Empobrecimiento

«Resultado: un empobrecimiento general de la sociedad, muy desigualmente distribuido. Lo peor es que el incremento de los precios no está asociado a una reactivación de la demanda sino a factores «exógenos» como la subida del petróleo y de las materias primas, o de los impuestos.»

Recordemos el contexto en el que sucede esto, aelando a la Encuesta de Condiciones de Vida del año 2010, del Instituto Nacional de Estadística (INE): los ingresos medios anuales de los hogares españoles descendieron casi un 3% respecto al año anterior; el 36,7% de los hogares afirma que no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos; el 20,8% de la población residente está por debajo del umbral de pobreza relativa; tres de cada 10 hogares manifiestan llegar con dificultad o mucha dificultad a fin de mes. (EL PAÍS) EL MUNDO.- El nuevo año no puede empezar peor para Zapatero ni mejor para Rajoy. Y no es una frase hecha. La encuesta de EL MUNDO-Sigma DOS cuya primera entrega publicamos hoy no tiene precedentes desde el año 1989 en que nació nuestro periódico. Nunca el PP soñó con alcanzar en un sondeo el 48,7% de los votos ni en sus peores pesadillas el PSOE se vio sumido en el 30,3%. El tsunami de opinión que ya reflejaba nuestro sondeo de hace siete meses no ha hecho más que incrementarse hasta llegar a una cifra vertiginosa: 18,4 puntos de ventaja le lleva el partido de la oposición al Gobierno. Lo cual quiere decir que si hoy se celebraran elecciones generales, Mariano Rajoy tendría una holgada mayoría absoluta, que incluso podría superar el triunfo histórico de Felipe González en 1982 EL CONFIDENCIAL.- Sostenía Keynes que en política -y también en el mundo académico- algunas personas parecen inferir que “se puede hacer crecer la producción y los ingresos aumentando la cantidad de dinero”. Y continuaba, “pero eso es como intentar engordar comprándose un cinturón más grande”. En España, hoy al cinturón es lo suficientemente largo no sólo para cubrir la panza, sino que además le sobran varios agujeros. Probablemente tantos como tiene el propio cinturón. Sobra de todo. Sobran fábricas de cemento, sobra maquinaria, sobran oficinas bancarias, sobran coches, sobran autopistas, sobran pisos construidos y sin habitar… En una palabra, sobra casi el 30% de la capacidad productiva que está inutilizada. Opinión. El País Empobrecimiento Joaquín Estefanía La crisis comenzó en 2007 y continúa en 2011. Larguísima. Empieza el año en España con la subida del precio de muchos productos y servicios públicos de primera necesidad y, al mismo tiempo, con una caída del poder adquisitivo. Resultado: un empobrecimiento general de la sociedad, muy desigualmente distribuido. Lo peor es que el incremento de los precios no está asociado a una reactivación de la demanda sino a factores "exógenos" como la subida del petróleo y de las materias primas, o de los impuestos. Electricidad, gas, transporte por carretera o ferroviario, pan, alimentos, textil, etcétera son algunos de los sectores que costarán más a los consumidores españoles. ¿Cuáles son los elementos generales que hacen que suba el precio de las materias primas, más allá del déficit tarifario y de la errática política -activa o pasiva- del Ministerio de Industria en lo referente a la energía? Primero, la demanda, que está creciendo mucho en los países emergentes con economías al alza. Segundo, la especulación, de la mano de las medidas de expansión cuantitativa de EE UU: la relajación monetaria, que se adoptó para reducir los tipos de interés reales y así repercutir en la creación de empleo, ha generado un movimiento de capitales hacia los activos de mayor rentabilidad entre los que destacan las materias primas y el petróleo (el barril de Brent se situó en cotas de 92 dólares en el último mes). Tercero, los movimientos de divisas; como regla general cuando el dólar cae sube el precio de las materias primas, y viceversa. Y cuarto, desciende el nivel de las reservas, después de haberse encontrado en máximos durante mucho tiempo. Así, la inflación se desplaza por el planeta y genera nuevos temores, como la reacción ortodoxa de los bancos centrales que hacen de la lucha contra los precios su prioridad. Según el consenso, en España el índice de precios al consumo habrá alcanzado el pasado diciembre el 2,8%, cinco décimas por encima del penúltimo mes del año. En el primer semestre de 2011 estará bastante por encima del 2%, objetivo máximo que fija el