INFORMe OXFAM sobre la desigualdad

El reino de las oligarquías financieras

Como cada año, coincidiendo con la cumbre de Davos que reúne a lo más selecto del capitalismo internacional, la ONG OXFAM ha presentado su informe* sobre la distribución de la riqueza en el mundo. Una vez más, sus datos vuelven a desatar la indignación de cualquier persona de bien.

Hechos como que apenas el 1% de la población mundial (alrededor de 74 millones de personas) posean más riqueza que el resto de habitantes del planeta (7.236 millones de personas) o que un alto ejecutivo de una multinacional gane en un sólo año lo mismo que 10.000 trabajadores de una fábrica del sudeste asiático lo dice todo.

Al presentar los datos sobre la concentración de la riqueza y el aumento de la desigualdad, Oxfam presenta, a modo de ejemplo, un resumen de 7 hechos sumamente significativos:

• Desde 2015, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el resto del planeta.

• Actualmente, ocho personas poseen la misma riqueza que 3.600 millones de personas (la mitad de la humanidad).

• Durante los próximos 20 años, 500 personas legarán 2,1 billones de dólares a sus herederos, una suma que supera el PIB de la India, un país con una población de 1.300 millones de personas.

• Los ingresos del 10% más pobre de la población mundial han aumentado menos de 3 dólares al año entre 1988 y 2011, mientras que los del 1% más rico se han incrementado 182 veces más.

• El director general de cualquier empresa incluida en el índice bursátil FTSE 100 gana en un año lo mismo que 10.000 trabajadores de las fábricas textiles de Bangladesh.

• Un nuevo estudio del economista Thomas Piketty revela que en Estados Unidos los ingresos del 50% más pobre de la población se han congelado en los últimos 30 años, mientras que los del 1% más rico han aumentado un 300% en el mismo periodo.

• En Vietnam, el hombre más rico del país gana en un día más que la persona más pobre en diez años.

Días después, un organismo tan poco sospechoso como el Banco de España publicaba la Encuesta Financiera de las Familias, abarcando el período comprendido entre 2011 y 2014. Según el informe el 10% de los hogares más ricos de España (que abarcan a un total de 4,6 millones de personas) disfrutaban del 52,8% de la riqueza total de país. Mientras el 90% restante (o sea, 41,4 millones de españoles) debíamos contentarnos con el 47,2 restante.

En los años más duros de la crisis, este sector ha visto como se incrementaba su riqueza en torno a un 5%. Pero si hilamos más fino y nos detenemos en el 1% más rico, su parte en la riqueza nacional ha aumentado en un 20%. Mientras que, por el contrario, el 25% de la población española más desfavorecida (alrededor de 12 millones de personas) ha pasado de tener en 2011 un patrimonio medio de 12.600 euros a un patrimonio negativo (deuda) de 1.300 euros.

Concentración de la riqueza

La riqueza total acumulada a nivel mundial alcanzó en 2016 la astronómica cifra de 255 billones de dólares, es decir, 15 veces el PIB de EEUU o 196 veces el de España. Desde 2015, más de la mitad de esta riqueza está en manos del 1% más rico de la población. Entre los más acaudalados, los datos de este año revelan que las ocho personas más ricas del mundo acumulan conjuntamente una riqueza neta que asciende a 426.000 millones de dólares, una cantidad que equivale a la riqueza neta de la mitad más pobre de la humanidad (3.600 millones de personas).

El análisis que hace Oxfam en su informe sobre la concentración extrema de la riqueza incluye a aquellas personas cuyo patrimonio neto es de al menos 1.000 millones de dólares. Los 1.810 milmillonarios de la lista Forbes de 2016 poseen en conjunto 6,5 billones de dólares, la misma riqueza que el 70% de la población más pobre de la humanidad. Una tercera parte del patrimonio de los milmillonarios tiene su origen en la riqueza heredada, mientras que el 43% está vinculada a relaciones clientelares en que el Estado juega un papel crucial.

Aumento de la desigualdad

Pero si por un lado la riqueza extrema de un pequeño puñado de oligarcas se acrecienta exponencialmente, en el lado contrario, la pobreza extrema no deja de crecer. Si bien es cierto que cientos de millones de personas han salido de la pobreza en las últimas décadas, una de cada nueve personas sigue pasando hambre en la actualidad. Si el crecimiento económico de las dos últimas décadas hubiese beneficiado a los más desfavorecidos, hoy habría 700 millones de personas menos en situación de pobreza.

Entre 1990 y 2011, los ingresos del 10% más pobre de la población aumentaron en 65 dólares, equivalente a unos 3 dólares adicionales cada año, mientras que los ingresos del 1% más rico aumentaban 182 veces más.

