Conferencia polí­tica del PSOE

El PSOE «ha vuelto». ¿Para ir hacia dónde?

Es decir, ¿cuál es la respuesta que ofrece la actual dirección del PSOE a una situación en la que una España implacablemente sometida a los mandatos del FMI y Berlí­n se encamina hacia la ruina total, el empobrecimiento generalizado y el saqueo contra el 90% de la población?

El doble mensaje lanzado por la conferencia puede resumirse en dos ideas. En primer lugar, que el PSOE “ha tomado nota” de la debacle electoral y la pérdida absoluta de confianza y prestigio que reflejan todas las encuestas. Por lo que se dice dispuesto a superar “brechas que no se han terminado de cerrar con nuestra base social”, creadas por haber tomado en el pasado “decisiones que nos alejaron de ellas”. «En lugar de un programa o medidas de redistribución de la riqueza, un saqueo con rostro humano» Y en segundo lugar, que ese acercamiento a su base social requiere de un giro a la izquierda, un cambio radical en el programa político que hasta ahora han venido defendiendo. Sin embargo, más allá de los mensajes mediáticos y publicitarios, resulta difícil encontrar en el programa aprobado dónde reside el cambio radical ni el giro a la izquierda. ¿Redistribución o saqueo con rostro humano?No es posible hacer frente a la política de recortes, empobrecimiento y saqueo sin aplicar otra política económica basada en la redistribución de la riqueza, sin poner los recursos del país al servicio de la creación de riqueza y empleo, reindustrializando y modernizandoel tejido productivo, sin hacer una reforma fiscal progresiva y una reducción de los gastos innecesarios del Estado y los privilegios de la clase política que permita liberar los recursos necesarios para atender plenamente las necesidades sociales en pensiones, sanidad, educación, dependencia,…Pero de esto, en el nuevo programa del PSOE, aparte de declaraciones genéricas, ni una medida concreta. O, para ser justos, dos. Primero, la exclusión del pago del IRPF a parados, pensionistas de renta baja y trabajadores con hijos a cargo que no ganen más de 16.000 euros anuales. De entrada, hay que decir que ya hoy la inmensa mayoría de parados y pensionistas de rentas bajas no pagan el IRPF, sus ingresos no dan para ello. Por lo que, en todo caso, lo que necesitan saber es cómo y cuánto van a subir sus ingresos. En cuanto a los trabajadores con salarios no superiores a 16.000 euros, la reforma propuesta significaría disponer -según las mismas cuentas presentadas por el PSOE- de 87,5 euros más al mes. Lo que está bien, pero no es precisamente para ponerse a tirar cohetes. La segunda medida concreta aprobada es la de que “las grandes empresas paguen por el Impuesto de Sociedades un mínimo del 15%”, puesto que, según sus cuentas hoy pagan un 8%. Aunque las cuentas del sindicato de Técnicos e Inspectores de Hacienda dicen que, en realidad, sólo pagan un 3,5% de sus enormes beneficios (120.000 millones de euros entre 2010 y 2013). ¿Un 15%? Pero si ya hoy la ley dice que están obligados a pagar un 30%. Y si no lo pagan es por la cantidad de bonificaciones, desgravaciones y exenciones fiscales que los gobiernos de Anzar y de Rajoy, pero también de Felipe González y de Zapatero les han concedido para hacerlo. ¿Dónde está la reforma, donde la radicalidad, dónde el cambio?Ninguna medida de subida de salarios, ninguna medida para poner freno a los desmanes de la banca, ninguna para detener el robo que significa el pago de la deuda pública. En lugar de un programa o medidas de redistribución de la riqueza, un “saqueo con rostro humano”. ¿Democracia o más de lo mismo?Algo similar ocurre con las reformas democráticas. Bajo la apariencia de una radicalidad extrema en el terreno de la laicidad (denuncia de los acuerdos con el Vaticano, autofinanciación de las confesiones religiosas, pago por la Iglesia del IBI,…), lo sustancial, las reformas que el país necesita para ampliar la democracia quedan una vez más en el limbo.«El programa del PSOE no representa otra cosa que “más de lo mismo”» La reforma de la ley electoral propuesta se limita a exigir primarias para elegir a los cabezas de listas y desbloquear las listas cerradas. Nada de eliminar la Ley d´Hont para que todos los votos valgan lo mismo y las instituciones democráticas reflejen fielmente la voluntad popular.Ya lo había anunciado el presidente de Asturia, prefiriendo quedarse en minoría parlamentaria y arriesgarse aperder el gobierno antes que aprobar la nueva ley electoral pactada con IU y UPyD al inicio de la legislatura.Frente a la exigencia de más democracia, la respuesta ha sido más bipartidismo, del que el PSOE es una de las dos patas fundamentales. Soberanía: Santa Rita, Rita, Rita….En la conferencia, los dirigentes del PSOE han bramado contra los recortes del PP. Pero no han dicho ni una palabra de la reforma de la Constitución que -por iniciativa suya y a instancias de Merkel- pactaron con el PP para que el pago de la deuda sea prioritario sobre cualquier otro gasto del Estado y los banqueros alemanes estén tranquilos: cobrarán antes que los pensionistas españoles. Ni una mención contra las imposiciones del FMI y Merkel, ni una palabra contra los hombre de negro de la troika. ¿De verdad quieren hacernos hacernos creer que van a cambiar nada en la actual política económica española sin defender la soberanía nacional, sin hacer frente a los mandatos de Washington y Berlín? ¿Qué credibilidad merece un programa así? ¡Qué autonomía en la toma de decisiones se puede esperar con estos mimbres?Este fin de semana, el PSOE ha celebrado su conferencia política y nosotros nuestra escuela de programa. De estos dos actos han salido dos alternativas, dos rumbos completamente distintos, opuestos, antagónicos para nuestro país y nuestro pueblo.De un lado, y bajo la apariencia de una falsa autocrítica y un no menos falso cambio radical, el programa del PSOE no representa otra cosa que “más de lo mismo”. Aderezado, eso sí, con algunas medidas en apariencia radicales que no buscan más que confundir y extraviar a la gente. Frente al implacable saqueo hegemonista ejecutado por el gobierno de Rajoy, ellos proponen un saqueo hegemonista no menos implacable, pero con un rostro algo más humano, desprovisto de algunas de sus aristas más agresivas.Del otro, un programa de Frente Amplio por la redistribución de la riqueza, la ampliación de la democracia y la defensa de la soberanía nacional. Un programa que responde a las necesidades del país y a las demandas del 90% de nuestro pueblo. Y que a nosotros nos corresponde difundir y extender para acumular fuerza política organizada en torno a él.

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