El poder y la gloria de los polí­ticos catalanes

«Varios diarios catalanes se han puesto de acuerdo, siguiendo tal vez instrucciones de los polí­ticos, para intensificar la presión sobre el Tribunal Constitucional (presión que ya se vení­a ejerciendo desde hace tiempo por distintas instancias) y han escrito un editorial común repleto de falacias polí­ticas, errores jurí­dicos, zafiedad y sectarismo»

A esar de que, gracias a la ley electoral, los políticos catalanes se han encontrado casi siempre con la posibilidad de chantajear al Gobierno nacional para obtener privilegios, a los catalanes no les ha ido demasiado bien con la Autonomía y el autogobierno. La endogamia ha facilitado la corrupción, el oscurantismo y la irresponsabilidad de los dirigentes. No es casualidad la enorme abstención que se produjo en el referéndum sobre el Estatuto y que no recibiese ni siquiera el cincuenta por ciento de la sanción de los ciudadanos. No, no se defiende la dignidad de Cataluña, sino el poder y la gloria de los políticos y de los periodistas catalanes. (ESTRELLA DIGITAL) EL PERIÓDICO.- Los analistas apocalípticos hace tiempo que anuncian una crisis de confianza en la renta fija e incluso en la deuda soberana, y este evento puede desencadenarla. Si esto ocurriese, estaríamos de nuevo al borde del abismo. La renta fija, los bonos, es el mecanismo preferido de las grandes corporaciones para financiarse, toda vez que el crédito directo está complicado. Si estas dos crisis estallan, estaremos a las puertas de una recaída muy, pero que muy grave de la crisis financiera global. ABC.- El mayor fracaso de la OTAN y de las potencias aliadas en Afganistán ha sido su incapacidad de construir en Kabul un Gobierno estable, capaz de hacerse cargo del país, algo especialmente nefasto ahora que empieza a hacerse evidente el cansancio de la guerra en las sociedades occidentales. Y este debiera ser el principal objetivo a partir de ahora, dotar a Afganistán de una autoridad que evite que todo el sacrificio de estos últimos ocho años no se pierda en las cenizas de un estado fallido Opinión. Estrella Digital El poder y la gloria de los políticos catalanes Juan Francisco Martín Seco Varios diarios catalanes se han puesto de acuerdo, siguiendo tal vez instrucciones de los políticos, para intensificar la presión sobre el Tribunal Constitucional (presión que ya se venía ejerciendo desde hace tiempo por distintas instancias) y han escrito un editorial común repleto de falacias políticas, errores jurídicos, zafiedad y sectarismo. Afirman que será la primera vez que el Alto Tribunal se pronuncie sobre una ley fundamental refrendada por los electores, pero ello es quizá porque también es la primera vez que una parte de la clase política ha querido romper el consenso constitucional y modificar la Carta Magna por la puerta de atrás, sin someterse a los mecanismos establecidos. Los doctos periodistas, en un alarde de erudición, nos recuerdan "uno de los principios vertebradores de nuestro sistema jurídico de raíz romana: pacta sunt servanda". Pues bien, aquí no hay más que un pacto radical: la Constitución, y es éste el que se ha roto en los momentos presentes, y precisamente por todos aquellos que han defendido el Estatuto. Son ellos los que pretenden cambiar las reglas del juego. Si no se admite la Constitución y el Tribunal Constitucional, garante de la misma, desaparecen el propio Estatuto y la Generalitat, que sólo son y existen al amparo de la Constitución. Afirman que nuestra Constitución es abierta. Confunden este concepto con el de flexible, condición de la que carece la Constitución española, por mucho que el proceso autonómico se haya dejado más abierto de lo que hubiera sido conveniente. Toda reforma precisa de un procedimiento complejo y dificultoso, que es el que ahora se pretende evitar atajando por la puerta de atrás y presionando al Tribunal Constitucional para que lo acepte. Es difícil encontrar a alguien que esté de acuerdo al cien por cien con la Constitución. A mí, desde luego, me repelen muchos de sus elementos por obsoletos, comenzando por la Monarquía y terminando por el sistema autonómico; pero, como toda norma, es fruto del consenso en el que unos ceden en determinados aspectos para que otros hagan lo mismo. Todos renuncian a sus pretensiones máximas en aras de la concordia, por eso la concordia se quiebra cuando se pretende romper torticeramente las reglas del juego y conseguir con artimañas, con la coacción y el chantaje modificar el pacto constitucional. Nuestro sistema político, empezando por la propia ley electoral, es bastante imperfecto. Las instituciones, entre las que se incluye el Tribunal Constitucional, dejan mucho que desear, pero los mayores responsables de ello son los políticos, sin que los catalanes supongan precisamente una excepción. Pero es que además, hoy por hoy, son las únicas que tenemos. La solución estará en perfeccionarlas, pero nunca pasar de ellas y actuar cada uno como le parezca. Es posible imaginarse