El informe de Oxfam revela que, en los últimos 25 años, el 1% más rico de la población ha obtenido más ingresos que el 50% más pobre en su conjunto, y que casi la mitad (el 46%) del aumento total de los ingresos ha ido a parar al 10% más rico de la población.

Incluso aunque una parte de la población mundial ha visto aumentar sus ingresos – cuyo ejemplo paradigmático lo constituye China, donde el salario medio se ha triplicado en 15 años– el abismo social que separa a las oligarquías financieras del 90% de la población no ha hecho sino crecer.

El Estado, al servicio de las oligarquías

Grandes empresas de todos los sectores utilizan su enorme poder e influencia para garantizar que tanto la legislación como la elaboración de políticas nacionales e internacionales se diseñen a su medida, con el objetivo de proteger sus intereses y aumentar su rentabilidad y multiplicar sus ganancias.

Un capitalismo monopolista de Estado que hace que los ciudadanos de a pie terminen pagando más por los bienes y servicios, ya que los precios están influidos por los cárteles y por el poder monopolístico de grandes corporaciones y sus vínculos con los Gobiernos. En este sistema, las empresas utilizan sus contactos para garantizar una legislación laxa en su favor y para obtener ventajas tributarias que privan a los Gobiernos de ingresos fiscales vitales.

Rebaja de salarios, aumento de beneficios

El aumento del abismo social tiene su base en una enorme reducción salarial. En particular, los salarios en los sectores de baja cualificación han caído por debajo de la productividad en las economías emergentes, y se han estancado en muchos países ricos, mientras que los salarios más altos no han dejado de aumentar.

Pero mientras en las economías desarrolladas, el aumento de la brecha salarial ha sido el factor más decisivo en el incremento de la desigualdad de renta, en los países donde la desigualdad se ha reducido, esta disminución se ha debido en la mayoría de los casos al fuerte crecimiento de los salarios reales más bajos. Es el caso, por ejemplo, de Brasil, donde los salarios reales del 10% más pobre de la población aumentaron más que los del 10% más rico entre 2001 y 2012 (los años de gobierno del Partido de los Trabajadores bajo la presidencia de Lula y Dilma Rouseff), gracias a la aplicación de políticas de aumento progresivo del salario mínimo.

Elusión y evasión fiscal

Grandes empresas y monopolios buscan en todo el mundo tributar lo menos posible, utilizando para ello dos vías principales: mediante trucos de ingeniería contable a través de paraísos fiscales, buscando los huecos y vacíos existentes en las diferentes legislaciones nacionales. Y también a través de los tratamientos fiscales selectivos y preferenciales, las múltiples exenciones y desgravaciones fiscales que les ofrecen su propio Estado u otros países.

Algunas de las mayores empresas del mundo apenas pagan nada en impuestos sobre sus ganancias: se calcula que, en 2014, Apple tributó por sus beneficios en Europa a un tipo efectivo del 0,005%.

Las multinacionales pueden elegir en el mundo una fiscalidad a la carta, buscando los países que les ofrecen los mejores acuerdos fiscales, incitando incluso la competencia entre los sistemas tributarios de distintos países, ofertándose a invertir en ellos y crear puestos de trabajo a cambio de una rebaja sustancial en sus sistema tributario.

Al mismo tiempo, un ejército de asesores y expertos fiscales al servicio de las multinacionales las colocan en una posición privilegiada para aprovechar los vacíos en la normativa fiscal internacional y la existencia de los paraísos fiscales para eludir el pago de impuestos. Manipulando los precios y las relaciones comerciales entre sus distintas filiales, reduciendo los ingresos o eliminando los beneficios obtenidos en el país en el que realizan la actividad económica para contabilizarlos en jurisdicciones de baja o nula tributación.

6 comentarios sobre “El reino de las oligarquías financieras”

  • Huy,una de las veces que más me reido en mi vida,fue al principio de la crisis.A un «pobrecillo» de IU se le ocurre decir:»que comparezca Emilio Botín en el Parlamento a dar explicaciones».El desh..de los Diputados de PP y PSOE fue general.Ni que decir tiene que Don Emilio Botín no apareció por allá,juos juos

  • El capitalismo es incompatible con la sociedad humana, solo puede funcionar como funciona, incrementando los beneficios del capital y empobreciendo a los obreros. Hay que quitar le poder a la oligarquía y ponerlo en manos del pueblo

  • ¿Qué si es Capitalismo Monopolista de Estado?Bueno,ahí tienes el ejemplo de Emilio Botín,que lo metieron a juicio y en una posición un tanto «holgada»-me supongo que con los pies encima de la mesa,jejeje- le dijo al juez:»señoría,es que usted y yo jugamos en dimensiones diferentes» y no le hicieron nada.De hecho¿no fue Felipe Gonzalez el que sacó la ley Botín?.Aprovecho para poneros «El Capital» de Costa Gavras –>https://www.youtube.com/watch?v=JokmYxBNu2M

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