Cuando el regreso es con las manos vací­as

El retorno de la miseria a la miseria.

La inercia migratoria que se produjo como respuesta a la expansión económica de los últimos quince años, disparo las cifras de personas que optaron por buscar trabajo en otros paí­ses: entre 1990 y el 2008, pasaron de 165 a 200 millones. Ahora el retroceso económico como producto de la crisis mundial, obliga a decenas de miles de inmigrantes que han perdido sus empleos, y ante la generalidad y falta de expectativas optan por volver a sus tierras de origen.

El antroólogo Miguel Pajares, en un informe que esta realizando, manejaa las siguientes datos. Más de 300.000 extranjeros que residían en España han regresado en el último año a sus países tras perder su ocupación, en Cataluña, el 30,5% de la población extranjera está desempleada, porcentaje que casi triplica la tasa española (12,7%).El retorno de inmigrantes es una verdadera “crisis” para las economías de los países pobres de origen. Al perder el dinero que esos trabajadores enviaban a sus familiares y con el que sobrevivían miles de personas, implica que se agrandaran el número de personas que engrosaran las cifras de pobres, desnutridos, enfermos, descontentos, muertos… En algunos estados como Moldavia, donde las remesas suponen el 38% del PIB, y Tayikistán, donde representan el 45%, la reducción de ese flujo monetario es una verdadera hecatombe económicaSegún el Banco Mundial, los envíos de dinero, que en el 2008 fueron de 305.000 millones de dólares (229.730 millones de euros), este año caerán hasta los 290.000 millones (218.450). En España, las remesas bajaron en diciembre el 20%. El experto en migraciones Razib Ahmed, reconoce que un retorno masivo de inmigrantes "va a hundir las economías de muchos países y puede desencadenar revueltas socialesJemini Pandya, portavoz de la Organización Mundial de las Migraciones (OIM), afirma que las peticiones de asistencia al retorno que gestiona "se han disparado en el último año" por el aumento del paro en este colectivo. Además, a la pérdida de empleos, se suma lo que describe como "nacionalización de los puestos de trabajo". "La crisis ha hecho que muchos nacionales que no querían los trabajos que hacían los inmigrantes ahora sí estén dispuestos a desempeñarlos", explica. Y apunta otro preocupante fenómeno: "No todos los inmigrantes en paro quieren volver. Muchos apuestan por aguantar y trabajar en lo que sea y como sea, lo que dispara la explotación".La frustración es el fantasma que la actual crisis más daño hace en la población inmigrante. Muchos de ellos, después de jugarse la vida en su periplo, de presenciar como compañeros de viaje la perdían. La presión del esfuerzo de que toda su familia ha tenido que hacer, para que ellos pudieran hacer ese viaje hacia la mejora de vida para él, y para toda la familia, la idea del retorno es el retorno al hambre para ellos y la misma condena para los suyos.

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