Arrasa en las elecciones rusas

El retorno del zar Putin

Con cerca del 64% de los votos en la primera vuelta, Vladimir Putin regresa a la jefatura del Kremlin, tras 4 años en que, por imperativo constitucional que limita a dos los mandatos consecutivos, delegó la presidencia a su delfí­n Medvédev. Necesitábamos esta victoria, ha dicho ante miles de seguidores la misma noche electoral, «para que Rusia sea moderna, fuerte e independiente».

Formado en los temidos y poderosos servicios secretos de la antigua Unión Soviética, la KGB, desde finales de los años 90 Putin y el círculo de antiguos miembros de la KGB que le rodean se ha convertido en el indiscutible centro nuclear de poder del Estado ruso.

Tras el fracaso por transformar a Rusia en un capitalismo liberal de tipo occidental que siguió a la desaparición de la URSS, a partir de 1996 Putin inicia su fulgurante carrera política, convirtiéndose 2 años después en secretario del FSB (los nuevos servicios secretos sucesores de la KGB) y director del Consejo de Seguridad Nacional, siendo nominado por Yeltsin para sucederle como presidente de Rusia, cargo que ocupará interinamente hasta su primera victoria electoral en el año 2000. «¿Hacia dónde se encamina Rusia durante el nuevo mandato de Putin?»

Bajo sus dos presidencias, entre 2000 y 2008, es innegable que Rusia ha conocido una fuerte expansión económica, una recentralización del poder estatal y un renovado protagonismo en la escena internacional. Si en la década de los 90, en los años que siguieron a la implosión soviética, en las cancillerías de medio mudo se consideraba a Rusia como un auténtico “agujero negro”, deambulando erráticamente y consumiéndose a sí misma, con la llegada del enérgico y autoritario Putin la trayectoria de Moscú cambió radicalmente.

Sobre la base de la reorganización y recentralización del poder político –seriamente diluido y debilitado por el poder de los nuevos oligarcas surgidos del fraudulento proceso de privatizaciones de las empresas públicas–, y con la exportación del gas y el petróleo como motor económico, durante su segundo mandato Putin pone en marcha los Proyectos de Prioridad Nacional, cuyos ámbitos son la salud, la educación, la vivienda y la agricultura, destinados a impulsar y mejorar la situación del país en estas áreas. Prácticamente por primera vez desde los años 50, los rusos conocen una modesta mejora de sus condiciones de vida, lo que en parte explica la popularidad de Putin y su gran apoyo electoral.

En política exterior, la presidencia de Putin estará marcada por dos grandes ejes. De un lado, su activa oposición a la presidencia Bush y la guerra de Irak, del otro, la formación de los BRIC, la asociación de grandes potencias emergentes (Brasil, Rusia, India y China) destinada a marcar el rumbo de la transición hacia un mundo multipolar.

Reubicando a Rusia¿Hacia dónde se encamina Rusia durante el nuevo mandato de Putin? Algunas de sus prioridades las ha dejado claras durante la campaña electoral, y dejan entrever cuáles serán algunos de sus ejes estratégicos.

En primer lugar, tal y como explicó detalladamente el propio Putin en un artículo periodístico sobre su programa electoral, está la renovación de la industria militar –a la que tiene previsto dedicar cerca de 600.000 millones de euros en la próxima década– como motor de la nueva etapa de modernización económica del país. Una modernización de la industria militar rusa de alta tecnología que, a semejanza de la norteamericana y a diferencia de la soviética, sea capaz de transferir las tecnologías que desarrolle al sector civil para su reconversión y utilización en la producción de bienes de consumo.

En palabras del propio Putin, se trata de que “la renovación de la industria militar sea la locomotora del desarrollo de las más diversas ramas, la metalurgia, la construcción de maquinaria, la industria química, radioelectrónica, las tecnologías de información y las telecomunicaciones,….”

La gigantesca inversión de capital en la fabricación de nuevos misiles balísticos intercontinentales, decenas de portaaviones y submarinos de propulsión nuclear, miles de aviones y helicópteros de última generación, así como de sofisticados equipos de misiles antiaéreos capaces de competir con el escudo antimisiles norteamericano está diseñada con este doble objetivo. Por un lado modernizar y renovar por completo el potencial militar ruso; por el otro crear una potente industria nacional que, un poco al estilo del complejo militar-industrial de EEUU, se convierta en el segundo gran motor de desarrollo de la economía rusa tras la exportación de productos energéticos, aprovechando los enormes rendimientos que le da a Moscú el ser el primer productor de gas y el segundo de petróleo de mundo.

Un proyecto sumamente ambicioso y en el que Moscú parece haber sopesado cuidadosamente las dificultades a las que se enfrenta y los recursos de los que dispone para avanzar en su condición de gran potencia emergente y recolocarse en una posición ventajosa en el inevitable mundo multipolar que se avecina.

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