El Gran Hermano flexiona los músculos

«El general Ma Xiaotian, subjefe del Estado Mayor General del Ejército Popular de Liberación, y Qin Gang, portavoz de la cancillerí­a, se han pronunciado recientemente en contra de que buques de guerra extranjeros entren y aeronaves militares pasen por encima del Mar Amarillo o en cualquier otra área cercana a la costa, ya que constituyen una amenaza para la seguridad de China.»

EE.UU. y Corea del Sur dicen que el USS George Washington fue arte del ejercicio para "disuadir" a la RPDC. Pero el ejercicio se llevó a cabo en el Mar Amarillo, la puerta de entrada a China, y llevar a cabo misiones de reconocimiento en estas aguas podría haber sido parte de la agenda de EEUU. Los portaaviones de propulsión nuclear de Estados Unidos poseen fuertes capacidades de detección y alerta, y pueden obtener información militar importante. En una palabra, con independencia de lo que el ejercicio militar tuviera como objetivo, es una amenaza para China. (CHINA DAILY) LA JORNADA.- La información proporcionada ayer por la Procuraduría General confirma la exasperante improvisación con la que se emprendió, hace tres años y medio, la guerra en curso contra la delincuencia organizada: con corporaciones policiales infiltradas por aquellos a quienes se pretende combatir, con aduanas incapaces de detener el abasto de armas a la criminalidad –desde pistolas hasta misiles y artillería ligera–, con un sistema financiero por el que pasa, con propósitos de lavado, el grueso de las ganancias de las actividades ilegales, con cárceles fuera de control oficial, sin una tarea previa de inteligencia y, por tanto, sin una idea clara de los desafíos a los que habría de enfrentarse el poder público. Es claro que, en tales circunstancias, ganar una guerra como la emprendida por la administración calderonista es lisa y llanamente imposible. China. China Daily El Gran Hermano flexiona los músculos Luo Yuan EEUU no debe sostener ejercicios militares cerca de China para "disuadir" a la República Democrática Popular de Corea (RPDC) porque amenaza los derechos territoriales de Pekín El general Ma Xiaotian, subjefe del Estado Mayor General del Ejército Popular de Liberación, y Qin Gang, portavoz de la cancillería, se han pronunciado recientemente en contra de que buques de guerra extranjeros entren y aeronaves militares pasen por encima del Mar Amarillo o en cualquier otra área cercana a la costa, ya que constituyen una amenaza para la seguridad de China. Su objeción está justificada. Refiriéndose a la seguridad de China, el Presidente Mao Zedong dijo una vez que “otros no roncan al lado de una persona dormida”. China tiene que alarmarse cuando otras potencias muestran su poderío militar cerca de su territorio. ¿Permitiría EEUU a China llevar a cabo ejercicios militares con países vecinos en el Golfo de México? Como dice la regla de oro de la ética de la reciprocidad, "No hagas a otros lo que no quisieras que te hagan a ti". Desde una perspectiva de pensamiento estratégico, una cuestión crucial es leer los peligros antes de que aparezcan. Debemos prepararnos para lo peor y luchar por el mejor resultado. La oposición de los chinos al ejercicio militar conjunto de los Estados Unidos y la República de Corea (RDC) en el Mar Amarillo está más que justificada. China necesita clarificar su balance estratégico para evitar malentendidos o errores de juicio. Geográficamente, el mar Amarillo es la puerta de entrada a la región de Beijing-Tianjin-Hebei, que tiene importantes implicaciones de seguridad para la Cuenca del Mar de Bohai, una importante zona económica en China. La historia habla de una guerra entre las armadas china y japonesa en el Mar Amarillo en 1894, cuando la flota Beiyang tenía su sede en Weihai, provincia de Shandong. Los dolorosos recuerdos de la guerra hacen de estas aguas una zona muy sensible para China, que espera que no será violada por potencias extranjeras. Los informes de prensa dicen que el teatro de las maniobras conjuntas Estados Unidos-Corea del Sur están a sólo 500 kilómetros de Beijing. Considerando que el súper portaaviones de propulsión nuclear USS George Washington tiene un radio de acción de hasta 600 kilómetros, y las aeronaves que transporta pueden alcanzar una velocidad de 1.000 kilómetros por hora, el ejercicio conjunto está peligrosamente cerca del umbral de seguridad de China. En materia de seguridad de la península de Corea, el Consejo de Seguridad ha emitido una declaración condenando el hundimiento de la corbeta de la República de Corea, Cheonan, pero ha pedido a todos los actores involucrados –incluyendo a EEUU, la República de Corea y la República Democrática Popular de Corea (RPDC)– que actúen con moderación en esta cuestión. El incidente hizo aumentar las tensiones en la península, pero el ejercicio militar conjunto en el Mar Amarillo ha creado más problemas para la región en lugar de resolverlos. China ha declarado solemnemente su postura de mantener buenas relaciones internacionales, y unas relaciones militares especialmente buenas, por el bien de su relación con los EEUU y porque siempre ha trabajado duro para garantizar un buen desarrollo de las relaciones bilaterales. Aunque el general Ma ha dicho que el secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, será bienvenido en China en un momento más apropiado, ha señalado tres grandes obstáculos en las relaciones sino-estadounidenses. La primera es la venta estadounidense de armas a Taiwán. La segunda es la entrada de barcos militares de EEUU en los mares del Este de China y de China Meridional y el vuelo de sus aviones sobre ellos. Y el tercero es la retirada de hasta 12 actos de intercambio militar entre China y EEUU por la American National Defense Authorization Act de 2000 y la Enmienda de Demora. Ahora el ejercicio militar conjunto EEUU-República de Corea ha creado más obstáculos, no sólo por el envío de un súper-navío de propulsión nuclear, sino también por la