El salario real bajó un 1% en 2018 y un 7,8% desde 2010

El saqueo a los salarios continúa

Los últimos datos de la Encuesta de Coste Laboral publicada por el Instituto Nacional de Estadística nos dice que los salarios subieron, en términos nominales, un 0,7% en 2018. ¿Se ha acabado la época de los recortes salariales? ¿Los salarios, aunque poco, están ahora subiendo?

No. Los salarios siguen bajando, y el atraco que sufren es cada día mayor. 

No. Los salarios siguen bajando, y el atraco que sufren es cada día mayor. 

Lo podemos compobar si comparamos la aparente subida salarial, del 0,7%, con el 1,7% que alcanzó el incremento del IPC el pasado año. Es decir, el precio de los productos que todos debemos comprar subió más que la media de los salarios. Lo que significa que el salario real en realidad descendió.

Este bocado al poder adquisitivo de los salarios alcanza el 2,6% en los últimos dos años, y el 7,8% desde 2010.

Este saqueo a los salarios se ha sufrido en toda España. Pero en algunos territorios ha sido más sangrante. Como en Andalucía, donde los sueldos perdieron un 14,5% de poder adquisitivo, en Castilla y Leon, con un 10,6% menos, y en Aragón, con un recorte del 10,3%.

No es una cuestión “teórica” para especialistas. Una empresa como Adecco, dedicada a explotar el trabajo temporal y nada sospechosa de “izquierdismo”, le ha puesto cifras: la pérdida de poder adquisitivo de los salarios significa que cada uno de nosotros tenemos 469 euros menos que hace dos años.

Esto ya no es consecuencia de “los efectos de la crisis”. Desde 2013 el PIB no solo no desciende sino que aumenta. Sin embargo, los salarios reales continúan bajando.

La respuesta la tenemos en otros datos que hemos conocido en las últimas semanas. El Banco de Santander cerró 2018 con 7.810 millones de euros de beneficios, un 18% más. Iberdrola con 3.014 millones. O Telefónica con 3.331 millones. Entre los tres han aumentado sus beneficios en más de 1.600 millones de euros en un año.

Para que unos pocos ganen más, o mucho más, la mayoría debe seguir perdiendo.

Subir el salario mínimo es desde luego positivo, así como los acuerdos entre patronal y sindicatos para elevar los sueldos en la negociación colectiva. Pero no es suficiente. La reforma laboral permite que los nuevos empleos cobre entre un 12% y un 25% menos por realizar el mismo trabajo, o elimina a casi 5 millones de trabajadores de la negociación colectiva.

El atraco a los salarios, que seguimos sufriendo, solo será posible revertir con una auténtica política de redistribución de la riqueza. 

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