El Gran Fele

El otro circo

Después de 18 años de existencia el Circo Gran Fele se ha convertido en uno de los principales referentes del panorama circense. Con una forma muy particular de entender el espectáculo, la compañí­a del valenciano Rafael Pla ha demostrado haber encontrado la esencia de la magia del circo.

Premio Nacional de Circo, el Gran Fele ha recorrido ya medio mundo: Finlandia, Montecarlo, Argelia, actuando en los campos de refugiados, y, por su puesto, toda España.

Con espectáculos basados en Shakespeare a un recorrido por un gran número de culturas, con sus ritos y costumbres, los hermanos Pla han cosechado galardones como el Programa Caleidoscopio de la Unión Europea, el Max de las Artes Escénicas, además del Príncipe de Asturias.

Los Pla se han rodeado de multitud de artistas jóvenes, llenando los camerinos de humildad, tesón, creatividad y duro trabajo. Su camerino es un autobús de dos pisos, y su bagaje el familiar.

El primero de los Fele fue el abuelo del payaso y el director del circo. Treinta años después no han dejado de ser una auténtica compañía nómada que recorre el planeta sin contar con animales en sus espectáculos, pero sí con artistas de diferente pelaje y nacionalidad.

Cuatro músicos acompañan un espectáculo para más de 300 personas. «El circo me da la posibilidad de imaginar; de jugar a ser Dios, de crear; la magia; el poder de las mil y una noches; el conocimiento; el payaso cayendo de una silla; la risa; todo aquello que es distinto; la troupe; la grandeza de un gesto soberbio; el erotismo entendido como una de las bellas artes…».

«El circo me da la posibilidad de imaginar; de jugar a ser Dios, de crear.»

El Circo Gran Fele es muy mediterráneo en su sello, pasional y vitalista en la representación. Un circo con identidad propia que se enorgullece de jugar con los sentidos y sumergir al público en una atmósfera de emociones entrelazadas en espectáculos que siguen un hilo argumental. Historias que cobran vida en el centro de la pista a través de diversos números de circo, combinando las técnicas más tradicionales con las nuevas tecnologías y técnicas escénicas que exploran en su particular laboratorio circense.

Un torrente de creatividad

Estas Navidades, como viene siendo tradición, el Gran Fele vuelve a la tierra y pasa las fiestas en Valencia. Este año ofreciendo un espectáculo basado en las tradiciones de los pueblos y plazas valencianas, “Un pesic de sal”.

Al mismo tiempo los asistentes podrán disfrutar del “mayor espectáculo del mundo”. Una extraordinaria aportación de los Pla al mundo del circo: La Feria de las Maravillas. Un viaje al pasado, en torno al 1900, época en la que los circos y ferias ambulantes presentaban al mundo sus barracas de fenómenos y gabinetes de curiosidades. “Un feria donde cabe de todo, desde las cosas más científicas y sesudas hasta las mentiras más increíbles, pasando por divertidas atracciones”.

Además de “el Café de la Luna y las Estrellas donde degustar misteriosas pócimas, la escalofriante Barraca de Fenómenos de Madame la Parca capitaneada por la Mujer sin cabeza, El Gabinete de Curiosidades de Baltasar Pock con sus misteriosas reliquias, talleres circenses, divertidas atracciones…”

Mientras, en cartel, siguen espectáculos como “Habana”, una historia de fantasmas ambientada en los tejados de la capital cubana, o “Xe, qué brut!”, donde dos payasos tiene que dejar el circo por culpa de la crisis y montar una empresa de limpieza.

Historia de una familia

En 1958 Rafael Pla Soler, ventrílocuo y artista de variedades y cabaret crea el Festival Gran Fele y entre 1961-1978 realiza giras por toda España y el norte de África. En 1973 entran a formar parte de la compañía Rafael y José Manuel Pla Albiach, como payasos, y en 1979 muere Gran Fele, siendo su hijo, Rafael Pla Albiach, quien se hace cargo de la dirección y la autoría de todos sus espectáculos.

