Música

En el nombre de Piazzola.

Fernando Egozcue y Ezequiel Lezama son dos de los siete miembros de Ensamble Nuevo Tango: cabeza y corazón. La formación se constituyó en 1998 en Almerí­a sobre un oboe – Lezama -, un chelo – Victor Gil -, un violí­n – Rafael Herrador -, contrabajo – Miguel Rodrigañez, guitarra – Egozcue -, piano – Laura Pedreira – y baterí­a – José San Martí­n -. El bandoneón es un instrumento tí­pico del Rí­o de la Plata, principalmente en Buenos Aires y Montevideo, pariente del acordeón y un clásico del tango. E. N. T. prescinden de él, para dar protagonismo a cada instrumento y buscar un sonido más camarí­stico, como ellos mismos dicen. En el nombre de Piazzola.

En 1985 Piazzolla tocó en Buenos Aires en el barrio de Belgrano en un sitio enorme llamado Barrancas. Era un festival de verano y al término del concierto, Fernando Egozcue, entonces con 25 años, se acercó al coche del maestro Piazzola. Metió la cabeza dentro del coche y le uso la cinta encima. "¿Qué es esto?" "Maestro, escúchelo, es mi disco". Exactamente un año después, llamó por teléfono el representante de Piazzolla diciendo que le había encantado el disco."Mira, este tema me gustaría regalárselo, que lo tomen como un incentivo para que a lo largo de vuestras vidas les sirva para algo." 500 motivaciones, así se llamaba el tema. Piazzola se fracturó el brazo a sus 66 años, y durante la convalecencia decidió escuchar la cinta; la entrega de tan enorme presente se produjo en su propia casa, entre disquisiciones y reflexiones sobre la vida y la música.Esta formación de sentido abierto y transformador de la música porteña se mueve entre extraordinarias combinaciones de ADN. De la tradición a la vanguardia pasando por Ara Malikian, el violinista armenio que además ha producido con vientos Suzuki – método de aprendizaje musical japonés surgido durante el periodo de la II Guerra Mundial –, y montado en el “viejo tango” de Egozcue, el espectáculo “Lejos” de tango jazzístico.La formación ha cambiado de componentes en varias ocasiones, pero el corazón y la cabeza permanecen en su sitio, para sigan existiendo y emocionando las almas de los más fríos y serenos.Pero lo peor fue la pérdida del violonchelista Óscar Grossi, fallecido el 11 de febrero de 2001 en un autobús accidentado de madrugada en una recta de la Nacional VI. Grossi había escrito para 500 motivaciones una hermosa pieza con un título de resonancias casi premonitorias, Último tango en Madrid.En febrero visitaron el Café Central.Tango y música, que no es lo mismo.

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