Japón ha comenzado a prepararse ante el previsto lanzamiento de un cohete desde Corea del Norte, que puede producirse a partir de mañana y hasta el miércoles 8 de abril. Pyongyang insiste en que se trata del lanzamiento de un satélite de comunicaciones, pero Washington, Tokio y Seúl creen que podría tratarse de un misil de largo alcance. En todo caso, lo interpretan como un pulso para forzar una ronda de negociaciones ante el bloqueo político y económico que mantienen sobre Corea del Norte. Japón ha establecido un dispositivo antimisiles para derribar al proyectil si se desviara de su trayectoria -ya que cruzará los cielos nipones de oeste a este- o si se fragmentara. El gobierno norcoreano ha advertido que eso sería un acto de guerra.
"Corea del Norte lleva bastante tiemo diciendo que se prepara para el lanzamiento de un cohete, así que nosotros también estamos ultimando los preparativos previendo que ocurrirá cuando han anunciado", dijo el ministro portavoz del Gobierno nipón, Takeo Kawamura. El ministro japonés de Defensa, Yasukazu Hamada, aseguró también que, "sea lo que sea que lancen -un satélite o un misil-, tomaremos las medidas necesarias para la seguridad del pueblo japonés". Tokio ha anunciado que derribará el cohete o sus partes en caso de que yerren su trayectoria y caigan sobre su territorio. Para ello ha dispuesto dos buques cargados con misiles `Aegis´ –de dudosa efectividad- y baterías antimisiles cargadas con misiles `Patriot´, que entrarían en acción si fallan los primeros. Dos buques norteamericanos están en el Mar de Japón para colaborar en el derribo del cohete si es necesario.Los ciudadanos nipones están alarmados ante la instalación de baterías antimisiles en los alrededores de las ciudades norteñas de Morioka y Akita, y también en los alredeores de la capital del país, Tokio. No es la primera vez que Pyongyang alarma a Japón. En 1998 la versión de medio alcance, el Taepodong-1, describió la misma trayectoria antes de fallar y caer en el Pacífico. La alarma norteamericana estriba en que la versión de largo alcance, el Taepodong-2, sería capaz de alcanzar las costas de Hawai o de Alaska, y por tanto es interpretado por el Pentágono en clave de órdago, no sólo ante Seúl o Tokio, sino principalmente ante Washington.Por eso, en la cumbre del G-20, al tiempo que trataba asuntos decisivos para la economía mundial y el orden norteamericano, el presidente Obama ha hecho un hueco para tratar con los presidentes de Corea del Sur y de Japón el asunto del misil norcoreano. Obama le remarcó a Lee Myung Bak "el objetivo inmutable de la eliminación verificada de las armas y del programa nuclear norcoreano”. El presidente estadounidense también habló del tema con otras dos potencias con presencia en la zona: Rusia y China –ésta última, la gran valedora internacional del régimen de Kim il Sung-. Mientras tanto, Corea del Norte custodia con decenas de cazas el espacio aéreo de la plataforma de lanzamiento, y según la cadena norteamericana CNN, ha comenzado a cargar el combustible en el Taepodong. La tensión se eleva en la zona.