Joan Arnau
La noticia saltó hace pocos días, cuando Canal Sur anunció el programa de ayudas para la realización de nuevas películas. En la lista se incluía un título, “Cerrar los ojos”, y como autor figuraba Víctor Erice. La sola mención de su nombre, y la posibilidad de que la obra del director vasco retorne a las salas ha supuesto ya una saludable sacudida para el cine español.
Erice es un autor capital para la historia de nuestro cine. Cada una de sus tres películas –“El espíritu de la colmena”, “El Sur” y “El sol del membrillo”- justifican por sí mismas toda una carrera cinematográfica, y su visión es una experiencia visual, emocional y artística que nadie debería perderse.
Pero hace ya treinta años del estreno de su última película. El propio Erice nos ofrece la razón de esta prolongada espera: “hay unas balizas que están impuestas desde las grandes corporaciones que dictan lo que se debe hacer y cómo se debe hacer”. La dictadura de las majors, de las grandes productoras y distribuidores, especialmente las norteamericanas, monopoliza las salas, las televisiones o las nuevas plataformas, dicta qué puede y qué no puede estrenarse. Ofreciendo un margen tan estrecho que talentos descomunales como el de Víctor Erice no tienen cabida.
No es que las películas de Erice no hayan tenido éxito. Las tres que ha concluido han sido premiadas en algunos de los mejores festivales internacionales, figuran en las listas de las mejores películas de la historia, y son joyas permanentemente revisitadas.
Simplemente quien tiene el poder en la industria cinematográfica ha decidido que el cine de Víctor Erice no tiene cabida.
Ahora, por fin, se abrirá una grieta en ese silencio impuesto. Erice ya trabaja en la preparación de “Cerrar los ojos”, que llegará a las salas de cine el próximo año. Con un guion en el que también colabora Michel Gaztambide (premio Goya por “No habrá paz para los malvados”), y que contará en el elenco de actores y actrices con José Coronado, María León o Ginés García Millán.
“Las grandes corporaciones dictan lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer” (Víctor Erice)
Una historia sobre la relación entre un viejo director ya retirado y su actor protagonista, con evidentes notas hacia su propia obra, donde a buen seguro reaparecerán los temas recurrentes en el cine de Erice, y volveremos a disfrutar de su particular y fascinante mirada artística.
Tres aldabonazos
“El sol del membrillo” se estrenó en 1992. Es la última película dirigida por Victor Erice que ha tenido un recorrido comercial, y por tanto ha tenido la posibilidad de llegar al gran público.
Han pasado treinta años, de silencio en las salas de cine pero no de paralización de la obra audiovisual de Erice, que nunca ha dejado de ser director de cine.
Filmó “Alumbramiento”, un cortometraje dentro de la obra colectiva “Ten minutes older: the trumpet”, rodó una correspondencia audiovisual con el director iraní Abbas Kiarostami, elaboró parte del material inédito rodado con Antonio López, convirtió en cine, en “Piedra y cielo”, la obra del escultor Jorge Oteiza, participó en “Ana, tres minutos”, donde varios directores homenajean a las víctimas del desastre nuclear de Fukushima, publicó el guion de “La promesa de Shanghai”, adaptación de la novela de Juan Marsé, que no pudo rodar…
Pero necesitábamos otra película de gran formato de Víctor Erice. Las únicas tres veces que ha tenido posibilidad para hacerlo y libertad para rodar hemos asistido a tres aldabonazos que son ya parte de la historia con mayúsculas del cine español.
El cine de Víctor Erice fabrica una poesía visual imposible de explicar solo con palabras
Cuando en 1973 se estrenó “El espíritu de la colmena”, se abrió un nuevo capítulo en nuestro cine. La mezcla entre el mito de Frankenstein y los maquis, la contraposición entre la asfixiante cárcel de la postguerra y la liberadora imaginación del arte, el viaje iniciático de una niña al contemplar la muerte… Todo el cine de Erice concentrado en una escena, donde la mirada en primer plano de Ana Torrent, entonces una niña, ocupa poderosa toda la pantalla. Repitiéndonos, sin estridencias pero muy alto, que todo está en la mirada.
Diez años después, en 1983, Erice vuelve a rodar, ofreciéndonos con “El Sur” otra apabullante demostración de su capacidad para encadenar imágenes con un enorme poder de fascinación, consiguiendo dotar a cada fotograma de una atmósfera especial, que los espectadores podemos sentir.
Y en 1992 se entrecruzan en “El sol del membrillo” dos artistas excepcionales, la cámara de Víctor Erice y el pincel de Antonio López, convirtiendo la tarea de pintar un simple membrillero en una odisea donde se expresa la capacidad del gran arte para captar la sustancia de la realidad.
Habrá que esperar un año para ver “Cerrar los ojos”. Podemos compensar esa espera visitando estas tres películas, que definen la obra de un autor imprescindible, capaz de convertir cada plano en una poesía visual imposible de explicar con palabras.