Sony retira el ERE a cambio de congelación salarial y flexibilidad laboral

El mismo trágala de siempre

El acuerdo entre la dirección de Sony y UGT y CCOO (gracias al cual la multinacional nipona retirará el ERE que amenazaba al 25% de la plantilla a cambio de que los trabajadores acepten más congelación salarial y mayor flexibilidad laboral) es colocado como ejemplo de cómo mantener los puestos de trabajo a pesar de la crisis. ¿Debemos aceptar rebajar nuestros sueldos y soportar más «flexibilidad» laboral como único medio de no acabar en el paro? ¿O se trata del mismo trágala de siempre, impuesto por los monopolios extranjeros y refrendado por el gobierno?

Sony había resentado un ERE –que como todos los demás, el gobierno se disponía a aceptar- que suponía el despido de 275 trabajadores, el 23% de la plantilla de la factoría barcelonesa de Viladecavalls. Tras un mes de negociaciones, los sindicatos mayoritarios –UGT y CCOO- y la multinacional nipona han alcanzado un pacto –calificado por el responsable de Sony en España como “un pequeño milagro y un ejercicio de responsabilidad”- que aleja, por el momento, la amenaza del ERE. El acuerdo obliga a los trabajadores a aceptar trabajar más horas, congelar el sueldo durante dos años, más flexibilidad en la producción –sometiendo a los trabajadores a los turnos y condiciones que la empresa decida-, y externalizar la actividad logística –sustituyendo así puestos de trabajo fijos por otros precarios-. El pacto entre empresa y sindicatos incluye hasta 93 bajas incentivadas, que no será sustituidos por nuevos trabajadores, y aunque dejan mejores condiciones que un despido destruyen igualmente esos puestos de trabajo. Sony ha utilizado la factoría de Eslovaquia (junto con la Viladecavalls las únicas plantas de producción que la multinacional eléctrica mantiene en Europa, y donde existen sueldos más bajos y peores condiciones laborales que en la factoría catalana) como un arma de chantaje hacia los trabajadores. Además, dentro del acuerdo se incluyen ayudas a la innovación que la Generalitat catalana se ha comprometido a entregar a Sony. Para la multinacional nipona el acuerdo es un negocio redondo. Obliga a los trabajadores a trabajar más cobrando menos, se deshace de 93 puestos de trabajo, y recibe importantes subvenciones públicas que le permitirán incrementar la productidad, y con ello los beneficios. ¿Qué recibimos a cambio? Una promesa, que dados los precedentes vale muy poco, de mantenimiento de los puestos de trabajo. Estamos hartos de ver como los monopolios extranjeros, después de haberse embolsado las ayudas públicas y rebajado el sueldo a los trabajadores, vuelve a presentar EREs o anunciar despidos. ¿El ministerio de Industria o la Generalitat van a imponer mecanismos que obliguen a Sony a cumplir el acuerdo, pagando fuertes indemnizaciones y devolviendo las ayudas concedidas en caso contrario? ¿Por qué los sindicatos, en lugar de aceptar por sistema la congelación salarial como medio para mantener el puesto de trabajo, no presentan un plan integral de reindustrialización, que incluya una mayor capacidad de decisión de los trabajadores en la gestión? ¿Por qué la Generalitat no emplea las millonarias ayudas concedidas a Sony en generar un tejido productivo autónomo, que no esté en manos de los monopolios extranjeros?

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