Banco Central Europeo. Recordemos el contexto en el que sucede esto, apelando a la Encuesta de Condiciones de Vida del año 2010, del Instituto Nacional de Estadística (INE): los ingresos medios anuales de los hogares españoles descendieron casi un 3% respecto al año anterior; el 36,7% de los hogares afirma que no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos; el 20,8% de la población residente está por debajo del umbral de pobreza relativa; tres de cada 10 hogares manifiestan llegar con dificultad o mucha dificultad a fin de mes. Conviene seguir con atención los datos sobre ahorro de los hogares que hizo públicos el INE la pasada semana y que, aparentemente, generan un grado de contradicción: la tasa de ahorro en el tercer trimestre del año se situó en el 7,5% de la renta disponible, más de cinco puntos inferior a la de hace un año en las mismas fechas y nada menos que 10 puntos menor que un trimestre antes. ¿Qué significa? ********************* Editorial La incógnita financiera El ejercicio económico 2011 anuncia graves dificultades para las empresas españolas, prolongación de las que vienen sufriendo durante los últimos meses. Los problemas de financiación aparecen claramente como el obstáculo principal que se opone a la recuperación macro y microeconómica. Están en el origen de la crisis (los bancos estadounidenses la causaron) y la reactivación solo se confirmará cuando desaparezcan. Así que, paradójicamente, la primera gran cuestión económica de 2011 es estrictamente política: se trata de saber si las autoridades económicas europeas (desde el Banco Central Europeo hasta la Comisión Europea, el Eurogrupo y los Gobiernos de Alemania y Francia) son capaces de disipar las dudas que existen sobre las deudas soberanas de algunos países de la eurozona. Se puede explicar de muchas formas, pero la más sencilla es señalar lisa y llanamente que el coste de financiación en Europa (al menos en los países cuyas deudas resultan periódicamente atacadas por los inversores) resulta muy elevado; tan elevado, en primer lugar para las emisiones nacionales, y después para la financiación de las instituciones y empresas, que dificulta cualquier proceso de recuperación de la economía. En el caso de España, la dificultad es un poco mayor. Porque, aunque se despejen las dudas sobre la solvencia financiera de los países periféricos, circunstancia que no es fácil que se produzca a corto plazo, seguirá probablemente sin concretarse la reforma financiera española (cajas de ahorros). Pasará mucho tiempo antes de que bancos y cajas estén en disposición de prestar en condiciones de normalidad. Las cajas tienen pendientes los recortes de oficinas y de empleo que están implícitos en las fusiones (frías y calientes) de entidades. Esta es una de las muchas razones por las que es posible asegurar que la tasa de desempleo en España seguirá en niveles muy elevados (próximos al 20%) y, en consecuencia, también uno de los argumentos que permiten suponer que la actividad económica no repuntará con la fuerza suficiente de una recuperación de la economía. Dicho en otras palabras, el mercado laboral todavía no ha completado su ajuste. Es evidente que las restricciones presupuestarias también constituirán un freno a la recuperación. El Banco de España aprecia una ligera recuperación de las ventas en el último trimestre de 2010, pero es una tendencia que debe afianzarse durante todo el ejercicio para que tenga impacto sobre los ingresos empresariales. Así que esta es la hipótesis más probable: este año, el conjunto de las empresas españolas no dispondrá (salvo excepciones) de capacidad financiera para acometer nuevos proyectos de inversión. Las perspectivas de liquidez y de financiación para los próximos meses siguen siendo malas. Hay operaciones empresariales de importancia que se concretarán en 2011 (la incursión de ACS en Iberdrola), pero serán casos excepcionales. Las grandes compañías del Ibex disponen de una ventaja fundamental, que es el negocio exterior. En el peor de los casos, pueden vender activos para mantener sus cuentas de resultados con niveles adecuados de beneficio, y ya hay algunas que lo están haciendo. Pero, al menos durante este año, es poco probable que aumenten la inversión en España. EL PAÍS. 2-1-2011 Editorial. El Mundo La mayor diferencia reflejada nunca en una encuesta EL NUEVO AÑO no puede empezar peor para Zapatero ni mejor para Rajoy. Y no es una frase hecha. La encuesta de EL