El poder de compra de los salarios cae un 2,7% en 2020

El mayor recorte del poder adquisitivo de los salarios en 45 años

España solo recuperará en 2023 el volumen de PIB -de creación de nueva riqueza- previo a la pandemia. Seremos el tercer país de la OCDE que más tarde en hacerlo, solo por detrás de Islandia y México. 

Pero las cicatrices que dejará la pandemia económica no van a repartirse “equitativamente”. Mientras la gran banca ha disparado sus ganancias hasta los 7.825 millones de euros en el primer trimestre de 2021, el poder adquisitivo de los salarios ha sufrido la mayor caída registrada en los últimos 45 años.

Según un informe publicado por Adecco -uno de los mayores monopolios europeos de trabajo temporal- el poder de compra de los salarios en España cayó, como media, un 2,7% en 2020. Esto significa que se ha retrotraído a niveles de 2003. Un salto hacia atrás de 15 años en unos pocos meses. Hay que remontarse casi cinco décadas, hasta 1976 -con el impacto de la crisis del petróleo en España- para encontrar una caída similar.

¿Qué supone esto para los trabajadores, para nuestros bolsillos?

El año pasado se pagaron en salarios 25.000 millones menos que en 2019. Que hemos dejado de percibir los trabajadores.

Se corresponde casi exactamente con el volumen en que ha disminuido la renta disponible bruta de los hogares durante el pasado año: 24.406 millones de euros menos.

Y esta es una media. En muchos sectores y familias el hachazo ha sido todavía mayor. Los salarios pagados por las empresas privadas bajaron en 2020 un 8,43%, casi el triple de la media nacional. Y para muchos trabajadores temporales, que han sido despedidos, el recorte salarial ha sido del 100%.

Según Fedea -Fundación de Estudios de Economía Aplicada- ocho millones de personas han perdido renta desde el inicio de la pandemia. Es casi uno de cada cinco españoles. 

Se incluyen en esta estadística los trabajadores que han estado, o continúan estando, en ERTE. No han perdido su empleo, pero han percibido el 70% de los ingresos que antes tenían. Esa reducción del 30% es incompatible en muchos casos siquiera con hacer frente a los pagos más básicos -alquiler, hipoteca, luz…-.

Y también al millón de empleos destruidos en las primeras semanas de la pandemia, la mayor destrucción de puestos de trabajo en un periodo de tiempo breve. En su inmensa mayoría trabajadores temporales que fueron despedidos, y no tuvieron opción de acogerse a ningún ERTE.

¿Estamos solo ante un nocivo efecto de la pandemia? No. Claro que los confinamientos han afectado a la economía. Pero si España es el país desarrollado donde más han caído los salarios no es por “causas naturales”. Se han descargado las pérdidas de la pandemia sobre las espaldas de los trabajadores y de las familias de las clases populares. 

Lo que ahora preparan es que los efectos de la recuperación económica, que llegará cuando se extienda la vacunación y se pueda recuperar la actividad, sea todavía más desigual. Recuperaremos, en 2023, los índices de 2019… pero en esa suma los salarios pesarán menos, se habrán visto recortados, mientras aumentarán los beneficios de bancos, multinacionales o capital extranjero.

Ese es el llamamiento de la Comisión Europea, cuando exige que no se derogue la reforma laboral de Rajoy. O del Banco de España, cuando reclama que el coste del despido se reduzca a la mitad, o que fijos y temporales se equiparen a la baja. 

Es el momento de exigir que la factura de esta crisis no se nos vuelva a cargar a la mayoría a través de un recorte de los no muy elevados salarios que percibimos. La receta para que haya una mayor recuperación y sea más justa es exactamente la contraria: redistribuir la riqueza, elevando los salarios y rentas de la población para que de verdad nadie se quede atrás, y para que la demanda sea un motor económico.

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