Las dos fuerzas del gobierno de coalición se esfuerzan en sacar pecho de su gestión. Con las cifras en la mano, Pedro Sánchez afirma que “la economía española no es que vaya bien, es que va como una moto”, y Yolanda Díaz, insiste que con el gobierno actual “se ha defendido a las mayorías”, para decir a continuación que “los recortes volverán si gobiernan PP y Vox”. Pero ¿acaso los recortes se habían marchado?
Nadie puede negar la realidad de un balance macroeconómico positivo -crecimiento, bajada del paro, aumento de la contratación indefinida- en medio de no pocas turbulencias y dificultades (pandemia, crisis mundial, etc…), ni tampoco del efecto beneficioso de medidas y políticas del actual gobierno. Pero esa es sólo una parte -y desde luego no la más importante- de los hechos.
Porque los que han ganado de verdad, bajo el gobierno de coalición, no son «las mayorías», sino una hiperprivilegiada y ultraminoritaria oligarquía financiera y monopolista, que han obtenido beneficios récord a costa del empobrecimiento colectivo. Manteniendo como estructurales los recortes sociales, y acordando con Bruselas nuevos ajustes para los años venideros.
Visto de conjunto, con PSOE y Unidas Podemos (ahora Sumar) en el gobierno han ganado el hegemonismo y la oligarquía y ha perdido el pueblo.
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Los que hemos perdido
Los salarios de los más de 20 millones de trabajadores se han recortado a través de dos vías diferentes.
Durante los confinamientos provocados por la pandemia los ERTEs, financiados con dinero público, evitaron despidos masivos, pero a costa de rebajar un 30% los sueldos.
A partir de 2021, el salario real se recortaba gracias a la inflación. Esto ha supuesto la pérdida de 7 puntos en el poder adquisitivo de los trabajadores. Es como si hubiéramos cobrado 2.526 euros menos.
Y al hachazo de los salarios hay que sumar un indignante expolio financiero.
Las familias pueden llegar a pagar hasta 660 euros más al mes por su hipoteca. Y pymes o autónomo han visto como los intereses de los préstamos llegaban a triplicarse.
Este expolio financiero supondrá que este año las familias pagarán 19.000 millones más en intereses, y las pymes y autónomos 30.000 millones más.
Ya están comprometidos con Bruselas objetivos de reducción del gasto público en sanidad o educación.
Y aunque se ha rebajado el IVA a la electricidad o a los alimentos, la inflación ha provocado también una subida de impuestos, especialmente de los indirectos, los que pagamos la mayoría de la sociedad, de más de 14.000 millones.
De conjunto, los recortes aplicados al 90% de la sociedad suman casi 250.000 millones de euros.
Los que han ganado
El dinero recortado en salarios o en gastos sociales no ha desparecido, ha “cambiado de manos”.
Gracias a este trasvase de riqueza los grandes no solo se han recuperado del golpe que supuso la pandemia, sino que sus ganancias hoy casi doblan las obtenidas en 2019. No es fruto de una gestión “brillante”, sino de haber multiplicado el saqueo sobre la mayoría, a través de la inflación o la subida de la luz, gasolina, hipotecas o préstamos.
Y el mayor beneficiado del saqueo impuesto sobre el 90% ha sido el gran capital extranjero. Hasta obtener, en los últimos cuatro años, ganancias que superan el medio billón de euros.
Se ha incrementado el porcentaje de acciones controladas por el capital extranjero, hasta acaparar la propiedad del 57,86% del Ibex-35. Más de la mitad de los beneficios de Iberdrola, Repsol o el Banco de Santander acaban en Washington o en alguna capital europea.
El patrimonio de los fondos extranjeros en España es hoy diez veces más que en 2008. Y el mayor salto se produjo aprovechando la pandemia.