el caos que se produciría si a todos los ciudadanos se les diese la oportunidad de cumplir tan sólo las leyes que les gustasen o ejecutar únicamente las sentencias con las que estuvieran de acuerdo. Las amenazas, el chantaje y las presiones que desde las élites catalanas se están lanzando contra el Tribunal Constitucional resultan totalmente inadmisibles, atentan contra la libertad e independencia de esta instancia y generarán sospechas fundadas sobre la objetividad del veredicto si éste finalmente resultase favorable a la constitucionalidad del Estatuto. No se diga que lo que se defiende es la dignidad de Cataluña. A ésta nadie la ataca y su dignidad está a salvo; lo que se defiende es el poder y la gloria de los políticos catalanes, emparentados desde hace muchos años con los medios de comunicación y los intereses económicos de la región. Es sintomático el manto de silencio que se ha extendido siempre sobre la corrupción en Cataluña, corrupción de la que, por otro lado, todo el mundo es consciente. Lo poco que de ella se ha sabido no se ha debido, desde luego, a la prensa de la Comunidad. A pesar de que, gracias a la ley electoral, los políticos catalanes se han encontrado casi siempre con la posibilidad de chantajear -chantaje que se ha ejercido- al Gobierno nacional para obtener privilegios, a los catalanes no les ha ido demasiado bien con la Autonomía y el autogobierno. Factores emotivos y sentimentales, muy respetables por otra parte, de identificación con una región, se la llame como se la llame, con una lengua y con una historia se han utilizado para exacerbar una Autonomía que no ha revertido en ninguna ganancia especial para los ciudadanos. Más bien todo lo contrario. La endogamia ha facilitado la corrupción, el oscurantismo y la irresponsabilidad de los dirigentes. No es casualidad la enorme abstención que se produjo en el referéndum sobre el Estatuto y que no recibiese ni siquiera el cincuenta por ciento de la sanción de los ciudadanos. No, no se defiende la dignidad de Cataluña, sino el poder y la gloria de los políticos y de los periodistas catalanes. ESTRELLA DIGITAL. 1-12-2009 Opinión. El Periódico Otra fecha para recordar José Antonio Bueno Aunque es pronto para conocer todos sus efectos, el anuncio de la necesidad de reestructurar el pago de la deuda del Dubai World constituirá un nuevo hito en la evolución de ciertos índices financieros tales como la bolsa, las coberturas de impago (CDS) o los tipos de cambio, y de igual modo que identificamos claramente en ellos el día en que suspendió pagos Lehman Brothers o se vendió Bearn Sterns, dentro de un tiempo también preguntaremos qué pasó el Día de Acción de Gracias del 2009, donde, por ejemplo, el CDS de la deuda rusa subió de 13,5 a 205 puntos básicos o el dólar tocó su mínimo en 14 años frente al yen, y eso con el mercado americano cerrado por festivo. Las variables de este enfermo que es el sistema financiero global se han disparado, aunque es pronto para saber si es un accidente menor o tendrá que volver a la uvi. No hay nada más incierto que la renta fija esté exenta de riesgo. Lo tiene, y mucho, porque normalmente cuando va mal no avisa y el inversor carece de capacidad de respuesta. Una acción puede ir perdiendo valor, puede que el dividendo se reduzca o hasta que se cancele, pero, en general, es posible saltar del barco antes de que se hunda si se tiene la sangre fría de prefijar la pérdida máxima asumible. En la renta fija, esto no ocurre. Cada año se percibe el cupón preestablecido, ni más ni menos, y al vencimiento se rescata todo el capital… o no. Toda emisión implica cierto riesgo de impago, tanto de los intereses (cupón) como del principal, y por eso la rentabilidad de las entidades emisoras más frágiles debe ser más alta que la de las entidades más sólidas para encontrar comprador. Para eso están las agencias de calificación, que nos avisan de los riesgos con sus sesudos y teóricamente bien formulados análisis, o, mejor dicho, deberían avisar. La, en la práctica, suspensión de pagos del principal vehículo inversor de la petromonarquía dubaití pone en riesgo la recuperación de la banca internacional que había invertido en algo tan seguro como una emisión avalada por un Estado soberano. Gran parte de los, de momento, 80.000 millones ahora en riesgo están en manos de Credit Suisse, HSBC, Barclays, Lloyds y Royal Bank of Scotland, entidades en su mayoría ya tocadas por la aparente lejana crisis global que ahora repunta, con lo que puede ser otra, u otras, crisis en toda regla, la de la renta fija y la de la deuda soberana. Tal vez solo sea un susto, pero lo más probable es que a este le sigan otros. De entrada, vuelven las pérdidas para la gran banca mayorista y la inestabilidad a los mercados financieros. Y de nuevo podremos decir con la cabeza bien alta que nuestras cajas y bancos, con problemas mucho más mundanos, salen indemnes de este episodio de crisis porque, igual que ocurrió con las hipotecas subprime, la demanda de crédito