«La prueba, las tensiones en el Euribor se refuerzan. Sobre todo, la liquidez depositada día a día en la ventanilla del BCE aumenta de record en record. Como vulgares ahorradores deseosos de poner sus economías a resguardo, los banqueros hacen todas las tardes cola ante la sede del banco central para depositar su tesorería y vuelven por la mañana a buscarla.»
No es evidentemente la generosidad de los intereses ofrecidos or el BCE lo que les atrae. A pesar de las medidas de urgencia tomadas por la Unión y el BCE para atajar la crisis de la deuda soberana, los grandes bancos del continente desconfían a todas horas de las entidades de crédito más expuestas a las obligaciones de los Estados, empezando por aquellas salidas de los famosos “PIIGS”. (LES ECHOS) DER SPIEGEL.- Confianza es la palabra clave de la política de hoy en día, y la confianza en la política se ha convertido en un recurso muy escaso en Alemania. La gente busca constantemente restaurar la confianza, reforzando o aumentando la misma. La escasez es un problema. De hecho, actualmente hay tres crisis de confianza que afectan a la política alemana. Francia. Les Echos El miedo de los bancos François Vidal Los 750.000 millones de euros del plan de rescate europeo no han sido suficientes para traer la calma a la banca europea. Un mes después del anuncio de esta iniciativa histórica, la confianza no ha vuelto al mercado interbancario. Peor aún, los bancos del Viejo Continente desconfían cada vez más de prestarse dinero entre ellos. La prueba, las tensiones en el Euribor se refuerzan. Sobre todo, la liquidez depositada día a día en la ventanilla del BCE aumenta de record en record. Como vulgares ahorradores deseosos de poner sus economías a resguardo, los banqueros hacen todas las tardes cola ante la sede el banco central para depositar su tesorería y vuelven por la mañana a buscarla. No es evidentemente la generosidad de los intereses ofrecidos por el BCE lo que les atrae. Al 0,25%, el rendimiento es de lo más modesto. No, cuando los banqueros se dedican a privilegiar una colocación poco remuneradora, es porque tienen miedo de perder su capital. Y esto es precisamente lo que está ocurriendo. A pesar de las medidas de urgencia tomadas por la Unión y el BCE para atajar la crisis de la deuda soberana, los grandes bancos del continente desconfían a todas horas de las entidades de crédito más expuestas a las obligaciones de los Estados, empezando por aquellas salidas de los famosos “PIIGS”. Mientras tanto, un vencimiento de talla se acerca. El 30 de junio, la industria deberá devolver colectivamente 440.000 millones de euros tomados prestados hace un año del BCE. Con el riego de hacer caer drásticamente no sólo el nivel, sino también el vencimiento de la liquidez disponible. Lo cual reforzará la presión sobre los más débiles. Y también elevará el coste de la refinanciación de todo el sector. Y, al final el coste de los créditos para las empresas. Se comprende así mejor porque desde hace algunos días está creciendo la presión sobre el BCE para que reinyecte de una u otra manera liquidez en el sistema. LES ECHOS. 8-6-2010 Alemania. Der Spiegel Jugándose la confianza de los votantes Roland Nelles Con el importante plan de ahorro dado a conocer el lunes, la canciller Angela Merkel ha demostrado que el gobierno alemán está haciendo finalmente lo que fue elegido para hacer: gobernar. Pero la coalición se enfrenta a una crisis masiva de confianza. Tendrá que recuperar esa confianza, o arriesgarse a perder las próximas elecciones. El difunto sociólogo alemán Niklas Luhmann define la confianza como un "mecanismo para reducir la complejidad social". En lenguaje llano, esto significa que tenemos que poner nuestra confianza intuitiva en otros, porque el mundo que nos rodea se ha vuelto complejo y en rápida evolución. Pero necesitamos algo a cambio: aquellos en quienes depositamos nuestra confianza también deben actuar en nuestro nombre y en la forma que esperamos. Confianza es la palabra clave de la política de hoy en día, y la confianza en la política se ha convertido en un recurso muy escaso en Alemania. La gente busca constantemente restaurar la confianza, reforzando o aumentando la misma. La escasez es un problema. De hecho, actualmente hay tres crisis de confianza que afectan a la política alemana. La primera crisis de confianza es general entre los políticos y los votantes. La gente se ha ido alejando. La oposición puede estar celebrando el hecho de que al gobierno alemán –compuesto por los conservadores de la canciller Angela Merkel, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), su partido hermano bávaro la Unión Social Cristiana (CSU) y el pro empresarial Partido Democrático Libre (FDP)– le está yendo tan mal. La política como