presencia de sus buques de guerra, aviones militares, submarinos de propulsión nuclear y el destructor de misiles guiados Arleigh Burke-clase en el ejercicio conjunto. China ha reaccionado de manera diferente a la presencia de portaaviones de EEUU en diferentes lugares, épocas y propósitos. En 1994, China reaccionó enérgicamente a la entrada del USS Kitty Hawk en su frontera marítima. Pero cuando el USS George Washington visitó Hong Kong el año pasado, le dio la bienvenida con gusto. EE.UU. y Corea del Sur dicen que el USS George Washington fue parte del ejercicio para "disuadir" a la RPDC. Pero el ejercicio se llevó a cabo en el Mar Amarillo, la puerta de entrada a China, y llevar a cabo misiones de reconocimiento en estas aguas podría haber sido parte de la agenda de EEUU. Los portaaviones de propulsión nuclear de Estados Unidos poseen fuertes capacidades de detección y alerta, y pueden obtener información militar importante. En una palabra, con independencia de lo que el ejercicio militar tuviera como objetivo, es una amenaza para China. EE.UU. ha barajado la teoría de "amenaza china" desde hace algún tiempo. Pero este ejercicio militar conjunto demuestra una vez por todas que es EEUU, y no China, quien representa una amenaza para el mundo. Afortunadamente, según el general Ma, las comunicaciones entre los departamentos de defensa de China y EEUU no han cesado. Esperemos que las dos partes establezcan más mecanismos para mejorar la comunicación y negociación, lo que ayudaría a EEUU a comprender mejor la situación de China y respetar sus intereses de seguridad y preocupaciones. Los dos países tienen que manejar sus relaciones adecuadamente para evitar que la crisis se les vaya de las manos. CHINA DAILY. 31-7-2010 México. La Jornada Extrema debilidad del Estado La Procuraduría General de la República (PGR) afirmó ayer que la masacre de 17 personas perpetrada el pasado 18 de julio en la quinta Italia Inn, en Torreón, en la que también fueron lesionadas otras 18, fue cometida por prisioneros del Cereso 2 de Gómez Palacio, Durango, quienes, a decir de la vocería de la dependencia, son responsables también de otros asesinatos colectivos cometidos en el curso de este año en la ciudad coahuilense: por las noches, “los reclusos cumplían venganzas por encargo utilizando vehículos oficiales y las armas de los custodios para las ejecuciones”. Esta revelación es indicativa del abismo en el que se encuentran las instituciones públicas encargadas de procurar e impartir justicia y de garantizar la seguridad pública. En cualquier país, el control de las cárceles por el Estado es una condición básica y primaria para la vigencia de la legalidad, no sólo porque en ellas se castigan, conforme a derecho, las violaciones a las leyes, sino también porque en ellas se sitúa a los individuos peligrosos para la sociedad. Si las prisiones escapan al imperio de la ley, resulta imposible hacer efectivo el principio de readaptación social y se niega a la población la seguridad frente a quienes la amenazan. Sin embargo, en el México actual el sistema penitenciario oscila entre una corrupción escandalosa, que garantiza libertad de acción a quienes no debieran tenerla, y prácticas y circunstancias violatorias de derechos humanos como cobro de servicios, venta de protección, desatención médica y tortura. Los motines que ocurren en las prisiones nacionales con frecuencia y violencia alarmantes son el síntoma inocultable del desastre en el que se encuentra el conjunto de establecimientos carcelarios en el país. Por otra parte, la información proporcionada ayer por la PGR confirma la exasperante improvisación con la que se emprendió, hace tres años y medio, la guerra en curso contra la delincuencia organizada: con corporaciones policiales infiltradas por aquellos a quienes se pretende combatir, con aduanas incapaces de detener el abasto de armas a la criminalidad –desde pistolas hasta misiles y artillería ligera–, con un sistema financiero por el que pasa, con propósitos de lavado, el grueso de las ganancias de las actividades ilegales, con cárceles fuera de control oficial, sin una tarea previa de inteligencia y, por tanto, sin una idea clara de los desafíos a los que habría de enfrentarse el poder público. Es claro que, en tales circunstancias, ganar una guerra como la emprendida por la administración calderonista es lisa y llanamente imposible: que la estrategia de correcciones sobre la marcha ha multiplicado el costo humano, social y material del empeño del gobierno y que la reprobación de la sociedad a una guerra que no va a ningún lado se incrementa en forma proporcional al crecimiento de su saldo negro: cerca de 25 mil muertos en tres años y medio, por citar sólo el dato más brutal. La coordinación entre las instituciones de seguridad pública de los distintos niveles de gobierno debió haber sido, pues, un requisito previo y no una consecuencia de la cruzada en curso contra la criminalidad, y en ese contexto el control pleno sobre las prisiones habría debido ser una condición de arranque para la guerra contra la delincuencia organizada. El discurso oficial insiste en exigir a la ciudadanía que se comprometa en tal empresa, pero con hechos como el divulgado ayer por la PGR resulta poco probable, por decir lo menos, que la sociedad se involucre en un conflicto armado en el que los bandos se fusionan y confunden hasta el punto de que ciudadanos inocentes son masacrados por internos de una cárcel con el arsenal de los custodios y con vehículos oficiales. En suma, el combate al crimen podrá ser una tarea muy cruenta, pero será, además, infructuosa en tanto no se emprenda antes el combate contra la corrupción en todas las dependencias gubernamentales, tanto en el ámbito nacional como en el de los estados y municipios. Porque, actualmente, ese fenómeno constituye la máxima debilidad del Estado ante la delincuencia. LA JORNADA. 26-7-2010

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