El próximo movimiento de la Reserva federal

«El objetivo primordial de la Fed es evitar la deflación – un perí­odo sostenido de precios a la baja como el que ha estancado la economí­a de Japón desde la década de 1990. La deflación es una perniciosa espiral que se refuerza a sí­ misma. La caí­da de precios significa menores beneficios empresariales, que dan lugar a despidos, a la reducción del gasto de los consumidores y nuevos descensos de los precios. Lo que hace más difí­cil pagar las deudas porque el valor de la deuda aumenta en relación a los ingresos. Provoca el acaparamiento, puesto que los consumidores, las empresas y los bancos mantienen en el efectivo, esperando que los precios seguirán cayendo.»

La zona euro y Jaón –cuyas sus economías son más débiles que la nuestra y también está recibiendo una paliza de las exportaciones chinas– deberían imitar a la Fed, inyectar más dinero en sus economías y reducir los valores de sus monedas. Eso aumentaría la presión sobre Pekín para la subida del renminbi. Si se coordinara con la Reserva Federal, podrían evitarse fuertes fluctuaciones entre el dólar, el euro y el yen. Otros países en desarrollo con economías más fuertes y una inflación en ascenso, como Brasil, se enfrentan a la misma elección de China: someterse a la inflación o dejar que sus divisas suban. Eso sería doloroso. Pero si Estados Unidos se desliza de nuevo hacia la recesión, será devastador para el crecimiento mundial, incluido el suyo propio. (THE NEW YOR TIMES) CHINA DAILY.- ¿Cuánto conocemos del capitalismo? No creo que sepamos mucho, o por lo menos no tan profundamente como deberíamos. Cuando el enfoque ideológico permeaba nuestra apreciación del mundo, el capitalismo, a nuestros ojos, era tan malvado como cualquier otro mecanismo diseñado para chuparle la sangre al obrero. Pero cuando el país se abrió al mundo exterior, algunos se fueron al otro extremo, creyendo que debemos aplicar todo lo que trae el capitalismo. EEUU. The New York Times El próximo movimiento de la FED La economía no se recupera lo suficientemente rápido. Entonces, ¿qué puede hacer ahora la Reserva Federal? Con las tasas de interés a corto plazo cerca de cero, Ben Bernanke, presidente de la Fed, dijo el viernes que tendría que usar herramientas "no convencionales" para estimular el crecimiento. La apuesta es que la Fed pronto comenzará a comprar bonos del Tesoro para empujar hacia abajo las tasas de interés a largo plazo. Ello debilitaría el valor del dólar, aumentaría las exportaciones y reduciría las importaciones. El objetivo primordial de la Fed es evitar la deflación – un período sostenido de precios a la baja como el que ha estancado la economía de Japón desde la década de 1990. La deflación es una perniciosa espiral que se refuerza a sí misma. La caída de precios significa menores beneficios empresariales, que dan lugar a despidos, a la reducción del gasto de los consumidores y nuevos descensos de los precios. Lo que hace más difícil pagar las deudas porque el valor de la deuda aumenta en relación a los ingresos. Provoca el acaparamiento, puesto que los consumidores, las empresas y los bancos mantienen en el efectivo, esperando que los precios seguirán cayendo. ¿Se moverá la Fed, como se espera que anuncie a principios del mes próximo? Funcionaría mucho mejor si fuera junto con un estímulo fiscal. Pero los republicanos –que actuaron como si no hubiera mañana en los años de Bush– se han comprometido a bloquear incluso los programas de estímulo más sensatos, y los demócratas han perdido la voluntad de luchar. Así que Bernanke y la Fed tendrán que actuar por su cuenta. Hay riesgos, por supuesto, incluyendo el riesgo de una mayor inflación en el futuro. Sin embargo, menores tasas de interés y un dólar más débil encabezan ahora la peor pesadilla de la deflación. Entonces, ¿qué pasará después? Se espera que la Fed imprima dinero para comprar bonos. Lo que bajará las tasas de los préstamos. Y eso debería empezar a impulsar nuevos gastos y la inversión. Como las tasas ya están en niveles históricamente bajos, cualquier intervención significativa tendrá que ser al menos tan grande como las anteriores intervenciones de la Fed en medio de lo más