hacia Israel provoca un odio extendido entre los árabes, minando la base de su propia estrategia en la región.Además, los modelos políticos en muchos países de la región han venido experimentando cambios graduales con el ascenso de las fuerzas religiosas, lo que también es una mala noticia para EEUU.En cuarto lugar, la inacción de Washington con respecto a la reanudación del proceso de paz en Medio Oriente ha aumentado la repugnancia de las poblaciones locales hacia EEUU.La comunidad internacional albergaba altas expectativas para el proceso de paz cuando el actual presidente estadounidense, Barack Obama, llegó al poder. Sin embargo, a lo largo de los últimos cuatro años la administración Obama no ha logrado realizar ningún progreso substancial en esta materia.

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