MUNDO-Sigma DOS cuya primera entrega publicamos hoy no tiene precedentes desde el año 1989 en que nació nuestro periódico. Nunca el PP soñó con alcanzar en un sondeo el 48,7% de los votos ni en sus peores pesadillas el PSOE se vio sumido en el 30,3%. El tsunami de opinión que ya reflejaba nuestro sondeo de hace siete meses -el PP abría una brecha con el PSOE de 10,5 puntos en mayo- no ha hecho más que incrementarse hasta llegar a una cifra vertiginosa: 18,4 puntos de ventaja le lleva el partido de la oposición al Gobierno. Lo cual quiere decir que si hoy se celebraran elecciones generales, Mariano Rajoy tendría una holgada mayoría absoluta, que incluso podría superar el triunfo histórico de Felipe González en 1982. Entonces el PSOE llegó al 48,11% de los votos que le proporcionaron 202 diputados. La debacle socialista que pronostica esta encuesta se ha producido casi en un abrir y cerrar de ojos. Hace un año por estas fechas, aún nos preguntábamos cómo era posible que el PP no fuera capaz de despegarse del PSOE teniendo en cuenta la profundidad de la crisis, el dramático aumento del número de parados y los graves errores de Zapatero en la gestión de las dificultades. La respuesta que apuntaban los sondeos era que Mariano Rajoy no despertaba entusiasmos entre los españoles. Pues bien. La imagen del líder del PP sigue siendo más que discreta -le superan en puntuación Rosa Díez y Artur Mas- y el principal partido de la oposición tampoco ha presentado en estos últimos meses una alternativa ilusionante que pudiera explicar este vuelco en la opinión, por lo que bien puede decirse que Zapatero ha acabado siendo atropellado por una realidad que se empeñó en negar a pesar de las evidencias. Las muchas letras aplazadas que firmó le están siendo presentadas al cobro todas juntas y apenas dispone de crédito para hacerles frente. Aunque aún falta un año para que se convoquen las elecciones generales -si es que Zapatero puede cumplir su deseo de agotar la legislatura-, una distancia de más de 18 puntos en intención de voto es prácticamente insalvable. El trabajo de campo fue realizado sin conocer la subida de la luz, por lo que tal vez ahora sea incluso mayor. En cualquier caso, la situación se le pone casi imposible a Zapatero para volver a concurrir a las elecciones, ya que además su valoración ha experimentado un hundimiento tan acusado como de su partido. Mientras que inmediatamente después de su llegada a La Moncloa un 92% de los españoles consideraba buena o muy buena su gestión y un 3,5% mala o muy mala, ahora sólo un 18% están de su parte, mientras que un 58,5% lo valora mal o muy mal. Por lo que se refiere al resto de los datos del sondeo, llama la atención que UPyD no sea capaz de remontar el vuelo, a pesar del trabajo y la personalidad de Rosa Díez. Y que, sin embargo, sea IU -una formación anclada en posiciones totalmente trasnochadas- quien se beneficia de la debacle socialista. El giro copernicano de Zapatero -obligado por los mercados, el FMI y la UE- ha defraudado a ese electorado de izquierdas a quien el presidente cultivó mucho más de lo que aconsejaba su propia supervivencia política. EL MUNDO. 2-1-2011 Opinión. El Confidencial Una crisis económica, un problema político Carlos Sánchez Existe una frase de Keynes que debería esculpirse a fuego en el frontispicio del palacio de la Moncloa. Justo encima de las escalerillas donde Zapatero recibe a sus visitantes. No sólo para conocimiento del actual inquilino del palacio presidencial, sino también para futuros ocupantes. La rescató hace algunas semanas Robert Skidelsky, sin duda su mejor biógrafo. Sostenía el maestro de Cambridge que en política -y también en el mundo académico- algunas personas parecen inferir que “se puede hacer crecer la producción y los ingresos aumentando la cantidad de dinero”. Y continuaba, “pero eso es como intentar engordar comprándose un cinturón más grande”. En España, hoy al cinturón es lo suficientemente largo no sólo para cubrir la panza, sino que además le sobran varios agujeros. Probablemente tantos como tiene el propio cinturón. Sobra de todo, como decía hace algún tiempo el profesor Ontiveros. Sobran fábricas de cemento, sobra maquinaria, sobran oficinas bancarias, sobran coches, sobran autopistas, sobran pisos construidos y sin habitar… En una palabra, sobra casi el 30% de la capacidad productiva que está inutilizada. Sólo este dato explica que el ajuste vaya a durar mucho más tiempo de lo que hubiera