profundo de la recesión, cuando compró 1,7 billones de dólares en títulos de deuda. El mercado de valores es casi seguro que aumentara, a medida que se invierta más dinero en acciones buscando mayores beneficios. La reducción del tipo también reducirá el costo de endeudamiento de las empresas, ayudando a aumentar los beneficios y los precios de las acciones. Con la débil demanda de los consumidores, las empresas estarán más propensas a usar su dinero para volver a comprar acciones o adquirir otras empresas, contratar e invertir en nuevas fábricas. Por eso, tan pronto como estemos más allá de las posiciones de campaña electoral, el Presidente Obama tiene que luchar más para lanzar grandes proyectos de estímulo – en infraestructuras o en energía alternativa. Él tiene que seguir presionando hasta que el Congreso y el público entiendan que, sin más estímulos lo mejor que nos puede pasar es estar años cojeando. Washington debe hacer más para ayudar a millones de propietarios de viviendas, que no pueden financiarlas de nuevo –y aprovechar las tasas más bajas– debido a que su patrimonio ha caído en picado. La Fed puede atajar la deflación. Para que millones de estadounidenses vuelvan a trabajar, hay que hacer mucho más. Bernanke no puede hacerlo solo. Y un renminbi más caro La Reserva Federal aún tiene que actuar, pero las autoridades de Europa y Rusia ya se están quejando por la perspectiva de un dólar mucho más débil. Una mayor intervención de la Fed en última instancia, podría hacer bien a la economía mundial – especialmente si China se pone a dejar de abaratar su moneda y apretar al resto de las exportaciones del mundo. Muchos países están sufriendo. Muy pocos, salvo los Estados Unidos, están hablando. Algunos gobiernos están en su lugar optando por manipular sus propias monedas. Corea del Sur ha estado comprando frenéticamente dólares para abaratar el won. Japón, que intervino en el mercado, pero no pudo detener el alza del yen, ahora insiste en que Pekín y Seúl "actúen con responsabilidad." Tailandia impuso medidas para detener la entrada de dinero que empujaba hacia arriba el valor ya artificialmente bajo del baht. Todo el mundo no puede devaluar a la vez. Y las devaluaciones competitivas no van a cambiar el comportamiento de China. Si Pekín está decidido a mantener su moneda devaluada después de que actúe la Fed, tendrá que comprar miles de millones de dólares en bonos del Tesoro y otros activos – e incluso aunque el dólar caiga. tendrá que imprimir renminbis para comprar esos dólares, lo que impulsaría la inflación y las burbujas en acciones y la vivienda. Tratar de evitarlo mediante la emisión de bonos también sería costoso. China tiene una mejor opción: puede dejar que el renminbi suba. Los líderes de Pekín saben que el país necesita ser más dependiente de los ingresos y del gasto interno. También están temerosos de que cualquier cambio pueda tener consecuencias políticas no deseadas. Las conferencias de Washington sólo han provocado más bravatas. La zona euro de la Unión Europea y Japón –cuyas sus economías son más débiles que la nuestra y también está recibiendo una paliza de las exportaciones chinas– debería imitar a la Fed, inyectar más dinero en sus economías y reducir los valores de sus monedas. Eso aumentaría la presión sobre Pekín para la subida del renminbi. Si se coordinara con la Reserva Federal, podrían evitarse fuertes fluctuaciones entre el dólar, el euro y el yen. Otros países en desarrollo con economías más fuertes y una inflación en ascenso, como Brasil, se enfrentan a la misma elección de China: someterse a la inflación o dejar que sus divisas suban. Eso sería doloroso. Pero si Estados Unidos se desliza de nuevo hacia la recesión, será devastador para el crecimiento mundial, incluido el suyo propio. THE NEW YORK TIMES. 