patrio impidió, afortunadamente, irse a invertir a Dubái. Habrá que ver ahora qué dicen los que critican los excesos inmobiliarios en nuestro país ante la burbuja inmobiliaria de un país famoso por construir un archipiélago artificial lanzado por la imagen de famosos como Beckham. Cierto es que el lujo y el oropel de la zona no es comparable a nuestra humilde costa, pero el error de apreciación es más grave, y cometido por profesionales, en teoría, con mayor formación y, sobre todo, con una retribución a años luz de quienes ahora ven peligrar sus puestos de trabajo en los necesarios ajustes de nuestras cajas. En un mundo tan interconectado pero a la par tan egoísta puede que esta crisis, que tensionará seguro los mercados financieros, encarecerá el dinero y generará pérdidas, tenga el efecto positivo de que nuestro modesto FROB, nacido para dar soporte a la reestructuración de las cajas de ahorros, tenga ahora menos trabas en Europa, pues habrá que rescatar una vez más a los bancos mayoristas a los que de nuevo su voracidad por el riesgo va a poner contra las cuerdas. Y puede que nuestros grandes bancos vuelvan a crecer quedándose con parte de sus despojos. Y si hubiese algo de justicia en este mundo, que a veces lo dudo, algo serio habría que hacer con las agencias de calificación, que quedan una vez más retratadas en la superficialidad de sus análisis justamente a los pocos días de permitirse emitir informes excatedra respecto de su propia interpretación del consumo de capital, más allá de lo que dicen no solo los reguladores sino la normativa internacional. Como en todo accidente cardiovascular, habrá que observar la evolución del enfermo. Puede que la crisis se limite a Dubái, aunque es improbable. Los analistas apocalípticos hace tiempo que anuncian una crisis de confianza en la renta fija e incluso en la deuda soberana, y este evento puede desencadenarla. Si esto ocurriese, estaríamos de nuevo al borde del abismo. La renta fija, los bonos, es el mecanismo preferido de las grandes corporaciones para financiarse, toda vez que el crédito directo está complicado. Y si la deuda soberana entra en cuestión, ¿de quién nos podremos fiar? ¿Quién rescatará al rescatador? Si estas dos crisis estallan, estaremos a las puertas de una recaída muy, pero que muy grave de la crisis financiera global. En cualquier caso, no anticipemos nada, vigilemos la evolución del enfermo y esperemos al siguiente parte médico. EL PERIÓDICO. 2-12-2009 Editorial. ABC Más soldados para Afganistán DESPUÉS de un periodo de reflexión inusualmente largo, Barack Obama ha decidido reforzar las tropas que combaten en Afganistán, pero a través de un modelo que sugiere que el presidente estadounidense está más apremiado por la necesidad de abandonar cuanto antes este conflictivo país centroasiático que por la determinación de cumplir los objetivos que se establecieron hace ocho años, cuando la comunidad internacional decidió intervenir. Casos como el secuestro de los españoles en Mauritania o los continuos ataques piratas en las costas somalíes recuerdan que la amenaza contra la que se combate en Afganistán está lejos de desaparecer y muestran claramente cuál es el resultado que se desprendería de un fracaso de la comunidad internacional allí. En los últimos dos años la situación en Afganistán ha empeorado a ojos vista: la inestabilidad se ha contagiado a Pakistán y los talibanes y sus socios de Al Qaida han puesto en jaque a la misión ISAF de la Alianza Atlántica. La experiencia de la mayor operación militar de la historia de la OTAN fuera de su territorio no está siendo muy brillante, precisamente porque desde el principio los países no han sabido comportarse como aliados y han convertido la convivencia de casi cuarenta ejércitos distintos en un laberinto de regulaciones separadas y reticencias para evitar las consecuencias de la confrontación. En ocasiones, el temor a una reacción adversa de la opinión pública de cada país ha pesado más que las necesidades operativas sobre el terreno. El aumento de tropas que ha anunciado Obama, y que probablemente será seguido por otros países -en casos como el de España en un alarde de incoherencia para demostrar que al Gobierno no le importa tanto el objetivo militar de una misión en la que está en juego nuestra seguridad como la oportunidad política de sus decisiones- difícilmente será la solución. El mayor fracaso de la OTAN y de las potencias aliadas en Afganistán ha sido su incapacidad de construir en Kabul un Gobierno estable, capaz de hacerse cargo del país, algo especialmente nefasto ahora que empieza a hacerse evidente el cansancio de la guerra en las sociedades occidentales. Y este debiera ser el principal objetivo a partir de ahora, dotar a Afganistán de una autoridad que evite que todo el sacrificio de estos últimos ocho años no se pierda en las cenizas de un estado fallido. Ojalá que la decisión de Barack Obama contribuya a ello. ABC. 2-12-2009

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