La crisis ha cambiado la estructura de propiedad en las grandes empresas españolas, a favor del capital extranjero. í‰ste ya copa el 40% de las acciones de las compañías que cotizan en la bolsa madrileña. No es este un dato baladí. Nos habla del incremento de la dependencia respecto al capital extranjero, y su capacidad de intervención en la economía española. Justo la principal enfermedad que ha provocado la agudización de la crisis en nuestro país.
Cuanto más sube la banca, más baja la economía esañola. Esta parece ser una ley inexorable que acabamos sufriendo toda la población.En los años 90, las privatizaciones dirigidas por los gobiernos de González y Aznar pusieron en manos de la banca buena parte de las acciones de los principales monopolios españoles.Bancos y cajas españoles financiaron su expansión internacional pidiendo prestado en el extranjero. Una vez estallada la crisis, y para hacer frente al pago de las deudas, han vendido buena parte de su cartera industrial, que ha ido a parar en su mayor parte al capital extranjero.Desde 2006, año previo al inicio de la crisis, la cuota de propiedad del capital extranjero en las empresas españolas que cotizan en bolsa se ha incrementado un 7,5%, alcanzando la cuota máxima del 40%.Casi la mitad de la bolsa española está en manos del capital extranjero.Esto hace posible, en primer lugar, un gigantesco trasvase de riqueza. Sólo con el rendimiento de sus acciones, el capital extranjero ha obtenido en España -y sólo en la mitad del año- ganancias por valor de 5.594 millones de euros, casi un billón de las antiguas pesetas.Es una gigantesca participación en la cuta de explotación española, únicamente gracias al “recorte del cupón” financiero.Pero además, este grado de participación le permite al capital extranjero intervenir de forma decisiva en la economía española. Por ejemplo, provocando los sucesivos cracks bursátiles que se han utilizado para imponer en España el draconiano plan de ajuste que exigían el FMI y la UE, es decir Washington y Berlín.Esta dependencia respecto al capital extranjero, propiciada por los movimientos de la gran banca, es uno de los principales lastres para salir de la crisis.