El capital extranjero ha incrementado su control sobre sectores estratégicos. En energía el fondo australiano IFM, en colaboración con dos grandes fondos norteamericanos, se hizo con el control de Naturgy, la tercera eléctrica del país. Y en el sector inmobiliario grandes fondos norteamericanos como Blackstone, KKR, Cerberus o Lonestar, se han convertido en los principales caseros del país.
La economía “va como una moto”, sí. Pero para grandes bancos, monopolios y capital extranjero.
Y presenta cada vez más dificultades para trabajadores, familias hipotecadas, pacientes de la sanidad pública, pymes y autónomos…
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A golpe de la inflación y la subida de hipotecas y préstamos
Los recortes que ya estamos sufriendo
Los grandes medios concentran su atención en la campaña del 23-J. Pero en la mayoría de las ocasiones hay una realidad que está casi desaparecida de la información que recibimos, y que es precisamente la que más afecta a nuestras vidas.
Sorprendentemente la escandalosa subida de las hipotecas impuesta por los grandes bancos no acapara las tertulias. Y se nos repiten las “buenas cifras macroeconómicas”, insistiendo en que “España crece mientras la UE entra en recesión… mientras se hace desaparecer que la subida de precios y productos básicos está recortando nuestras rentas y salarios.
Hay que poner en primer plano este atraco. Y sobre todo señalar a quienes son sus responsables.
La inflación es un atraco de bancos de monopolios. No viene determinada por los efectos de la pandemia o de la invasión de Ucrania.
La OCDE acaba de reconocer que España es el país donde más subió la inflación a causa de los beneficios empresariales. Certificando que el incremento del margen de ganancia de bancos y monopolios “explica más del 90% de las presiones inflacionarias”.
Y el Banco de España afirma que el pasado año, en medio de una inflación disparada, los beneficios empresariales crecieron… ¡un 91,3%! … el mayor incremento jamás registrado. Aclarando que corresponde casi en exclusiva a las grandes empresas y entidades financieras. Y evidenciando que ese proceso no se ha detenido: en el primer trimestre de este año las ganancias de la élite financiera y monopolista volvieron a subir un 18%.
Acabar con el atraco de la inflación exige recortar las ganancias de bancos, monopolios y capital extranjero
Mientras los beneficios de bancos y monopolios registran incrementos récord, el salario real de los trabajadores ha sufrido el mayor recorte de los últimos 50 años: hasta 7 puntos menos en los últimos dos años, como si nos hubieran quitado más de 2.000 euros.
No son dos fenómenos que coinciden casualmente en el tiempo. Uno exige del otro. Las mayores ganancias de unos pocos se explican por el mayor grado de atraco a la mayoría.
Gracias a la subida de los tipos decretada por el BCE estamos asistiendo a un expolio financiero a familias, pymes y autónomos, de una dimensión desconocida, ejecutado a través de los brutales aumentos en las cuotas de hipotecas y préstamos.
Las familias hipotecadas pagan ya una media de 300 euros más al mes por su hipoteca, y ese “impuesto extra” a los bancos puede llegar hasta los 660 euros mensuales. Mientras los intereses que pagan pymes y autónomos por los préstamos ya se han triplicado.
Buscan que este atraco sea estructural. Aunque el ritmo de aumento de la inflación se ha moderado, los precios se mantienen a niveles de récord, a pesar de que los precios en origen de la energía, las materias primas o los alimentos es mucho menor. Perpetuando el margen de ganancia -o mejor dicho de saqueo- de bancos y monopolios.
No son las ganancias de pymes y autónomos las que se incrementan. Son las de los bancos, eléctricas, petroleras, grandes cadenas de alimentación…
O los fondos, en su mayoría extranjeros, que controlan el mercado del alquiler. En la última década, mientras los salarios han subido solo un 3,4%, el precio de los alquileres se ha incrementado un 51,4%.
Acabar con el atraco de la inflación exige recortar las ganancias de bancos, monopolios y capital extranjero, que se incrementan a costa de recortar el bienestar de la mayoría.