un todo, sin embargo, ha sufrido como consecuencia de los acontecimientos de los últimos meses. La crisis del euro, la crisis de los mercados financieros y la reciente dimisión del presidente de Alemania, Horst Köhler, han dejado a muchos votantes confundidos. ¿No es la prevención de este tipo de problemas la primera obligación de nuestros representantes elegidos? ¿Y como puede ser que el presidente de Alemania deje el cargo en medio de una situación tan desesperada? ¿Y por qué, entre toda la gente, ha sido seleccionado un incoloro soldado de infantería de la CDU como candidato del gobierno para el cargo de presidente? Estas son las preguntas que actualmente se hacen los votantes. Y las respuestas que dan a cada una de ellas son similares: los políticos de Alemania son los culpables. Es una respuesta exagerada y demasiado general. Pero el sentimiento, sin duda, existe. Es la única forma de poder explicar el hecho de que los conservadores y el FDP están cayendo en las encuestas de opinión y también el hecho de que, paradójicamente, el principal partido de oposición, los socialdemócratas de centro-izquierda, no hayan podido beneficiarse de la caída de popularidad del gobierno. La segunda crisis es de confianza entre el gobierno y el pueblo. Al comienzo de su mandato, los conservadores y el FDP hicieron una serie de grandes promesas que no podían cumplir. Alentaron la perspectiva de una reforma fiscal, pero no tenían dinero para pagarla. Se dio lo equivalente a un reparto entre los grupos de presión y, al hacerlo, aumentó más el gasto del gobierno. Actuaron como si todo estuviera bajo control, y todas las decisiones importantes se retrasaron hasta después de una elección estatal clave en Renania del Norte-Westfalia. Para no hacerlo más largo: se jugaron y perdieron una cantidad considerable de confianza. Ahora el gobierno quiere recuperar esa confianza. Quiere ser responsable, confiable y serio. Ha dado un primer paso con el paquete de nuevos ahorros. Por supuesto que nadie puede discutir o debatir el mérito de cualquiera de las medidas de austeridad una a una – y cuando se trata de ese tipo de debate, los alemanes y sus sindicatos son campeones del mundo. Que así sea. Lo que importa al final del día, sin embargo, es que este gobierno está haciendo algo. El lunes, comenzó a gobernar, ocho meses después de que fue elegido. Por fin. También está claro para todos que el verdadero trabajo está por venir. Hasta ahora, todo lo que se ha anunciado son sólo las líneas generales de un plan, muchos detalles ni siquiera se han tratado todavía. Y el ahorro previsto podría erosionarse rápidamente si caen en manos de los grupos de presión antes de ser aprobados por el parlamento alemán. Y ese será el reto para gobierno de coalición de la Canciller Merkel: sólo podrá recuperar la confianza si realmente sigue adelante con las medidas que ha anunciado. Eso nos lleva a la tercera crisis de confianza, la que existe entre los partidos que gobiernan entre ellos mismos. Este gobierno de coalición es su peor enemigo. Los líderes políticos de los partidos de gobierno de Alemania se dirigen entre sí el tipo de calificativos utilizados en un patio de escuela –o peor aún– cuando los micrófonos se apagan. La crisis de confianza entre el gobierno y el pueblo está acompañada por una crisis de confianza entre los mismos políticos. La CDU, la CSU y el FDP están luchando por la confianza del pueblo, cada uno en su propia casa, pero nunca juntos. Este gobierno no está jugando como un equipo. Si el entrenador del equipo nacional de fútbol alemán, Jürgen Löw, tuviera que resolver una asunto así en el Mundial de Sudáfrica, estaría en un estado de pánico. La gran pregunta es si Merkel y sus colegas serán capaces de mantener estas crisis bajo control. Las previsiones no pintan bien. Los planes para las grandes reformas en las áreas de atención de la salud, el ejército alemán y el sistema fiscal aún no se han decidido. Estos temas proporcionan un montón de nuevo forraje para el conflicto. La próxima elección presidencial también podría crear nuevos problemas. Si, contra todo pronóstico, el candidato de Merkel, Christian Wulff, no sale elegido porque miembros del parlamento de la coalición de partidos se cambian en masa hacia el candidato de la oposición, Joachim Gauck, a continuación, los día del actual Gobierno podrían estar contados. Niklas Luhmann llama a la confianza "un pago anticipado con riesgo." Eso es algo que todos los votantes que ponen su confianza en un político deberían reconocer. Cualquier otra cosa sería ingenua. Pero la confianza de uno también puede ser traicionada. Cuando esto sucede, el político en cuestión es expulsado en las siguientes elecciones. Eso es lo que llamamos democracia. DER SPIEGEL. 6-8-2010