En 1992 dirige la Animación y Espectáculos del Pabellón de la Comunidad Valenciana en la Exposición Universal de Sevilla y la ceremonia inaugural de los Mundiales de Ciclismo celebrados en Valencia. En 1994 funda el Circo Gran Fele con el estreno de su primer espectáculo circense. Nacido en Valencia, es autodidacta, autor, director, productor, payaso, estudioso y creador visual del mundo del circo. Posee uno de los mejores archivos relacionados con el mundo del circo en España.El maestro Pla

Pla resume la historia del payaso en la búsqueda de la olla , la libertad y el oficio. Bufones, cómicos, caricatos, saltimbanquis, jongleurs, llámeseles como se les llame, todos son payasos.

“La olla es una necesidad… actuar, cobrar, comer y viajar. Moverse para volver a actuar, cobrar, comer, y volver a viajar.

La libertad, imprescindible para muchos, aunque vivan presos, en fin, el humor del que se está jugando la vida. Y el oficio… otros lo llaman sinceridad, honestidad. La necesidad de hacer bien su trabajo. Un ejercicio espiritual casi siempre disciplinado.

«…esa almibarada imagen del payaso que desde los años cincuenta se nos ha querido presentar»

[…] Aparecen los personajes: Arlequín, que lleva un vestido de parches multicolores en forma de rombos. Polichinela viste de blanco y con gorro puntiagudo. El Doctor, El Capitán, Brighella… En Francia aparece Pierrot, de cara blanca. Todos influirían en la creación del payaso moderno.

Los grandes autores escriben para estos personajes: Molière, Rabelais, quien resucitó a Triboulet, y Shakespeare, que los elevó a la categoría de inmortales dándoles voz en casi todas sus obras.

Pero la gran revolución en el mundo de los payasos sucede cuando Philip Astley crea en 1768 el primer circo moderno. En él se unen, por un lado el personaje de la comedia del Arte, y por otro, los bufones de la calle, dando como resultado el payaso moderno. Y nacen con una característica que más tarde Freud definió: “El humor del payaso no se resigna, desafía. Implica no solamente el triunfo del Yo, sino el principio del placer, que halla en él el medio de afirmarse, a pesar de las desfavorables realidades exteriores”.

[…] Dicen, los que saben, que posiblemente Grimaldi, nacido en 1778, y que llegó a ser tan famoso que Charles Dickens escribió su biografía , fue el primer payaso moderno.

Y desde entonces Tony Grice, Antonet, Grock, Beby, Alex y Rico, Karandash, Fratellini, Pompoff y Theddy, Charlie Rivel, Lou Jacobs, Emmett Nelly; y los actuales Oleg Popov, Dimitri, Colombaioni, Georges Carl, Darío Fo (premio Nobel de literatura); los cinematográficos Chaplin, Keaton, El Gordo y El Flaco, Los Hermanos Marx, Jacques Tati; los valencianos Hermanos Díaz, Los Pajares, PTV Clown, Payasos Pla y Pla y miles más han demostrado su oficio.

Hoy el payaso ha recuperado la calle y la plaza. Posiblemente allí se encuentre la olla: entre las brasas de ese gran mecenas que es la administración pública.

Llegando al final, se habrá podido comprobar, que no he nombrado para nada a los niños. Ni la bondad del payaso. Ni su carácter infantil. Ni… esa almibarada imagen del payaso que desde los años cincuenta se nos ha querido presentar.El motivo es sencillamente que históricamente y artísticamente el payaso sólo trabaja para un PÚBLICO (con mayúsculas), tratándolos a todos como adultos, lo sean o no, sin boberías ni simplezas. Como diría Georges Orwell, “el payaso es algo más que la simple diversión, que es la felicidad de los que no pueden pensar”.

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