sido razonable si hace ya algún tiempo Moncloa hubiera observado que el problema de fondo de la economía española no era la cantidad de dinero en circulación (el cinturón) ni mucho menos la capacidad de endeudamiento del Estado (el número de agujeros), sino la producción y el volumen de gasto. Pero en lugar de instar a un reequilibrio del gasto público y privado (recortando subvenciones) para evitar que el maremoto financiero atrapara a la parte sana del tejido productivo (dejando caer a la parte enferma), Zapatero inició una especie de fuga hacia adelante con el objetivo de mantener artificialmente la economía. Y ahora, cuando la crisis es un mal recuerdo para muchas economías avanzadas, resulta que España se encamina hacia un año 2011 extremadamente difícil. Hasta el punto de que el año próximo no será capaz de recuperar ni uno solo de los dos millones de puestos de trabajo -han leído bien- destruidos en los últimos tres años, lo que pone de relieve la intensidad del problema. Una crisis única La crisis de 2011, sin embargo, tiene una característica propia que la hace única. Llega cuando la sociedad está exhausta de tantas malas noticias -lo que se traduce en una desconfianza general sobre la situación-; y llega cuando los instrumentos de política económica para combatir la brutal caída de la demanda que se ha producido desde 2008 se han agotado. O dicho en otros términos. El margen de maniobra del Gobierno actual para enderezar la situación echando mano de la política fiscal es nulo, lo cual no sólo una mala noticia, sino claro exponente de una política carente de rigor que ha consistido en beberse la cantimplora cuando sólo se había recorrido la mitad de la travesía del desierto. El Gobierno ya no puede subir más los impuestos ni tampoco bajarlos, lo que condena a la política de ingresos al ostracismo, salvo que intentara dar la vuelta a un sistema tributario enfermo que hacer descansar la recaudación en las rentas salariales, lo cual penaliza el empleo. Y parece que el final de la legislatura no es precisamente el mejor momento para emprender reformas de tanto calado. Ese es el principal error de la política económica. No sólo haber identificado mal la naturaleza de la crisis en sus albores, sino el hecho de haber malgastado la munición cuando era menos útil. Algo que explica que España afronte 2011 con un Estado inerte sin capacidad de reacción. Y no sólo desde el punto de vista presupuestario (lo cual es obvio). Algunas de las reformas económicas no han servido para nada. Los cambios en la legislación laboral sólo han estimulado los despidos; mientras que la reducción del salario de los empleados públicos no es siquiera una reforma. Es simplemente un ajuste del gasto que no tiene consecuencias más allá de 2012. El Gobierno, en lugar de abrir el melón de la gran reforma administrativa que este país necesita, ha dejado el problema para la siguiente legislatura. Y ni siquiera la reforma de la negociación colectiva o de las pensiones tendría ya efectos balsámicos a corto plazo sobre la actividad económica. La reforma financiera es la única que realmente ha echado a andar, pero no parece razonable pensar que el sistema crediticio -en particular las cajas de ahorros- puedan recoger los dividendos si antes no son capaces de instar a una bajada generalizada de los precios inmobiliarios. El empleo -y, por lo tanto, el crédito- no volverá a crecer hasta que las casas pierdan otro 15%-20% de su valor. Entre otras cosas porque la renta disponible de las familias no da más de sí, como el jueves se encargó de recordar el Banco de España. Llama la atención que con la que está cayendo en la economía española, las familias estimen que, descontados los efectos de la inflación, el valor real de su vivienda principal disminuyó un 6,9% entre el último trimestre de 2005 y el primero de 2009. Una reducción verdaderamente inocua para un mercado que llegó a estar sobrevalorado en alrededor de un 20-30%, como puso de relieve en su día el propio banco central. La economía española, por lo tanto, está en manos sólo de decisiones políticas. Y no parece que el calendario electoral durante los próximos 15 meses -diseñado por el enemigo- sea el más propicio para atender reformas en profundidad destinadas a recuperar la confianza de los agentes económicos en el futuro del país. La crisis ya no es económica, sino política. EL CONFIDENCIAL. 2-1-2011

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