17-10-2010 China. China Daily Los pros y contras de la economía de mercado Zhu Yuan ¿Cuánto conocemos del capitalismo? No creo que sepamos mucho, o por lo menos no tan profundamente como deberíamos. Cuando el enfoque ideológico permeaba nuestra apreciación del mundo, el capitalismo, a nuestros ojos, era tan malvado como cualquier otro mecanismo diseñado para chuparle la sangre al obrero. Pero cuando el país se abrió al mundo exterior, algunos se fueron al otro extremo, creyendo que debemos aplicar todo lo que trae el capitalismo. Un libro publicado recientemente con el título de “Los poderes de las compañías” nos ofrece cierto conocimiento y visión básicos sobre el desarrollo de las compañías y del capitalismo en Occidente. Lo que más me sorprende del libro –y conste que no soy alguien con mentalidad empresarial– es el hecho de que la historia de las compañías en Occidente, a pesar de estar plagada de hechos deleznables en sus inicios, esta mayormente matizada por una trayectoria de progreso en lo referente a las civilizaciones humanas. La enseñanza que el volumen debe dejar a los lectores chinos es que el desarrollo de las corporaciones de su país se vio impedido por acontecimientos históricos, y que las mismas sólo tuvieron su oportunidad a principios de los años 80, cuando China introdujo la reforma y apertura. En la cultura china tradicional, a los empresarios se les veía con desdén, pues se consideraba a la avaricia como el origen de muchos males. Antes de la reforma y la apertura, hacer dinero era tema tabú, al que se percibía como actitud burguesa. El deseo intrínseco de conseguir una vida mejor y fortuna fue suprimido. Pero en cuanto se le ofreció espacio para reafirmarse, esta aspiración ha traído de la mano el otro extremo: la búsqueda de ganancias sin parar mientes en escrúpulo alguno. Algunos dicen que China debe experimentar un período de acumulación primitiva del capital, pues le costará Dios y ayuda saltar a la etapa de desarrollo avanzado que ha alcanzado Occidente. Prefiero asumir tales premisas como meros pretextos para procurar ganancias a expensas de la justicia, la imparcialidad y la igualdad sociales. La cultura corporativa es algo que muchos chinos tienden a mencionar al hablar de competencia y economía de mercado. También han sacado a relucir con frecuencia la mano invisible de inicios de los años 80, cuando el país se abría al mundo exterior. Se creyó entonces que era posible dirigir la economía de mercado hacia un desarrollo sano. Sin embargo, al tocar el tema, la mayoría enfatizaba sólo el factor competencia, sin mencionar la responsabilidad social y la benevolencia. Incluso en Occidente, cuya economía de mercado es mucho más antigua, el deseo de conseguir beneficios con frecuencia va demasiado lejos, lo que implica que se pisoteen la justicia y la imparcialidad sociales, en la estampida frontal por hacer dinero. John Maynard Keynes dijo en cierta ocasión que el capitalismo significa que los hombres más viles harán las cosas perversas para bien general de la comunidad. Esta frase, en gran medida, revela la naturaleza del capitalismo. El problema está, por supuesto, en que algunas veces estos seres viles no hace las cosas más perversas precisamente para beneficio de la mayoría, sino para su propio bien. La crisis financiera actual ofrece un ejemplo vivo de cuán inescrupulosa puede ser la búsqueda de ganancias a toda costa en Occidente. En cuanto a nosotros, lo que nos corresponde es definir qué y cómo debemos aprender del capitalismo occidental. En lo tocante a la variante de economía de mercado aplicada en China, nada podría ser peor que esta combinación de guanxi o renqing (relaciones interpersonales con un interés) locales con la búsqueda del beneficio por cualquier medio. Es una relación simbiótica que ha contribuido en gran medida a alimentar la corrupción desenfrenada que hoy afecta al país. Aparte de enfrentar los fenómenos derivados de las guanxi o renqing aplicándoles el imperio de la ley, algo que no deben pasar por alto los diseñadores de políticas, es precios entender que no todo lo que se aplica en Occidente es bueno y digno de imitarse cuando se trata de una economía de mercado. Los varios subproductos creados por las instituciones financieras en Wall Street han demostrado su cuota de culpabilidad en la actual debacle financiera. No son en absoluto los ejemplos que deben seguir nuestras instituciones financieras. Aún debemos conocer mucho más sobre las compañías y el capitalismo para recorrer el camino correcto. CHINA DAILY. 15-10-2010

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