El Partido Socialista Obrero Español se afianza como la gran formación regional del sur de España y deja al Partido Popular arrodillado en la primera estación del vía crucis electoral del año 15. El Partido del Sur resiste al desgaste de treinta y tres años de gobierno ininterrumpido de Andalucía, la única comunidad autónoma en la que jamás ha habido alternancia. El Partido del Sur parece inmune a los casos de corrupción que le afectan y ha sido capaz de convocar el voto útil en unas elecciones celebradas bajo el signo de la protesta social. El denominado bipartidismo sale abollado, pero no hundido. Los partidos nuevos muestran vitalidad, pero no desbordan el marco. No, en Andalucía. PSOE y PP sumaron más del 80% de los votos hace tres años. En pleno vendaval contra la política convencional, ambas fuerzas han amasado ahora el 62%, principalmente como consecuencia del mal resultado del PP. Dieciocho puntos menos. El bipartidismo imperfecto flojea, pero no puede hablarse de debacle del régimen del 78 en una de las regiones más beneficiadas por los cambios sociopolíticos que ha registrado España desde la restauración de la democracia. En las elecciones europeas de mayo del 2014 -la última cita electoral de carácter general-, los dos partidos mayores quedaron por debajo de la mitad de los votos. Susana Díaz ha obtenido un innegable éxito personal, Ha validado su liderazgo en Andalucía, con 118.000 votos menos que los obtenidos por José Antonio Griñán en el 2012 y con el mismo número de diputados. No se hunde y vuelve a ser el primer partido. En la actual coyuntura, ese resultado es un éxito, porque va acompañado por una auténtica debacle del Partido Popular, que pierde más de 500.000 votos y diecisiete diputados. El batacazo del partido gubernamental es enorme. El candidato de los populares, Juan Manuel Moreno Bonilla, que se estrenaba en estas elecciones, parecía anoche visiblemente hundido.La briosa Susana Díaz se afianza como personalidad política española, aporta seguridad a todo el Partido Socialista ante las importantes elecciones autonómicas y municipales del próximo mes de mayo y pierde su estable alianza con Izquierda Unida, literalmente devorada por Podemos. Díaz tendrá dificultades en el Parlamento andaluz, pero no existe una mayoría alternativa que pueda dificultar su segunda investidura, aunque sí retrasarla. La gobernación andaluza no será fácil. No habrá pactos a corto plazo. El hipotético salto de Díaz a la arena política española difícilmente podrá llevarse a cabo en los próximos meses. Podríamos asegurar que ese salto no se va a producir. La gobernación no será fácil, y la cosecha de votos, siendo buena, no es arrolladora. La política es siempre un juego de expectativas. Susana Díaz ha conseguido que su decisión -muy personal- de adelantar las elecciones andaluzas no se salde con un sonoro fracaso. En ese punto reside su éxito.No es poco. Un PSOE andaluz rocoso se solidifica como el gran partido regional del Sur de España.Primera estación del ciclo electoral del año 15: el PSOE resiste de manera admirable gracias al empuje de su líder andaluza y deja noqueado al Partido Popular cuando faltan dos meses para las elecciones municipales y autonómicas (13 comunidades) del 24 de mayo.El PP seguramente ha perdido votos en dirección a Susana Díaz -buena parte del empresariado andaluz consideraba prioritario garantizar la gobernabilidad de ante el probable ascenso de Podemos-, pero, sobre todo, ha sufrido la perforación de Ciudadanos, que consigue 368.000 votos y nueve diputados. Un resultado excelente para Albert Rivera. Hace medio año, incluso menos, nadie consideraba la posibilidad de que Ciutadans/Ciudadanos pudiese obtener algún día un resultado relevante en Andalucía. Ciudadanos toma cuerpo y succiona parte de las reservas electorales del PP. Succiona votos de centro. He ahí un nuevo dato estructural de la política española.Podemos se come a Izquierda Unida y obtiene los 15 diputados que le pronosticaban la mayoría de las encuestas. Gana en Cádiz, la ciudad con más paro en España. Podemos ha triplicado el número de votos obtenidos por la candidatura de Pablo Iglesias en Andalucía en las elecciones europeas. Y parece haber resistido el vendaval mediático desatado en su contra en los últimos meses. Quince diputados y casi seiscientos mil de votos, con pocos medios y una frágil organización, demuestran que Podemos no es una realidad virtual. Sin embargo, ayer, a orillas del Guadalquivir, no se oyó retumbar el cañón del crucero ‘Aurora’, histórico símbolo de la revolución socialista de Octubre. Podemos devora a Izquierda Unida -reducida a cinco tristes diputados-, moviliza voto que estaba en la abstención y se afianza como nuevo referente de la nueva izquierda. Un resultado muy meritorio, sin redoble de timbales. Seguramente esperaban más. Ciudadanos comienza a pisarles los talones en el catálogo de las nuevas ofertas.