El ministerio de Ciencia e Investigación sufre uno de los mayores recortes presupuestario

El timo de la austeridad

El «plan de austeridad» presentado por Zapatero es un auténtico engaño a la inteligencia. Cuando se desglosan los recortes -impuestos por la exigencia del capital extranjero y la banca española de reducir el galopante déficit público- se comprueba que uno de los ministerios con mayor restricción del gasto -hasta un 10% de su presupuesto- es el de Ciencia e Investigación. ¿Pero no era la investigación la piedra angular para cambiar el modelo productivo y con ello salir de la crisis? En lugar de recortar el despilfarro de dinero público en gastos suntuarios, meter mano a la corrupción o limitar los multimillonarios rescates y subvenciones a bancos y monopolios, Zapatero prefiere castrar uno de los medios principales para construir una economí­a verdaderamente competitiva.

El director del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), una de las joyas de la corona de la investigación esañola, ha sido suficientemente claro al afirmar que “igual perdemos algunas plumas, pero lo importante es no perder la musculatura”.Y es que el Ciemat, donde trabajan 800 científicos en ingenieros, ha visto como su presupuesto se reducía este año de 116 millones a sólo 91.El ministerio de Ciencia e Investigación es uno de los más afectados por los recortes presupuestarios. Ha visto reducida su caja en 31,5 millones de euros.La ministra afirma que ni el Plan Nacional de I+D ni los organismos públicos de investigación (OPI) se verán afectados por el último recorte presupuestario. Pero lo mismo dijo el pasado año, donde los principales proyectos en I+D sufrieron espectaculares recortes, dando origen a una movilización de los principales científicos e investigadores que todavía hoy continúa.Las prioridades del gobierno de Zapatero aparecen con claridad. Cuando hay que quitar dinero, se recurre a recortar las pensiones o las inversiones en sectores estratégicos como la investigación.Todo menos meterle mano a los auténticos cánceres del despilfarro público: los gastos suntuarios, el derroche burocrático, el dinero dilapidado en rescatar a bancos y monopolios como las eléctricas.Hay que recortar el gasto público, por lo menos en un 20%, pero sin atacar a la población o limitar la investigación, sino poniendo coto a los privilegios de bancos, monopolios y casta política, que disponen del dinero público, que es de todos, como su cortijo particular.

Deja una respuesta